Recuérdame.

Capitulo 31 Daño cerebral.

Gael.
La busque por todos lados, cuando llegue a casa subí las escaleras corriendo y la registré en nuestra habitación, el vestidor estaba intacto como cuando lo dejamos esta mañana, al ver mi desesperación Carlota se preocupó, solo le dije que tuvimos una discusión bastante fuerte en la cuál Leyla se había enojado y no sabía dónde estaba, no le expliqué con lujos de detalles, pero le pedí me avisará inmediatamente si regresaba y que no la deje ir, estaba dispuesto a irme yo si eso era lo que quería.
Conduje hasta la empresa H&L, tuve el impulso de pedir que si se encontraba allí seguridad la retuviera, pero sería autoritario y como los chismes se esparcía como gangrena, y por supuesto eso lo usaría Arlin en mi contra, entonces prefiero presentarme. Jimena no es una opción, puesto que hace mucho tiempo que no hablamos y no tenemos trato, y sé que tampoco me diría nada.
Caminé apresurado, subí hasta su piso y me encontré con Jimena trabajando tranquilamente señal que no sabía nada, levanta levemente la mirada pero siguió con lo suyo.
—Leyla, no se encuentra —dijo de manera cortante.
—¿Sabes dónde puede estar? —mi voz salió como súplica y preocupada haciendo que ella elevara la cabeza con el ceño fruncido.
—Sí no lo sabes tú, dijo que iría a verte —respondió frunciendo el ceño.
—Jimena…
—No quiero saber —me cortó—. Mirá Gael —aspiró profundo — , cada vez que me metes en tus dramas ella termina odiando cada vez más y alejándose más de mí. Ya te dije que no cuentes conmigo, por tu culpa dejamos de ser amigas —sentenció molesta, estaba solo.
—Solo… si sabes algo de ella avísame, estoy preocupado —asintió con la cabeza sin dejar que le expliqué nada, salí de allí.
Caminé hasta la oficina de Arlin, sabía que no me diría nada pero sus expresiones faciales me darían un indicio.
Abrí la puerta y pegó un respingo asustada.
—Te pediría que golpees la puerta antes de entrar —dijo fastidiosa.
—Es mi empresa y hago lo que quiero —no solía abusar de mi poder pero ella hacía que reaccione de esa manera.
—Cuando no Gael Hidalgo haciendo abuso de su poder —rodó los ojos —. Qué necesitas, estoy trabajando —exigió.
—Dónde está Leyla —ordené, apoyó la espalda en el respaldo de la silla y me miró.
—No sé —se encogió de hombros —, pero si lo supiera tampoco te lo diría —decía la verdad, no puso la cara de maldad que siempre hacía —. Seguro descubrió la clase de manipulador que eres y decidió huir —articuló con tranquilidad.
—No estoy de humor —le corté —. Agradece que mi esposa es una buena persona, de lo contrario ya te hubiese despedido hace tiempo de aquí —río.
—Pero no lo hizo y cómo ves seguimos siendo amigas y no le importó lo que sucedió ese día, yo salí ganando otra vez. No eres tan imprescindible como solías ser.
—Si sabes algo de ella solo dímelo —no quería perder más tiempo con ella, cuando llegué a la puerta me detuvo.
—¿A cambio de que? —me detuve —. Mi información tiene un precio y tú sabes perfectamente a lo que me refiero —negué con la cabeza y salí de allí, lo último que escuché fue su risa sarcástica.
Estaba jodido, si Leyla buscaba asilo en dónde esa loca todo estaba perdido, la perdería para siempre, sabía de lo que era capaz Arlin, le llenaría la cabeza en mi contra.
.
Leyla.
.
Él doctor entró a mi habitación y me dió una bata para que me colocará, me harían el estudio en ese instante, cuando terminé de cambiarme subí a una camilla y cuando salí de la habitación, para mí sorpresa Jimena se encontraba afuera de la habitación esperando.
—¿Qué haces todavía aquí? —cuestioné molesta, había sido claro con ella.
—Entiendo que estés molesta y no me quieras aquí, pero como amiga que una vez fuimos no puedo dejarte sola en este momento, el doctor me contó que te realizará de nuevo algunos estudio, después de saber el resultado prometo que me iré —no respondí, aunque me negaba a reconocerlo en voz alta me agradaba no estar sola, tenía un mal presentimiento.
