Recordando como amar

Capítulo 2

Ragnar

Me mudé a Londres con la esperanza de encontrar a Sophie, pensaba buscarla y no creí que la vería tan pronto y que la encontraría más bella que antes. Viste con un simple pantalón negro, una remera ajustada blanca. Lleva el cabello largo y suelto que oculta parte de sus delicadas facciones en el rostro libre de maquillaje.  

Cuando la conocí tenía el cabello corto y utilizaba mucho el color negro. Su cuerpo de curvas delicadas fue lo primero que llamó mi atención, luego su personalidad tan desenvuelta y directa para decir las cosas.

La Sophie frente a mí ya no es una joven recién salida de la Universidad, es una mujer con curvas, seguridad y puedo decir que hasta frialdad en la mirada.  

Ella es la única mujer que amé en mi vida y perderla fue un choque duro contra la realidad. Supongo que creí que ella siempre estaría y estaba muy ciego para tener claro mis sentimientos y pensar en perderla.

Cuando supe que se fue de París y renunció a su gira sin explicación, me preocupé por ella y la llamé varias veces. Su hermano fue quien respondió y me dijo la clase de basura que era por acostarme con mi asistente saliendo con su hermana, luego pidió que me fuera a la mierda y me alejara de ella. Fue cuando comprendí que Sophie debió aparecer en mi departamento en el momento que estaba Noelle. Un estúpido error que cometí en un momento poco claro.

No me acosté con mi asistente y todavía no entiendo como llegué a ese punto. Ni siquiera recuerdo como aparecí en mi departamento. Sin embargo, lo que importó es lo que Sophie vio y se fue sin dejarme explicarle. Tuvo que pasar eso para perder a Sophie y darme cuenta lo que importante que era para mí.

Pensaba haberla olvidado y verla de nuevo demuestra que no es así. Algo se ha despertado en mí que creía desaparecido, algo que nunca sentí ni quise sentir con otra mujer.

—¿Ya se conocen? —pregunta Alicia.

—Sí—responde Sophie—. Nos conocimos en París. Él dirigía una de las galerías donde expuse mis pinturas tras graduarme de la Universidad.

«Y tuvimos una relación durante un año hasta que lo arruiné» digo para mí mismo en la cabeza.

—Oh que tonta, lo habías dicho, debí relacionarlo. Bueno, no importa, si ya se conocen es mejor.

—¿Cómo has estado, Sophie?

—Bien. Gracias—responde con seriedad y se gira hacia Alicia—. Debo irme, Ali.

—Claro, no hay problema. Yo pondré al tanto a Ragnar de todo… —el teléfono de Alicia comienza a sonar y se disculpa para atender—. Es mi esposo y odia que no lo atienda.

Ella nos deja a solas y por primera vez en mucho tiempo me quedo sin saber que decir. Ese efecto tiene Sophie en mí. Es la única mujer capaz de dejarme sin habla y eso fue un detalle que me asustó un poco.

—Parece que vamos a trabajar juntos de nuevo. He de admitir que no me sorprende saber que eres Lucy Gandall. Llegué a pensar que eras tú luego de ver las pinturas, creyendo reconocer tus pinceladas, pero no lo tomé como cierto. ¿Por qué pintas bajo seudónimo?

Mira para todos lados buscando escapar. Es obvio que ella no quiere hablar conmigo y solo desea irse. Eso me molesta y desilusiona. Mientras que yo he pensado en ella durante todo este tiempo, deseando olvidarla o tener el valor para buscarla, ella no desea verme y lo peor de todo es que no puedo culparla. La traicioné y no tuve oportunidad de explicarme y confesarle mis sentimientos.

—Quería un poco de anonimato y pintar sin presión. A partir del próximo mes ya no seré tan anónima.

—No deberías. Eres una pintora excepcional. Una de las mejores que he conocido. Una pena que lo abandonaras porque ahora serías una de las más reconocidas a nivel mundial. Petit pegó el grito en cielo cuando supo que te fuiste.

Sophie suspira.

—La gloria no es todo y a veces los planes cambian de forma inesperada. Tú sabes porque tuve que renunciar.

—No debiste. Que yo haya sido un imbécil, no quería decir que tiraras tus sueños por la borda.

—No los tiré, los pospuse y no me arrepiento. No te creas tan importante, no fue por ti. Es decir, tuviste parte de la culpa, pero la decisión fue mía—mira hacia atrás—. Debo irme.

—Espera, ¿quieres ir a cenar y ponernos al día? Digo, vamos a trabajar juntos.

¿Por qué me mira con tanto odio? Entiendo que la lastimé, pero han pasado cinco años. ¿Acaso no puede olvidarlo? Es obvio que no.  

Puede que la haya lastimado más de lo que pensé. No me gusta saber eso sin importar que signifique que me amaba. 

—Ragnar, no tengo deseos de cenar ni ir a ningún lado contigo. Apenas nos trataremos. Si Alicia no te lo dijo, soy pintora free lance. Hago cuadros, los traigo una vez al mes a la galería, ella elige, los vende y después me deposita el dinero. Hay personas que hacen encargos personales, ella me llama, me dice lo que quiere y yo digo sí o no, pautamos una fecha, entrego el cuadro a tiempo, me paga y listo. Tal vez hayamos ido a tomar un café alguna que otra vez, pero eso no va a pasar contigo.

Me acerco a ella, molesto porque no me quiere cerca.



#662 en Novela romántica
#259 en Chick lit
#209 en Otros
#91 en Humor

En el texto hay: romance, drama amor, paternidad inesperada

Editado: 04.06.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.