Recordando Tu Amor

PRÓLOGO

Temer al amor es temer a la vida, 
y los que temen a la vida ya están medio muertos. —. 
Bertrand Russell.

-¿Val, Lista? -Me pregunta Lissie desde su convertible, regalo de navidad.

Levanté la mirada al cielo y me fijé en el espectáculo que se estaba presentando en ese momento. El atardecer en toda su gloria, colores rojos, amarillos y azules jugaban como una mezcla digna de una muy buena foto. Sentía que algo increíble iba a suceder.

-¿No ves que está en su modo "Dreamer"? -respondío Scott a mi lado.

-¡Pues Muévela! Ya vamos tarde por culpa de ustedes dos y estamos lejos -contestó una Lissie realmente exasperada.

Aunque ella no tiene la culpa de haber compartido cama ya tres días con "Andres".
Chicas, ustedes me entienden.

-Val, sabes que me encanta verte así, pero no quiero que me arranque las pelotas la menopausica del auto -dijo Scott mientras bajábamos las escaleras de mi casa.

Solté una risa disimulada. No quería que La Señorita Drama sospechara de su nuevo apodo.

-Está en sus días Scott. No ha cumplido los cuarenta aún. -Entramos al auto. Yo al lado de Lissie y Scott  atrás- Aunque a veces pienso lo contrario.

Lissie arrancó el auto aplastándo el acelerador cómo si su ex estuviera pisándonos los talones.

-¿De qué hablaban?

-Chistes de mejores amigos. Tu sabrás -Scott le regaló a Lissie una sonrisa torcida y a mi una mirada cómplice. 

-Saben que los chistes internos no están permitidos. Además, ¡Yo también soy su mejor amiga, par de ridículos! -Paramos en un semáforo en rojo y luego giramos a la derecha.

-Creo que es mejor que no preguntes Liss. Por la salud de Scott. Si lo amas, no le preguntes -dije.

Me pasé al asiento trasero por medio de las sillas en un descuido de Lissie.

-Sabia decisión -Acordó Scott- Ella está que mata a alguien y deseo que no seas tú. Tampoco yo, claro está. Pero sin ti es más que seguro que tendría que aguantarla con sus síndromes premenstruales, cólicos, borracheras... En fin. Tendría que lidiar con este desastre andante y eso es peor que la muerte.

-Creo que tú serás el primero en visitar la otra vida -dije mientras miraba por el retrovisor a la conductora.

Estaba con los ojos realmente abiertos mirando con excesiva rabia hacia Scott. Creo que si las miradas mataran, sus ojos hubieran salido literalmente como dos balas que le atravesarían la cabeza ahora mismo.

-Yo de ti me tiraba del carro ahora mismo antes de que nos mate a todos por no estar mirando al frente -dicho esto, Lissie miró al frente y siguió resoplando cual toro.

Estábamos en un silencio atemorizante durante más de veinte minutos cuando sonó un celular, pero nadie se atrevía a moverse por temor de una mirada asesina de la endemoniada al mando.

-¡¿Que ninguno piensa contestar?! -gritó Lissie, asustando incluso a los pasajeros de un bus que iba al lado del auto.

Scott y yo nos convertimos en las personas más torpes del mundo. Sin mentir, no sabía donde comenzaba mis manos y terminaban sus pies del despelote que se formó en el coche buscando el origen del sonido.

Al final dimos con el generador de estrés, que resultó ser el celular de Lissie.

Era una llamada. Desconocida.

Miré con extrañeza el número y le pasé el celular a Scott. El miró el número y se lo pasó a Lissie.

Ella medio miró el número y me lo volvió a pasar.

-¿Y qué se supone que haga con él? Es tuyo -le dije.

-Las personas que conducen no pueden hablar por teléfono. ¿En qué país vives Val? -Respondió Lissie mientras soltaba una carcajada.

Esta no tenía a Andrés. Andrés la tenía a ella. O realmente el calor de Los Ángeles le estaba derritiendo el sentido común.

Miré de nuevo el teléfono, deslicé el mini símbolo de celular hacia el verde y contesté.

-¿Hola? Elizabeth no puede contestar ahora pero habla con Valerie y le puede dejar su mensaje - dije.

Escuché una risa grave en el fondo e inmediatamente me quedé sin aire, el corazón se me subió a la boca y dejé de ver y oír todo a mi alrededor excepto la llamada.

-¿Ahora trabajas como contestadora? -dijo esa voz grave al otro lado del teléfono- Si lo hubiese sabido, hace mucho tiempo que estaría rompiendo este número a llamadas.

-¿Quien es? -preguntaron Lissie y Scott al unísono.

Los miré a ambos sin moverme en lo más mínimo.

-No. Puede. Ser -dijo Lissie mientras estacionaba el auto.

-No hay manera -replicó Scott y salió del auto.

Mientras todo esto sucedía, se hizo un silencio al otro lado de la línea. Sólo se escuchaba su respiración.

-Definitivamente es Thomas.

No. Definitivamente nada increíble iba a suceder ese día.




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