Recordando como amar

Capítulo 4

Sophie

—Esto es una pesadilla, papá. Se atrevió a decir que nunca le dije nada.

—¿Y estás segura de que el correo era de él? Es decir, ¿por qué diría que no sabía nada?

Recargo la barbilla en mis manos y exhalo aire, relajándome.

—No lo sé. ¿Crees que dice la verdad?

—Diga la verdad o no, tiene derechos sobre Luke. El juez no tomará en cuenta los correos. Al final sería tu palabra contra la de él y sin testigos que apoyen que se lo dijiste cara a cara, será peor para ti. Mi consejo es que hables con él y lleguen a un acuerdo sin peleas por custodia. Si él quiere hacerse cargo, no puedes negárselo.

Asiento, dándole la razón.

—¿Y si no es un buen padre? Ragnar me lastimó mucho.

Papá tira de mí hasta quedar sentada en su regazo y lo abrazo por el cuello como cuando era pequeña y buscaba su consuelo y contacto. A veces desearía volver el tiempo atrás y ser pequeña de nuevo.

—Lo que pasó entre él y tú es cosa de ustedes y Luke debe quedar fuera de eso. Yo personalmente quisiera matarlo y espero no cruzármelo, pero no puedes alejar a Luke porque crees que será un mal padre. Yo creía que no podría criarte y casi entro en pánico… Bueno, entré en pánico cuando apareciste de sorpresa, pero aprendí. Que Ragnar sea un mujeriego y le tema a los compromisos, no quiere decir que sea un mal padre. Sin contar que han pasado cinco años. Tú ya no eres la misma persona, puede que él tampoco.

—Estás de su lado.

—Estoy de tu lado, siempre ha sido así, mas debo ser un hombre racional. Aún quiero golpearlo por romper el corazón de mi pequeña.

Asomo una sonrisa.

—Bien. Hablaré con él. Gracias.

—Me alegra que sigas recurriendo a mí en tu etapa adulta.

—Te amo papá y eso no cambiará. Tendrás que seguir solucionando mis problemas.

El sonido de algo rompiéndose tiene el nombre de mi hijo en todas partes y mamá pegará el grito en el cielo.

Me levanto del regazo de papá y camino a la sala encontrando a Luke y Cassie juntando los pedazos de un jarrón de cerámica roto en el piso.

—Luke, te dije que tengas cuidado—coloco los brazos en jarra—. Cassie, se supone que debes vigilarlo para que esas cosas no pasen.

—No fui yo—dice Luke—. La tía Cassie fue. —la señala.

—Vaya, gracias por cubrirme las espaldas, hombrecito.

—¿Tratas de echarle la culpa a mi hijo, Cas?

Mi hermana se levanta con algunos trozos en su mano y le pide a Luke que se aleje.

—No. Trataba de que tu hijo no dijera nada y esconder la evidencia antes de que llegue mamá y nos recuerde que no debemos jugar con la pelota dentro de la casa.

—Entonces apresúrate—dice papá—, está a una cuadra con Tyler.

Miro a papá.

—¿Vas a cubrirlos?

—Es mi hija pequeña y mi único nieto. Tu madre si se dará cuenta de que ese jarrón no está. Mañana buscaré uno parecido, lo reemplazaré y listo.

Niego con la cabeza riendo, mientras yo tomo asiento en el sofá y papá ayuda a esconder la evidencia y limpian como si nada hubiera pasado.

El ruido de la puerta los hace correr, papá agarra a amado nieto y lo sienta en sus piernas. Todos sentados como si no hubiera pasado nada.   

—Ni una palabra sobre el jarrón o somos personas muertas. —exclama Cassie.

Mamá aparece en la sala seguida de Tyler que pasa directo a la cocina con las bolsas de las compras.

Me levanto, saludo a mamá con un abrazo y me hago a un lado para que salude a mi hijo.

—Hola, mi pequeño. —le dice a mi hijo.

—Abu, la tía Cas rompió tu jarrón. —señala la chimenea.

Ahogo una carcajada tapándome la boca, papá desvía la mirada de su esposa y Cassie abre la boca. No sé porque se sorprenden. Mi hijo no dice mentiras, ni cuando él hace macanas.

Mamá fija la mirada en Cassie.

—Fue un accidente porque estaba jugando con el pequeño buchón.

Mamá deja a Luke en el piso, quien se acerca a su amada tía Cassie.

—Me llamo Luke, no buchón.

Tyler ríe desde su lugar y levanta a mi hijo en el aire.

—No sabes cuanto te adoro, pequeño skywalker.  

—Arriba de nuevo, tío. Hazme girar.

—El tío está algo viejo para eso o tú estás más pesado. —Tyler hacer girar a Luke y este ríe a carcajadas.

—Les dije que no jueguen pelota dentro de la casa. Tienen un jardín enorme para correr, saltar, jugar y hacer lo que deseen—dice mamá mirándonos a todos—. No sé para que hablo. A veces me siento una pintura.

—Una pintura muy linda. —dice papá. Mamá lo fulmina con la mirada y camina a la cocina—. ¿Qué dije? ¿Fue algo malo?



#1100 en Novela romántica
#397 en Chick lit
#419 en Otros
#142 en Humor

En el texto hay: romance, drama amor, paternidad inesperada

Editado: 04.06.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.