Sophie
Me quedo mirando el lienzo sin estar segura de que pintar. Tenga una presentación importante el próximo mes después de cinco años sin exponer mis pinturas. Lo he hecho, pero de manera anónima.
No me quejo de mi vida, me gusta la tranquilidad y la constancia; sin embargo, no dejo de preguntarme como hubiera sido hacer una gira mundial exponiendo mis pinturas en lugar de ayudar a mi madre a dirigir la escuela, vender pinturas bajo seudónimo y criar a mi hijo.
—¿Bloqueo de pintora?
Volteo y le sonrío a mi madre.
—Alicia quiere que revele mi identidad al mundo y desea que lo haga con una pintura que desborde sentimientos. Dijo que las últimas son algo frías. Se venden porque son buenas, pero quiere algo espectacular.
—Sophie, no puedes forzar la mente. Si quieres pintar con sentimientos debes sentir y tal vez sería más fácil si hicieras algo además de ocuparte de Luke y trabajar. No sé, como salir a bailar, tener una cita o lo que sea.
—¿Tan aburrida soy?
—Un poco.
—Las madres matarían por hijas tranquilas y responsables como yo. Tú eres rara. ¿No te alcanza con Cassie?
Reímos.
—Es cierto, nunca fuiste fan de salir. Tu padre y yo no teníamos que preocuparnos porque regresaras a casa ebria o temer recibir una llamada diciendo que estás presa.
—No deseo tener citas. Soy muy mala eligiendo hombres y es complicado teniendo un hijo de cuatro años. Los hombres huyen.
—Esos no valen la pena. ¿Quieres ir a cenar a casa? A tu padre le gustará verte. Dice que te veía más cuando vivías en París.
—Exagera—abandono la pintura—. Hoy no puedo. Debo pasar por la galería a hablar con Alicia y le prometí a Tyler cenar con él luego de la insistencia de Luke. Mañana puedo.
—Bien. No insistiré.
Me cambio de ropa, me despido de mi madre con un abrazo y dejo la academia con dirección al jardín de infantes donde asiste mi pequeño Luke.
Mi amiga Jennifer dice que cometí un error al regresar a Londres, dejando todo lo que había logrado en París y criar a mi hijo aquí. Ella piensa que podría haber tenido la carrera de pintora y ser madre al mismo tiempo si hubiera hablado con mi agente en aquel momento en lugar de irme sin mirar atrás.
Yo sé que no hubiera podido. No con Ragnar en París y siendo testigo de su vida de mujeriego mientras yo me ocupaba de nuestro hijo.
No dejé todo por Ragnar, lo hice por Luke, para que creciera en un buen ambiente familiar rodeado de amor y estoy segura de que hice lo correcto.
Le dije a Ragnar sobre mi embarazo una semana después de haberme ido de París, le envié un correo porque no tenía deseos de escuchar su voz ni de verlo, y su respuesta dejó claro que no estaba interesado en nuestro hijo, sino en seguir acostándose con su asistente.
No importa. He contado con el apoyo de mi familia y de mi amiga Jennifer. Luke ha crecido feliz rodeado de amor y de personas que se preocupan por él, eso es todo lo que importa.
Una vez preguntó por su padre, hace un par de meses en su cumpleaños número cuatro, le dije que eligió no formar parte de nuestras vidas y no preguntó más nada.
Cuando sea mayor le diré lo que pasó de verdad y dejaré que él lo busque si lo desea o no.
Mi madre biológica me abandonó, de mayor pude entender el motivo e incluso hablé con ella antes de mudarme a París y le di las gracias por haberme dejado con papá y con mi mamá Nina. De otra manera, no habría crecido siendo feliz. No volví a verla después de ese encuentro, no lo necesitaba, ella tampoco lo quería y lo comprendí.
Así como mis padres me enseñaron a no odiar a mi madre biológica, yo haré lo mismo con Luke.
Alejo mis pensamientos del pasado, saludo a la maestra y recibo a mi hijo con un abrazo.
—Hola, muñeco.
—Mamá, hoy jugamos a los pincipes y yo fui un pincipe.
Camino con él en brazos. Es pequeño para su edad y no pesa mucho.
—¿Ah sí? ¿Salvaste a la princesa?
—No me gustó ser pincipe. Me gusta ser superhéroe.
—Puedes ser ambos.
—¿Sí?
—Claro. Puedes ser lo que tú quieras—Luke sonríe—. Bien, ahora te portarás bien mientras pasamos por la galería y luego iremos a ver al tío Tyler.
—Genial.
—Tal vez puedas jugar al ajedrez con él. Yo soy pésima.
—No. Es abulido. Yo quiero jugar a la pelota.
—Ya veremos. Tu tío es de madera para los deportes que no sean virtuales.
De camino a la galería, Luke me cuenta de la obra de teatro que hará su clase. Él será un caballero porque no quiere ser príncipe.
Me gusta verlo entusiasmado, aunque su verdadero amor son los deportes. Puede pasar horas viendo cualquier deporte que involucre una pelota. También le gusta pintar, mas no demasiado.