Querida Zara...
Hoy pase a ”Fraggolatta” el lugar donde venden malteadas De todo tipo, te compre tu malteada favorita de Zarzamora con fresa, iba felizmente hasta llegar a tu casa.
Me abriste, me empezaste a alegar que cuál era mi problema y el porque había roto tu ventana, pero no comentaste nada de la carta.
Te entregue la malteada, la viste por varios segundos la tomaste y estuviste a punto de lanzarmela, me asuste mucho y gracias a ello tropecé conmigo mismo.
Reíste por varios minutos, y en aquellos momentos no me importaba que estuviera en el piso con dolor de trasero, si no, que te podía verte reír de nuevo.
Lo notaste y dejaste de reír, con eso me volviste a cerrar la puerta, pero ambos sabemos que no dejabas de ver aquella malteada con una pequeña sonrisa.
Pero lo que había importado, volvías a reír en frente de mi, no me importaba si hubiera sido de mi, me gustaba ver tu sonrisa y tú lo sabías mejor que nadie.
¿Lo recuerdas?
—Luke.
P.D. Ahora que lo veo bien, mis pantalones se rompieron por la caída, ¿Conoces algún lugar donde puedan arreglarme el pantalón? Y si es así, házmelo saber...