Ragnar
Trato de controlarme para no perder los estribos, evitar viajar a Francia y asesinar a mi ex asistente.
No puedo creer lo que me dice Adam. En realidad si puedo creerlo, pero no puedo aceptarlo. Es una pesadilla. ¿Cómo fui tan idiota?
—Ragnar.
—Sigo aquí queriendo matarla.
—No solucionarías nada.
—Me perdí cuatro años de la vida de mi hijo, Adam. También la posibilidad de haber podido solucionar las cosas con Sophie. Posiblemente, hoy estaríamos casados y criando juntos a nuestro hijo.
—Sophie tendría que haber avisado de tu hijo en persona o asegurarse que recibieras el mensaje.
—Fue a decírmelo y me encontró en la cama con mi asistente. No puedo culparla por no querer escucharme después de que ella me advirtió sobre Noelle y me negué a escucharla pensando que eran celos. Sophie se quedó con mi supuesto correo y no tuvo motivos para dudar. Solíamos hablar bastante por correo. Yo pasaba más tiempo ahí que en el Whastapp y no pienso culparla a ella.
—Estuvieron juntos un año. Ella tendría que haber sabido que la familia para ti es importante y que tu madre te descuartizaría si dejabas embarazada a una mujer y no te hacías cargo.
Termino la cerveza de un trago y me arrimo a la ventana.
No, Sophie no lo sabía porque no hablamos nunca sobre ello, en eso ella tenía razón. No solía hablar de mi familia y en el año que estuvimos juntos apenas fui una vez a ver a mis padres. Muy diferente a ella que visitaba a su familia con regularidad.
Mantuve la distancia porque no quería involucrarme más de la cuenta y cuando me di cuenta de que estaba completamente enamorado de ella, fue el mismo día que ella me encontró con otra y se fue cargando un hijo mío en el vientre.
La culpa es mía. Por haber sido un maldito hijo de puta, no haber podido identificar mis sentimientos antes y ser sincero con ella.
Me perdí su embarazo, de ver crecer a mi hijo. No estuve sus primeras palabras, sus primeros pasos, sus primeros golpes.
—No lo sabía. Nunca fui muy abierto con mi vida. ¿Ahora qué hago? Todos estos años reclamándome a mí mismo por haber perdido a Sophie, soñando con encontrarme con ella y darnos una nueva oportunidad, y ahora sucedió y ella me odia.
—Lo siento mucho. No quiero decir que te lo dije, pero te lo dije. Te aconsejé que buscaras una nueva asistente porque la que tenías estaba loca. Te advertí sobre Sophie. Lo que hizo tu asistente estuvo mal y la culpa es tuya. Supe amabas a Sophie antes de que tú mismo te dieras cuenta y te advertí que tuvieras cuidado porque si lo arruinabas con ella, estarías jodido.
»Sophie no era como las otras mujeres con las que salías, esas que andaban detrás de ti como perritas en celos y aceptaban lo que le dabas, ella era independiente y tenía mucho respeto a sí misma. Tarde o temprano se habría ido de tu lado, ya sea porque lo arruinaras acostándote con otra o porque se cansara de ti.
—Lo sé. Me costó mucho lograr que saliera conmigo. No la valoré hasta que la perdí y la culpa es nada más que mía.
Ella me cautivó con su belleza, su cuerpo y personalidad única. Me presenté y apenas me prestó atención.
Me costó un mes lograr que saliera a cenar conmigo y tres meses después me pidió exclusividad y se la di porque no me importaba salir únicamente con ella. Sophie me complacía en la cama a pesar de su inexperiencia y podíamos hablar durante horas sobre arte.
Mis sentimientos eran un caos en ese momento y aunque no deseaba acostarme con otras, no podía evitar coquetear, solo para no aceptar mis sentimientos y evitar que Sophie se enamorara de mí.
Fracasé. No sé en que momento me enamoré de ella, pasó y en lugar de aceptarlo, seguí portándome como un patán hasta que todo terminó.
No me acosté con Noelle, no pude responder, no me atraía, no me sentía bien y en mi mente nada más estaba Sophie. La eché de inmediato en cuanto reaccioné, no tan rápido para evitar que Sophie nos viera y se fuera sin dejar explicarme.
A pesar de todo esa situación, y de que quiero matar a Noelle, la culpa es mía por no ponerle un alto antes y no haber aceptado mis sentimientos y exponérselos a Sophie.
—Ni que lo digas.
—Quiero estar en la vida de mi hijo.
—Y estarás. Estoy seguro de que Sophie no te alejará de él. No es esa clase de persona. Ella fue abandonada por su madre y estuvo lejos de su padre durante seis años. No alejaría a su hijo de su padre. Si lo hizo todo este tiempo fue porque pensó que tú no querías saber nada. Justo ahora necesita tiempo para asimilar la verdad.
Suelto un suspiro, apoyo la botella de cerveza vacía en la mesa y me siento en el sofá.
—¿Cómo qué fue abandonada por su madre? Si hablaba siempre con su madre.
—Me refiero a su madre biológica… ¿Nunca te contó su historia?
Hago memoria y debo admitir con vergüenza que no.
—Sé que su padre es un abogado muy importante, su madre tiene una escuela de arte y con ella comenzó a pintar. Tiene dos hermanos, uno que es adoptado que tiene su misma edad y una hermana pequeña. Nunca los conocí en persona.