Gael.
—A quien amas Gael —me tenso cuando la escucho a mis espaldas, en su tono puedo notar malestar y desconfianza, deja al descubierto que la ponzoña de Arlin surtió efecto.
—Con Jimena —giro para mirarla a la cara, de verdad está muy molesta—. Me está agradeciendo por el ascenso.
—Vaya, un agradecimiento personalizado —ironiza, —. Digo… seguro llamó uno por uno de los jefes para hacerlo.
A veces me olvido que ella no recuerda y por eso confía en Arlin después de todo lo que hizo por separarnos, pero le he demostrado que es la única que me importa, que me cuestione todo esto me molesta, más aún siendo ella quien al principio dejó que Jeremías se interponga entre nosotros primero.
—¿Qué estás insinuando? —interrogo un poco alterado.
—No sé dímelo tú —me enfrenta, se cruza de brazos esperando respuesta.
—No creo que deba responder a eso —decido cortar con esta estupidez, debería prestar atención a los consejos de Jimena, demostrar y aclarar que ella es la única en mi vida, sé que Jimena fue mi cómplice en el último tiempo y podría malinterpretarse, y por supuesto Arlin se agarraría de eso para sembrar desconfianza y lograr los objetivo que jamás le dieron resultados. Ella conoce perfectamente a Leyla, sabe que es insegura e influenciable, Arlin siempre se ha valió de ello, siempre supo cómo usarlo a su favor, costó mucho esfuerzo que ella lo descubriera.
He hecho todo por ella, mas también tengo límites, puesto que puse de mi parte cuando se enteró de todo buscando su perdón, la busque y le expliqué mis verdaderas intenciones, es cierto que no lo hice como hubiese querido, y se enteró de la peor manera, pero ahora considero que es ella la que debe poner de su parte, yo ya di el primer paso, demostré que todo quedó atrás, lo hice trayendo a casa y cuidandola, cambié por ella y se lo demuestro.
—Vaya, por supuesto, cómo lo imaginé —articula con sarcasmo, tono que no ha dejado de usar desde que empezó a acusarme —, tus secretos jamás acabarán.
—¿Perdón? —me rio con ironía—, Creo que no soy el único que guardó secretos —las cosas se están alterando —, desde que perdiste la memoria mientes —enumero con los dedos —, coqueteas con exnovios, y escondiste el embarazo, creo que tú escondes más y mejor que yo los secretos —abre más los ojos con cada palabra que suelto.
—Me parece un poco hipócrita de tu parte cuestionar tales cosas siendo tú el que lo hizo primero! —sentencia mirándome fijo a los ojos, en ellos puedo ver frustración, dolor y celos —. ¿Por qué no me dejaste con Arlin?, ¿para que me pediste que regrese a la casa? ¿Para entregarme a la cara que ella es mejor? ¿Que estás con ella? —para estás alturas no nos hablamos con calma, jamás habíamos tenido una discusión tan acalorada, la distancia que habíamos tenido se había acordado tanto que solo unos centímetros nos dividía.
—¡Lo hice es verdad, te oculte cosas que me arrepiento puesto que las consecuencias las estoy pagando con creces! —señalo su vientre —, ¡pero te demuestro día a día que solo tú me importas, que daría mi vida para protegerte, que solo quiero estar contigo y que pueden deambular muchas mujeres cerca mío, pero para mí tú eres la única! —reconozco, ella queda en silencio mirándome fijo a los ojos —. Yo te amo, pero sé que esto no basta, la confianza y el perdón es indispensable en una pareja y creo que ninguno confía lo suficientemente en el otro —es cierto lo que dije, empezamos con mentiras y estás son las consecuencias de esa decisión, pero el amor está intacto y quizás es mejor dejarla ir, por supuesto estaré para lo que necesite tanto ella como mi hijo. Doy varios pasos hacia atrás dando la vuelta para alejarme, es difícil dejar ir a la persona que amas, a la persona más importante para ti, pero tampoco puedo forzar más las cosas. En definitiva era lo que sucedería, ¿No? Cuando ella se enterase se iría.
—No sabes… —su voz se escucha entrecortada que giro para verla —, jamás imaginé que me enamoraría tanto de ti que hasta dejaría de lado mis propios principios —acaricia su vientre —. Yo no sé qué Leyla conociste tú, pero esta Leyla, la que está frente tuyo es insegura y se deja influenciar porque se dio cuenta, en este tiempo alejada de ti que te ama tanto, que eres tan importante en su vida, que no soporta siquiera pensar que puedes estar con otra personas, pero no sabe cómo decírtelo —se muerde el labio —. Ambos nos equivocamos, pero empecemos de cero, sin secretos… juntos, habrá desconfianza pero de ahora en adelante hablaremos y salgamos adelante. Te amo tanto que no puedo imaginarme un día más sin ti en mi vida. Lo único que no puedo prometer es que cada vez que me sienta insegura no tenga celos —los dos nos aproximamos a pasos lentos hasta quedarnos uno frente del otro —. No más secretos —implora.
—No más secretos —asevero, rodea sus brazos en mi nuca y acaricia el cabello con una mano —. Me encanta cuando hablas de ti misma en tercera persona —suelto para relajar el ambiente.
—A mi me encantas tú —se pone de puntitas de pie para estar más cerca mío —. Discúlpame por todo —dice apenada mordiéndose el labio —, me siento fatal por pensar mal de Jimena —rodeo mis brazos por la cintura.
—¿Y de mí, no?.
—También de ti.
—Sí tengo que pasar por todo esto para estar bien, vale la pena —confirmo.
—Gael Hidalgo, podrías por favor inclinar la cabeza para poder besarte, es algo que deseo hacer desde que llegué a esta casa —reprocha.
—No soy tan fácil —broméo haciéndome el ofendido, ella levanta una ceja amenazante —. Pero ya que estás tan desesperada por mis besos… —sonrio cuando pone cara de ofendido y se renueve entre mis brazos para escaparse, como solíamos hacer antes que ella perdiera la memoria.
—Yo no quiero, suéltame —lucha para librarse.
—No, nunca lo haré —aspiro su aroma del hueco de su cuello, haciéndola estremecer.
—O sea que era mentira eso de dejarme ir —dice haciéndose la ofendida pero tiembla entre mis brazos—, ¿todo era una treta para rogar tu perdón?.