Se veía tan sexi mandón, que en lo único que podía pensar era en él dándome placer el resto que quedaba del día, desvíe la vista de su mano apoyada en la palanca de cambios hacia afuera maldiciendo a mis hormonas calenturientas. Siento mis mejillas arden y estoy segura que adivinaría mis pensamientos. No era momento de pensamiento pecaminosos, él estaba molesto y yo también lo estaba.
Habíamos dejado a Jimena en la empresa, cuando ella bajó él lo hizo también, en la entrada fui testigo de cómo hubo intercambios de palabras, al principio ella le hacía ademanes un poco bruscos pero luego fue calmandose y terminó moviendo la cabeza en afirmación, saludando de lejos y entrando por fin.
No pude saber que había hablado Jimena con el doctor en esa conversación “privada”, pero en algún momento me enteraría. Estaba apenada por dejarla con todo el trabajo, pero Gael tenía razón ella no podía con todo y yo necesitaba descansar, me estaba sobre exigiendo y sobre exigiendo a ella.
Ella, no es la misma Jimena que yo conocí, la otra era más confiada, sumisa, retraída y con un carácter más dócil, demasiado en realidad. ¿Qué le había hecho Jeremías para que cambiara tanto?. No creo que solo haya sido por el engaño el cambio, algo más pasó. Eso seguro lo sabía pero no lo recordaba, era una conversación pendiente.
Al llegar a casa, creí que esta vez sería distinto, pensé que se quedaría conmigo para cuidarme, eso era lo que quería, no como la primera vez, que, cuando apenas me trajo del hospital me dejó en la casa y salió huyendo, en ese entonces no me molestaba, es más lo agradecia. Pero ahora me decepcionó, me acompañó hasta la entrada y se fue. Creo que eso demostraba lo enojado que estaba conmigo, pero no entiendo porque no me dejó en casa de Arlin si para el caso es exactamente lo mismo, solo estoy con Carlota, quien desde que llegué no hace más que preguntar si necesito algo y darme todo tipo de alimentos, hasta piensa que estoy manca porque hasta la fruta me cortó en trozos y un poco más me la da en la boca, es cierto que me notó un poco más delgada, y mencionó que una embarazada debe alimentarse bien, pero puedo cortar mis propios alimentos.
—El señor la extraño mucho —mencionó poniendo en la olla verduras, al parecer piensa que con la ensalada de frutas que me ofreció todavía tengo apetito —, no era el mismo, me recordó mucho al tiempo que usted tuvo el accidente y no lo recordaba, parecía un alma en pena, un fantasma de lo demacrado que se encontraba —puse los ojos en blanco puesto que sus palabras no concordaban con sus acciones —. Pero cambió cuando se enteró que estaba embarazada, se lo veía feliz y radiante —concluyó con una sonrisa.
—Si es como tú dices, ¿por qué no me buscó? —solté mordaz, no pude contenerme, debí morderme la lengua y no decir nada.
—El señor es muy cerrado debería preguntarle a él —no dijo nada más sobre el tema, Carlota es muy ubicada, no hablaría más de lo esperado. Hablamos del tiempo que no estuve aquí.
En eso la conversación me dio mucho sueño, sentía cansancio extremo, en la oficina disimulaba buscando cualquier excusa para levantarme y caminar por la empresa, pero aquí no puedo mantener los ojos abiertos, si no estaría en esta butaca alta sin respaldo creo que ya me hubiese dormido.
—Iré a descansar si no te molesta —ella no me dejaba hacer nada, y si no quería caerme debía ir a dormir, traté de llevar el plato y se abalanzó sobre mí para impedirlo. Baje de la butaca y di unos pasos hacia las escaleras. ¿Dónde dormiría? No habíamos hablado con Gael respecto a eso, en realidad no habíamos hablado de nada, no me parecía apropiado dormir juntos, él estaba molesto y yo no lo había perdonado del todo.
—¿Sucede algo —preguntó cuando me vio parada al pie de las escaleras sin moverme.
—No sé en dónde dormiré —declaré.
—Pues en su habitación —parecia que ya lo habían aclarado entre ellos puesto que lo soltó muy convencida, asentí, qué caballeroso que es Gael, me había dejado la habitación principal para mí.
—Gracias —articule y subí esas gradas como si mis piernas pesaran una toneladas, la habitación estaba igual y como la había dejado hace más de un mes, recordando eventos sucedidos en estas cuatro paredes, me reprendí por es, últimamente mis pensamientos viajaban hacia un solo lugar, debía mantener mi dignidad. Y aunque estaba decepcionada de Gael por no quedarse conmigo, apenas apoyé la cabeza en la almohada me quedé profundamente dormida.
Unos movimientos y unos pequeños ruidos hacen que me despierte, abro los ojos y la luz impide que me acostumbre, los achico un poco y cuando por fin puedo ver con claridad veo a Gael salido de la ducha con una toalla en sus caderas, está de espaldas a mí buscando algo, no le ayudaban para nada oler su jabón de baño mezclado con su fragancia natural a mis malditas hormonas, pero como bien mi mente recordó, debo mantener mi dignidad, sé que me equivoqué pero él también lo hizo.
—Qué haces aquí —solté mostrando mi disconformidad por encontrarlo en el cuarto, aunque no iba a mentir que me encantaba la vista.
—Creo que es mi habitación —dijo irónico mirando la habitación como si no la reconociera.
—Que gracioso —dije sin gracia, voltee los ojos y mire para otro lado para concentrarme y pensar con claridad en las siguientes palabras —. Es solo que pensé que yo dormiría aquí.
—Y yo también lo haré —explicó como si fuera que jamás dejamos de dormir juntos.
—¿Qué? —lo había escuchado perfectamente solo que no lo podía creer. ¿No estaba enojado conmigo?
—Que ambos dormiremos aquí —aclaró y largué un bufido de incredulidad —. ¿Qué pasa?
—Qué puedes dormir en la otra habitación —quizás él no estaba molesto pero yo sí lo estaba por dejarme solo y por mentirme. Además no era sano para mis hormonas alborotadas sentirlo cerca con poca ropa y oler su fragancia masculina.
—No, dormiré aquí contigo para cuidarte —ordenó.