Fernando llegaba al colegio. Aún era muy temprano, los alumnos todavía tardarían unos minutos más en llegar.
Caminaba por los pasillos del colegio. Pensaba en la conversación que tuvo con su padre anoche. No creo que cambié – y aunque lo hiciese es demasiado tarde, ya me prometí algo y esta vez no pienso fallarme.
Mientras caminaba, sin darse cuenta avanzo tanto por los pasillos que llegó al campo de futbol del colegio. Hoy serían las pruebas para saber quiénes tendrían la oportunidad de entrar al equipo. Quiso inscribirse a las pruebas días atrás, pero su miedo y los recuerdos que lo generaron, impidieron que lo hiciera.
Camino por las gradas del campo. Dejo la mochila a un costado y se sentó un rato en ellas. Contemplaba el grass recién podado y aun húmedo listo para las pruebas. Miraba aquel campo. Se imaginaba jugando en él haciendo lo que más le encantaba desde niño.
Recordó a su amigo y a su equipo de futbol.
- ¿Cómo estará Iván? De seguro ya me habrá olvidado. Mi equipo, el entrenador ¿Qué será de ellos?
Habían pasado ya casi 4 meses desde que llegó a esta ciudad. Cuatro meses desde que dejo sus sueños en España, a su equipo, a Mati y a su mejor amigo.
Quizás no parecía mucho tiempo, pero para Fernando era en realidad bastante.
Se puso de pie, se colocó la mochila en el hombro y bajo por las gradas hacia el campo.
Sin poder evitarlo empezó a correr por el campo imaginando que tenía un balón. Corrió hasta llegar al punto centro del área de uno de los arcos, se alisto, alzo una pierna y….. Anotó. Una sonrisa escapo de sus labios. - ¿quizás debería intentarlo? – se preguntó.
- ¿Qué es lo que Iván me diría? En su mente imagino la voz de su amigo.
- «Vamos tío, inténtalo, no pierdes nada, pero quizás ganes mucho» - resonó por su cabeza.
Ya parecía convencerse de intentarlo, pero nuevamente los recuerdos tristes acudieron a él. La despedida de su entrenador, el adiós de su amigo, las tantas noches que había llorado.
Su corazón nuevamente se llenó de irá hacia todos y en especial hacia su padre.
- ¡Menuda tontería! – exclamó – camino hacia la salida del campo y se fue rumbo a su salón. Las clases no tardarían en comenzar.
Las clases continuaron con normalidad. Fernando aun recordaba aquel incidente con la miss. Para su mala suerte ese día tenía clases con ella. Kate sentada unos asientos más atrás observaba a Nando recordando también lo que había escuchado días atrás.
- Bueno chicos – como ya saben a partir de la próxima semana empezarán los talleres. Ya se han colocado los horarios en el lugar de siempre. Ahora pueden salir al receso, después de éste empezarán las pruebas para algunos talleres que son más bien academias en si, como futbol, teatro, canto y música, a las cuales no se puede entrar solo con inscribirse como los otros talleres, para éstos tienes que audicionar.
- Ya nos vemos mañana. Cuídense – indico la miss despidiendo a su alumnos.
El colegio ofrecía múltiples talleres en los cuales los alumnos podían desarrollar sus habilidades. Los cuales podían ser llevados según el gusto de cada uno. Los únicos talleres que si eran obligatorios para todos eran inglés y el taller de dibujo y pintura.
Los alumnos uno a uno comenzaron a salir, algunos comentaban sobre los talleres a los que se habían inscrito y se preguntaban si se habían apuntado para las pruebas de aquellos talleres en los que eran necesarias para poder entrar.
- Kate ¿A qué hora empieza la prueba para la academia de canto? – preguntaron sus amigas.
- Después del receso, soy la primera en presentarse – les comento algo nerviosa.
Ya el aula empezaba a quedar vacía y Fernando como siempre era el último en salir, viendo que ya no había casi nadie, trato de salir rápidamente, pero la miss Sofía lo intervino.
- ¿Podemos hablar Fernando? – preguntó
- No tenemos nada de qué hablar Miss. Usted olvide lo que paso y haga como si yo no existiera. Es lo que hacen todos.
- Pero Rossi – replicó Sofía.
- ¡Por favor olvídelo! – sentenció Fernando.
- ¿Por qué no te inscribiste en ningún taller hijo o postulaste para entrar a alguna academia? - volvió a preguntar la miss esta vez con una voz más amable y dulce.
- Ninguno de los talleres me llama la atención – mintió. No me interesan.
Abrió la puerta del salón y se fue dejando a la miss Sofía con la palabra en la boca.
- Pobre Muchacho – comentó triste Sofía. Necesita ayuda, pero nada puedo hacer si no se da cuenta él mismo de eso. Se le escaparon unas cuantas lágrimas. No podía evitar sentirse triste, pues Fernando le traía a la memoria aquellos momentos en los que vivió sin esperanza. Recordó aquel suceso que le ocurrió, el cual le cambio la vida por completo. Sabía que era la soledad y el abandono. Entendía muy bien a Fernando. Por eso quería ayudarlo.
En el teatro del colegio se desarrollaban las pruebas de canto y luego le seguirán las de actuación.
Kate acompañada de su amiga esperaba su turno para realizar su presentación. Ya había cantado antes ante varias personas, pero esta vez estaba muy nerviosa, pues al fin podía presentarse a las pruebas para entrar a la academia de música del colegio. Eso le permitiría prepararse para estar un paso cada vez más cerca de cumplir su sueño: Convertirse en una gran cantante.
Hubiese querido entrar a la academia antes pero no es hasta que estas en el último grado de primaria que te permiten entrar. Para Kate era una gran oportunidad. Hace 3 años que ingreso a estudiar a ese colegio gracias a la beca que obtuvo por su buen rendimiento académico. Cuando se enteró que iba a tener la posibilidad de rendir un examen para ganarse una beca en aquel colegio no lo podía creer. Más aún porque la escuela era famosa no solo por su nivel académico de preparación sino también por las academias que poseía. Entre ellas la que más le interesaba a Kate, la academia de música y canto. La cual le presentaba la oportunidad de prepararse para luego rendir una prueba y poder acceder a un cupo en uno de los internados de música más famosos en el mundo, el cual se encontraba en los estados unidos.
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Editado: 27.05.2020