¿Recuerdas?
¿Ese día de abril? ¿ese día que nos conocimos? era un día soleado, te había visto por primera vez, sentada en aquella banqueta del parque. Estabas tan hermosa con ese vestido negro, con ese lazo en el cabello. Pensé que había visto un ángel, y tu sonrisa, esa bella sonrisa que me cautivó. Supe al instante que eras la mujer que amaría toda la vida.
¿Recuerdas?
Me acerqué a ti tembloroso, sin saber que decir, me miraste gentilmente y sonreíste. Estaba tan nervioso, mi cuerpo se movió solo y cuando me di cuenta, te estaba entregando una rosa, no sé de dónde la sacaría. Salí corriendo de los nervios, me escondí y observé como sonreías al verla. Regresé al parque el siguiente día esperando encontrarte, pero no estabas. Fui al siguiente día, el siguiente y el siguiente pero ya no volvías, estaba destrozado, creí que no te volvería a ver.
¿Recuerdas?
Dos años después te volví a ver en la universidad ¿quién diría que estaríamos en la misma facultad, en el mismo salón, sentada en la parte de delante? No pude evitar sonreír al verte, la vida me había dado otra oportunidad. Tal vez, esta vez podría llegar a ti, conocerte, tener una oportunidad.
¿Recuerdas?
Poco a poco fui acercándome a ti, cada vez era más fácil hablar, me encantaba hacerte reír, me encantaba estar junto a ti, el tiempo volaba cuando estaba contigo. No eras buena en matemáticas y yo tampoco, pero empecé a estudiar para enseñarte, haría lo que sea para pasar más tiempo juntos, lo que sea para seguir viendo esa sonrisa que tanto amaba. Empecé a llamarte, a escribirte, todo iba tan bien, me abrazabas con más frecuencia, era tan feliz, contigo todo era perfecto.
¿Recuerdas?
Nuestro primer beso… ¡Dios! Ese primer beso, de noche, en aquel, después de reír todo el día en la feria. Yo era malo en todos los juegos, tardé mucho para ganar uno. Elegí el peluche, ese peluche que tanto mirabas, no podía darte nada que no fuera ese, lo querías y yo quería hacerte feliz.
¿Recuerdas?
¿Nuestra primera vez? ¿aquella noche en tu cuarto cuando tus padres no estaban? me había colado sin que nadie me viera, nos besamos sin cesar. Tus mejillas estaban rojas, intentaba acariciarte tiernamente, hacerte sentir segura, tranquila. Tu piel era tan blanca y delicada, tus piernas bien cuidadas, me sentía indigno de ti, pero dichoso de tenerte. Exploraba tu cuerpo por primera vez, temía lastimarte, temía asustarte y que pensaras lo peor de mí. Fue nuestra primera vez, tus gemidos me volvían loco, me tomabas de la mano, me sentía uno contigo. Lo más hermoso fue verte sonreír a mi lado, sonrojada, te veías tan hermosa, tan perfecta, tan…tú. Dormiste en mi pecho, mientras besaba tu frente, mi vida te pertenecía, solo viviría para ti.
¿Recuerdas?
Aquella tarde de noviembre, cuando aceptaste ser mi esposa, nunca me sentí tan vivo y feliz. Llegué a casa gritando “me aceptó, me aceptó”. Mis padres me abrazaron y empecé a llorar. Todo lo que deseaba en esta vida, se había cumplido y estaba decidido a hacerte feliz.
¿Recuerdas?
Nuestro primer día de convivencia, era todo un desordenado y me regañabas por eso, eran nuestras divertidas peleas cotidianas. Contigo aprendí a cocinar, a vestir bien, a disfrutar las pequeñas cosas de la vida que tanto ignoraba. Llegaba a casa y estabas esperándome sentada en el sofá, leyendo aquella novela que tanto te gustaba.
¿Recuerdas?
Contigo aprendí amar, hice cosas que nunca pensé, perdí la vergüenza, vencí mis temores, aprendí cosas nuevas, aprendí a disfrutar la vida. También a ver las cosas de otra manera, a ser paciente, a ser educado, ser un caballero. Contigo me volví una persona nueva, me convertí en el hombre que quería para ti, el hombre que te amaría por toda la eternidad.
¿Recuerdas?
¿Ese viaje al campo? Donde solo éramos los dos y la naturaleza, viendo el atardecer tomados de la mano. Mi vida era perfecta a tu lado, tenía a la mujer que siempre quise, veías las nubes, mientras yo solo miraba tu sonrisa.
¿Recuerdas?
Éramos tan felices, pensábamos en los nombres de nuestros hijos. Tú querías un niño y yo una niña, todo era tan mágico.
¿Recuerdas?
¿Recuerdas?
¿Recuerdas, que no puedo vivir sin ti?
¡Despierta, sonríe, sonríe una vez más, no te vayas, no me dejes! Por favor…vuelve…
-Decía aquel hombre llorando frente a una cama, donde una bella y joven mujer se encontraba dormida para nunca más despertar.
Recuerdo que volví a verlo tiempo después con un peluche, sentado en la banqueta de un parque. Me acerqué a él, me reconoció y me dijo “¿Sabes? aún recuerdo su sonrisa, esa hermosa sonrisa que vi por primera vez en este parque en aquel día de abril”