Después de una hora salí y Jimena todavía seguía esperando por mi preocupada, me llevaron a la habitación y ella nos siguió, me acomodé en la cama sin decir una palabra mirando por la ventana como si hubiera algo interesante para ver. De reojo vi que ella estaba sentada en el sillón comiéndose las uñas preocupada.
Él médico ingresa y ella se levanta como resorte quedándose parada en el lugar, espera expectante las palabras del profesional.
—Leyla —los ojos del profesional están fijos en el estudio, su expresión es sombría y preocupada —, encontramos algo… —hace una pausa que parece interminable, Jimena se acerca — es un hematoma intracraneal, no entiendo como no lo vimos antes —su tono de mezclar entre culpa y preocupación.
—¿Qué significa eso doctor? —pregunta preocupada Jimena instintivamente toma mi mano y la aprieta, no puedo emitir palabras, mi corazón late fuerte, mi garganta se cierra y siento como las lágrimas hacen fuerza para salir y el dolor de cabeza empieza aparecer.
—Es una acumulación de sangre en la cavidad craneal que produjo el golpe, eso explica porque aún no recuperas la memoria. Lo siento, no salió en los estudios anteriores, no entiendo el porqué —explica lamentándose.
—¿Cuál sería el tratamiento a seguir? —pregunté con un hilo de voz.
—El tratamiento de los hematomas intracraneales implica una cirugía. Pero en tu estado no se podrá realizar hasta que nazca el bebé, necesitarás controles rigurosos y monitorearlo, rogar que no siga creciendo —me quedo sin aliento y preocupada, no puede estar pasando esto.
—¿Cuáles son los riesgos? —pregunta casi sin aliento Jimena,
—La recuperación tras un hematoma intracraneal puede llevar mucho tiempo y es posible que no se recupere del todo. La mayor recuperación se produce hasta seis meses después de la lesión, y la mejoría suele ser menor a partir de entonces. Si continúas teniendo síntomas neurológicos después del tratamiento, podrías necesitar fisioterapia y terapia ocupacional —ya no puedo evitar que las lágrimas salgan sin control.
—¿Recuperará la memoria luego de la cirugía? —pregunto en un susurro.
—Puedes recuperarla… perderla para siempre o… también borrase los nuevos recuerdos —termina en un lamento. Un sollozo sale de mí, siento los brazos de Jimena rodearme con fuerza y es lo que necesito, nos quedamos así por un largo momento, sus brazos me reconfortan y agradezco no estar sola en estos momentos.
Él doctor sigue explicando que calmantes tomar para los dolores de cabeza que no dañan al bebé y que debo hacer el menor esfuerzo posible, pidiendo que no trabaje y que evite el estrés, pero lo convenzo que en el trabajo es el único lugar que me siento bien, relajada dejando que continúe realizándolo. No puedo darme el lujo de no trabajar siendo que ahora dependo de mi sueldo y no solo yo también mi hermana.
—Yo te ayudaré con el trabajo de la oficina —me tranquiliza Jimena luego que él doctor nos dejó solas, siempre lo ha hecho.
—Gracias —logro articular.
No podía entender cómo de un momento a otro todo se había salido de control, estaba tan feliz y enamorada, me había enterado la verdad de la peor manera. Ahora estaba sola con el corazón roto y embarazada, tenía diversos sentimientos por él, sentía que lo amaba y odiaba con la misma intensidad, no comprendía como conociéndome optó por el silencio, por eso la distancia era la mejor arma, necesitaba claridad para pensar.
—Sé que no debo meterme pero debes decírselo a Gael —menciona.
—No —le corte.
—Leyla —suplico —, por lo menos dile que estás bien, tengo millones de llamadas y mensajes suyos preguntando por tí preocupado, solo déjalo tranquilo sobre todo después del accidente —tenía razón, era un mentiroso pero se preocupa demasiado por mi. Asentí. Cuando tomé el móvil tenía no solo llamadas y mensajes de él, sino también de Carlota, Arlin y mis jefes.
