Recuérdame.

Capitulo 12 El jefe.

Leyla.

Agradecía enormemente que Gael haya estado ocupado con los preparativos del evento de la empresa. Puesto que eso me había dado tiempo de buscar por internet acerca de él, era una tonta por no haberlo hecho antes, resulta que su empresa era nueva, pequeña y emergente, se había fundado hace cuatro años, su presidente Gael Hidalgo había luchado para que compitiera contra grandes empresas de telecomunicaciones y había logrado mucho, competía con muchas. Al parecer era un genio.

Casi no nos habíamos visto, y eso era lo mejor, para mí por lo menos, el beso con Gael, aunque me gustó e hizo sentir muchas cosas, fue nuestro primer beso de verdad, por lo menos para mí lo fue, en cambio el que nos dimos con Jeremías, aunque breve, era tal y como lo recordaba, me recordó muchas cosas y me hacía sentir una persona horrible.

¡Estaba casada maldición! No debía sentirme así.

Gael desde ese día se volvió más atento, me enviaba mensajes lindos, me regalaba chocolates y me llevaba a la empresa, quería hacerse más cercano, también presentía que quería besarme pero yo le rehuía. Me sentía miserable. Estaba confundida y no quería confundir a nadie.

En cuanto Jeremías, también seguía enviando flores, o bien me retiraba unos minutos después que Jimena para poder desecharlas, no las del mismo día pero sin las del día anterior haciendo malabares para que nadie las vea, o le pedía a Arlín que me ayude a tirarlas, eso me agotada, jugábamos al gato y al ratón, pero lo bueno de todo era que no lo había cruzado más por los pasillo, ni en el almuerzo, más bien lo esquivaba.

El viernes día de la fiesta, en la empresa era todo un verdadero caos, la celebración era de gala en un complejo muy importante, si bien las invitaciones nos habían llegado con tiempo al acercarse la hora todos los empleados se sentían nerviosos, jamás en la historia de la empresa se había realizado un evento así, por lo menos eso me habían mencionado, pero lo novedoso era que se realizaría con otra empresa, si bien para fin de año se hacía una reunión donde nos juntaban a todos los empleados como cierre laboral, comíamos y nos relacionamos con las caras visibles de la empresa, pero nada tan importante como esta, puesto que los jefes de los jefes estarán allí.

—¿Sabes que vas a ponerte? —le pregunté a Jimena.

—Sí, me compré un elegante vestido, me dolió porque no volveré a usarlo pero no podía hacer otra cosa. ¿Y tú?.

—Sí —busqué en el clóset y si bien tenía ropa de calidad, ningún vestido de Cóctel —, recuerda que Gael me había invitado al suyo un tiempo antes, así que me compró uno, yo lo elegí pero lo pagó él —reímos.

—Seguro no tuvo tiempo de comprarte uno él mismo —sus palabras siempre demostraban que lo conocía muy bien, me pregunto si yo también lo hacía.

—No en realidad, aunque insistió me negué, no sabía cuán bueno era eligiendo, tenía miedo de sus gustos —explico sincera caminando por el pasillo.

—Creeme es magnífico —aseguro —, buena parte de tu guardarropas la escogió él —sabía muchas cosas de él que me intrigaban.

—¿Y ustedes cómo se conocieron? —interrogo, no me agradaba tanta familiaridad con mí marido.

—Por ti, mientras ustedes salían, Arlín y yo salíamos con ustedes y pegamos buena vibra y nos hicimos amigos —demostraba no tener dobles intenciones, si los tuviera seguro Arlín me lo hubiese referido, me tranquilice.

—Puedo saber porque Arlín y tú dejaron de ser amigas —me intrigaba mucho, Arlín me dio una respuesta escueta, hago la pregunta como quien no quiere la cosa. Entramos a la oficina y mientras ella se acomoda en su puesto seguimos conversando.

—Porque no le preguntas a ella —no me gustaba su tono, o sea, no era grosero pero dejaba entrever algo que no entendí, realmente no la conocía y eso me hacía no captar ciertas indirectas.

—Lo hice, pero no sé porque siento que no me dice todo la verdad, no creo que te hayas enojado porque le saqué el chico que le gusto a ella y tú hayas elegido un bando, no era de tu incumbencia —eso era lo que Arlín me había contado, quería saber el trasfondo.

—¿Eso te dijo? —su semblante se endureció y dijo algo por lo bajo que no logré entender, solo afirmé con la cabeza —, vaya —hace un gesto de desaprobación —, no fue por eso, fue porque se estaba acostando con mí novio, un día fui a darle una sorpresa y la que se llevó una fui yo, y con mí mejor amiga.

—Wau —eso es muy intenso —, lo siento —articulo sincera —,ella me contó otra cosa —expliqué asombrada, desde que la conozco a Arlín jamás había hecho una cosa así.

—Ella te cuenta lo que quiere —dice muy molesta —, por eso te pido que tengas cuidado con ella —la entendía pero a mí no me había hecho nada, no podía tomar partido de un asunto ajeno. Ella había sigo mí amiga desde el kínder y jamás me había fallado.

—Mira, entiendo que estés herida, y te agradezco mucho por cuidarme, pero ella es mí amiga, además a mí no me hizo nada —iba a hablar pero no la dejo —, lamento mucho lo que te hizo —dije con sinceridad —, pero no puedo tomar partido, y si como dices tú debería tener cuidado, por favor te pido que no me digas nada, quiero descubrirlo sola —mueve la cabeza afirmando no muy convencida, vuelve la mirada a la computadora y comienza a teclear, cambiamos de tema y seguimos trabajando, ella no volvió a tocar el tema y lo agradecía, no dudaba de ella pero tampoco de mí mejor amiga, quizás Arlín tenga una buena explicación para su comportamiento, no mentí cuando dije que no podía meterme en el medio siendo las dos mis amigas.

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Casi corrí a la casa a prepararme, lo ventajoso de tener un baño en la habitación era que podía arreglarme tranquilamente, me maquillé, me deje el cabello suelto y me hice ondas, me puse el vestido verde largo, que tiene una falda ancha de gasa con un tajo pronunciado al costado y unas tiras cruzadas en la espalda, con unos zapatos altos cómodos, seguro debía conocer algunos clientes de Gael e iba a estar bastante tiempo parada. Cuando me vi al espejo estaba… bien. Recogí la cartera y puse algunas cosas necesarias, baje las escaleras y para mí sorpresa él se encontraba en la sala esperándome, se veía muy guapo. Realmente le quedaba hermoso el traje negro que llevaba puesto, tenía detalles en la solapa, camisa blanca y moño negro, me quedé contemplándolo, parecía un modelo, hasta su sonrisa iluminaba todo el lugar. Le sonreí de vuelta, tomé su mano que extendió y caminamos hacia el auto, me abrió la puerta del auto y cuando subimos los dos comenzó a conducir.




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