Recuérdame.

Capitulo 34 Dudas.

Gael
Mis palabras quedan levitando en el aire, le afectan y puedo notar que se encuentra dividida entre perdonarme o seguir con su postura de mantenerse distante.

Ya no hay más secretos de mi parte y sé que debí hacerlo desde el principio, cuando me enteré de todo. Me equivoqué, lo sé, pero no puedo mentir diciendo que me arrepiento de haber callado, si eso bastó para estar unos segundos más con ella, valió toda la maldita pena.

Es desesperante saber que puedes perder para siempre algo tan valioso, el miedo me paralizó al saber que sería

rechazado por lo único importante para mí, ella, mi única familia, lo único cercano y mío que tengo ahora. Aunque sabía que tarde o temprano esto sucedería era inevitable, la verdad siempre sale a la luz.

—Leyla… —repite Arlin con voz amenazante sacándola de sus pensamientos, la odio, es una maldita manipuladora, envidiosa y egoísta, que sola la utiliza, es una lastima que la haya perdonado.

—Leyla juro que ya no existen más secretos —aseguro y sé por la forma cómo me mira que quiere creerme, sus ojos reflejan lo dubitativa que se encuentra en estos momentos.

—Yo… —abre la boca.

—Al que se ama no se le oculta nada —Arlin repite con ponzoña para recordar nuestro distanciamiento, si algo le faltaba era saber esta verdad y utilizarla en mi contra para hacer que Leyla haga lo que ella quiera, maldita despechada, me aterra saber que alberga a mi esposa en su casa, ella es capaz de cualquier cosa, Leyla corre peligro.

Juro que quiero despedirla, usar mi poder como dueño de esta empresa para borrarla de nuestras vidas, pero si lo hago ahora es contraproducente. Debí hacerlo hace mucho tiempo cuando todo inició pero en ese entonces pensé que no sería un peligro, además que Leyla me suplicó que no lo huciera, jamás imaginé que mi esposa perdería la memoria y regresaría a fastidiar.

—¡Te dije que no te metas ! —digo entre dientes sin mirarla para contenerme, maldigo que no sea hombre de lo contrario no dudaría en golpearla.

—¡Qué sucede aquí! —entra Jimena notablemente alterada y molesta —, los gritos se oyen desde el pasillo, les voy a pedir que se retiren —su tono no es de sugerencia más bien ordena, mira a todos los presentes deteniéndose levemente unos segundos en Leyla.

—Amor por favor —suplico mirándola fijo a los ojos.

—¿No es muy cruel aprovecharse de su amnesia para hacer como si nada hubiese pasado? —interrumpe Arlin —, ¿haberla traicionado con su propio padre después de saber todo lo que sufrió en sus manos? ¿Ser el causante del accidente? —que bien finge preocupación, es una excelente actriz que lo único que le interesa es su propio beneficio.

—¡Callate Arlin! —grito.

—Les vuelvo a pedir que se retiren —vuelve a mencionar Jimena con un tono más firme abriendo más la puerta.

—Nos vemos más tarde —dice con voz triunfante saliendo de la oficina mientras permanezco para saber si creyó mis palabras.

—Leyla…

—Solo necesito pensar —me corta para que deje de insistir —, necesito tiempo —dudo, estando con Arlin puede ser contraproducente, pero si no le doy su espacio también.

Me quedaré cerca para que no se olvidé de mí.

—Igualmente venía a informarte que por un tiempo estaré haciéndome cargo de esta empresa, Lambardi estará unas semanas fuera, quería que fueras la primera en saberlo, no quiero que pienses que deseo controlarte —respetando su petición decido salir de su oficina, por el momento es lo mejor. Aunque siento que hay algo que no quiere decirme aún.

.

Leyla.

.

Estoy débil y cansada con un peso en el pecho que no me deja, todo lo bien que me sentía hace minutos atrás desaparece y el malestar y las náuseas vuelven a invadirme. No quiero vomitar, no delante de ellos, pero ni bien Gael deja la oficina expulso todo en el cesto de basura.

—¿Te encuentras bien? —interroga mi secretaria muy preocupada.

—No —digo limpiándome la boca —. ¿Tú lo sabías? —cuestiono, quizás es otra cosa que me ocultaron.

—Escuché algo esta mañana, que Lombardi tuvo que viajar de urgencia, pero que él se haría responsable de la empresa no lo sabía, te recuerdo que no tengo relación con él hace muchísimo tiempo, no sé nada de sus movimientos—explica ayudándome a levantar.

Apenas me incorporó vuelvo a romperme de nuevo, comienzo a llorar pero esta vez con más intensidad porque sé que Jimena no me juzgará por lo que siento por él, las hormonas alborotadas me hacen sentir sensible y sola, hacen que extrañé a Gael de una manera que jamás imaginé, no sé qué haría la Leyla anterior, pero esta quiere perdonarlo y fundirse en él, sentirse protegida y cuidada.

Quiero con todas mis fuerzas olvidarme de todo y correr a sus brazos, pero a la vez la forma que calló todo este tiempo no me permite dar ese paso y no dejó de preguntarme si me dijo todo la verdad, si hay más secretos ocultos aunque parecía sincero.

—¿Necesitas algo? —interroga mi secretaria mirándome a los ojos.

—Necesito a mi esposo conmigo —confieso entre sollozos, ella me observa con pena —, pero también necesito tiempo.

—Toda está situación te está haciendo muy mal, estás muy delgada, ojerosa y por tu semblante refleja cansancio …

—Así me siento —admito.

—Tomate el tiempo que necesites —aconseja.

—Pensé que me dirías que deje de resistirme y lo perdone de una vez.

—¿Eso es lo que quieres? —me muerdo el labio y no respondo —. Leyla, verlos a ustedes como se aman me dio esperanzas de que un amor así de bonito de verdad existe, pero no es perfecto, tienes que sanar y por como te conozco sé que el tiempo es indispensable para que lo logres y perdones definitivamente, de lo contrario el bichito de la desconfianza siempre aparecerá.

—Pero ayer me dijiste que le cuente sobre el bebé —aclaro confundida.

—Pero ahora entiendo que necesitas tiempo, y por sobre todo un lugar relajado y libre de estrés.

—Gracias —hago una sonrisa sin ganas.




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