Me tranquilicé y decidí hablar con él primero. Un tono bastó para escuchar su voz.
—Leyla —se escuchaba ansioso y preocupado —, por favor Leyla perdóname, dime dónde estás y…
—Solo quería decirte que estoy bien —lo interrumpí —, iré por mis cosas.
—Solo déjame explicarte todo…
—Tuviste el tiempo suficiente para hacerlo y no lo hiciste, me enteré de la peor manera las dos veces —espeté molesta cortando con sequedad.
—Por favor Leyla perdóname yo…
—Solo llamaba para decirte eso —corté la llamada, no quería escuchar ahora sus excusas, luego vería cómo buscaría mis cosas.
—Gracias —dijo Jimena, sabía que lo decía para sacarse un peso de encima para mantener su promesa de no meterse —. ¿Pensaste mi oferta de ir a mi casa? —preguntó después de explicarle a mi jefe el motivo de mi ausencia, por supuesto no le dije todo después de todo era socio de mi esposo, no dudo que se lo diría a Gael y me obligaría a ir con él, se lo diría pero cuando me sienta preparada.
—No, me quedaré con Arlin —sentencié.
—Está bien —dijo rendida —, solo por favor recuerda lo que te dije —suplicó, no le contesté, había hablado con Arlin y le dije que estaba en el hospital y por eso no había respondido sus mensajes ni llamadas, le pedí asilo, a lo que respondió un sí entusiasmada.
No podía concebir todo lo que Jimena me había dicho de Arlin, ella jamás me había hecho daño a mí, tampoco podía negar completamente lo que Arlin le había hecho puesto que en la universidad había sido testigo de cómo ella le quitó algún que otro novio a varias chicas.
El doctor me dio de alta y Jimena se ofreció a llevarme a casa de Arlin quien estaba esperando por mí.
—No sabía que ahora eras de nuevo amiga de esa víbora —dijo en cuanto me abrazó.
—No, solo se ofreció a traerme —expliqué entrando a la casa.
—Ten cuidado, ella le contará todo a Gael y él…
—Tranquila me prometió no hacerlo —la tranquilicé.
—¿Y confías en ella? Recuerda que es espías de él.
—Tranquila me lo prometió.
—Eres muy crédula Leyla —rodó los ojos con fastidio —. Bueno cuéntame porque estabas en el hospital —le conté todo menos lo del embarazo, algo en mi interior me decía que le haga caso a Jimena.
—¡Es terrible amiga! —hizo un gesto y luego me abrazó fuerte —, tranquila yo te cuidaré.
—Sé que lo harás gracias por recibirme —articulé sincera.
—No hay nada que agradecer, eres mi mejor amiga —tomo mi mano.
—Arlin… —quería sacarme la duda, quería escuchar su versión —, que sucedió entre tú y Jimena, porque se odian tanto —esa pregunta se la había hecho ya, pero me había evadido.
—Nada, cosas de ella —le restó importancia.
—Te acostaste con su novio —solté directamente, la conocía bien y sabía cuándo mentía, se removió incómoda —, ella salía con Jeremías y tú te acostaste con él —afirmo, pero mi voz salió calmada pues no quería que suene a acusación, obvié el hecho que se acostaban cuando él estaba conmigo, no estábamos hablando de mí. Sus ojos se desviaron a un lado por milésima de segundos, señal que había atinado —. No te juzgo es entre ella y tú.
—Solo pasó —se le corta la voz —, me sentí terrible y le pedí perdón pero ella jamás lo hizo —se oye arrepentida, quizás solo fue una sola vez, aunque entendía a Jimena, no era algo que perdonar así nomás, digo vamos eran amigas y eso jamás se le hace a una amiga, pero no podía juzgarla yo le había hecho eso a ella y ella me había disculpado —, luego ella empezó a hacerme la vida imposible y después de muchas humillaciones empecé a defenderme creando discusiones cada vez más fuerte, terminamos odiándonos —empezó a llorar y se la veía acongojada.
—No te juzgo —solté —, yo también me comporté terrible contigo —mencioné avergonzada.
—Ya no hablemos más de eso —sacudió la cabeza para cambiar de conversación —, ahora planeemos cómo ir por tus cosas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.