Recuérdame

Capítulo 9

Francia, 2013

 

 

     Despierto cuando escucho la alarma en mi teléfono. Tengo que buscar a tientas el aparato para apagar la alarma. Abro un poco los ojos para mirar la hora en la pantalla. Son las ocho en punto. La alarma que escuché fue la tercera de emergencia. Necesito un despertador más efectivo.

     Me levanto de un salto para darme una ducha. Treinta minutos después, estoy lista para salir. Mis padres siguen dormidos. No tengo tiempo para desayunar. Tendré que salir a comprar algo luego de abrir el negocio. Salgo de la casa y me monto en el auto blanco que madame Marie Claire me obsequió por mis veinte primaveras. Enciendo el motor, y cinco minutos después estoy frente al negocio. Agradezco a mi vehículo por ayudarme a llegar a tiempo cada vez que me quedo dormida.

     Han pasado cinco años desde la partida de Jacques, y el pueblo ha cambiado notablemente. Se construyeron más casas y más negocios. En lugar del pequeño consultorio médico ahora tenemos un hospital rural. Aunque aún se conserva el estilo rústico que caracterizaba a Le Village de Tulipes, nuestro pueblo comienza a convertirse en una ciudad en miniatura. Nos hacen falta algunos centros comerciales, pero hemos crecido tanto que nos comenzamos a acercar a la ciudad. 

     El salón de belleza también ha crecido. Ahora tenemos dos plantas y damos muchos más servicios. Madame Marie Claire y yo conseguimos sacar el negocio adelante tras su divorcio, aunque fue difícil al principio pues monsieur Montalbán amenazó con quitarle todos sus bienes si lo abandonaba.

     Madame Marie Claire es mi modelo a seguir.

     Luego de pelear con monsieur Montalbán, logró quedarse con todo el dinero que ella había ganado con su arduo trabajo. Tuvo que mantener su apellido de casada gracias a que todos sus negocios estaban a nombre de Marie Claire Montalbán y no quería hacer ningún tipo de trámite tedioso para cambiar su apellido. Usó gran parte de su dinero para mejorar nuestro salón de belleza e incluso financió negocios que otros vecinos quisieron abrir, como la tienda de mascotas del matrimonio Cacheux que terminó siendo una pequeña clínica veterinaria. Mi madre logró vender sus artesanías en Bordeaux y diariamente le llegan pedidos que le ayudo a terminar cuando ella está exhausta.

     La tienda de artesanías, Odile Artisanat, tiene una pequeña sucursal en el centro de Bordeaux y estamos pensando ampliar más nuestro negocio en otras partes de París, aunque eso signifique pensar en grande. A mis recién cumplidos veinticinco años soy la principal socia de madame Marie Claire y me encargo de las finanzas de nuestro negocio, de la clínica veterinaria y la tienda de artesanías. Madame Marie Claire me ha enseñado lo básico sobre administración de negocios pequeños y tengo la esperanza de poder mudarme a Bordeaux para abrir mi propia tienda.

     Trabajo sin descanso seis días a la semana. Atiendo el salón de belleza y cada tanto voy a verificar que todo vaya como una seda en la clínica veterinaria que, convenientemente, se encuentra cruzando la verbena. Madame Marie Claire no se cansa de decirme lo orgullosa que está de mi buen trabajo en el salón de belleza y ha comentado que, cuando llegue el momento, seré yo quien tome el control de todos los negocios que ella tiene en todo París.

     No sé cómo es que voy a convertirme en una empresaria si ni siquiera estudié una carrera universitaria, pero estaré encantada de ayudarle en todo lo que necesite. Después de todo, le debo mucho a madame Marie Claire. Estoy abriendo las puertas del negocio cuando veo llegar a nuestra nueva empleada, montada en su bicicleta.

     Su nombre es Claudine Durant, llegó al pueblo hace dos meses y la suya es toda una historia. Tiene dieciocho años y un embarazo de seis meses. Sus padres la dejaron a su suerte tras enterarse de que estaba esperando un hijo.

     Ella llegó un día a las puertas de nuestro negocio pidiendo que la dejáramos descansar dentro por un minuto. Madame Marie Claire la acogió en su residencia y se convirtió en otra hija adoptiva para ella. Se volvió nuestra empleada y es quien nos ayuda con el negocio. Tiene un talento nato para ser estilista. Creo que madame Marie Claire la contrató para que yo pudiera concentrarme en las finanzas. Claudine es incorregible, le hemos insistido hasta el cansancio en que me deje pasar por ella todas las mañanas en el auto para traerla al negocio, pero ella insiste en usar su bicicleta. Afortunadamente en el hospital nos han dicho que su bebé está en perfectas condiciones. Quiero a Claudine como si fuera una hermana, aunque lleva poco tiempo en el pueblo.

     De Jacques hace ya tiempo que no sé nada… Sigo perdidamente enamorada de él, a decir verdad. He intentado llamarle, escribirle, pero parece no querer responderme. Es como si me hubiera olvidado. Tengo que recordarme a mí misma que está estudiando para ser alguien en la vida. No debe tardar mucho en terminar la carrera de medicina, ¿cierto?

     Siento que las lágrimas amenazan con escapar de mis ojos y tengo que respirar profundamente para tranquilizarme. Aunque lo extraño muchísimo, no puedo permitir que su recuerdo empañe las responsabilidades que tengo ahora. Acaricio la sortija de nuestro compromiso con mis dedos e intento sonreír.

     Jacques volverá y nos casaremos.

     Lo prometió, y yo le creo.




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