Recuerdo de Verano

Capítulo 08 .. REENCUENTROS Y VIEJAS HERIDAS

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Luego de aquel inesperado encuentro en la calle, Sakura y Sasuke caminaron hasta una cafetería cercana. Ambos necesitaban un lugar más tranquilo para hablar con calma, después de tantos años sin verse.

—Sakura… ¿qué ha sido de tu vida en todo este tiempo? —preguntó Sasuke, mientras sostenía su taza de café.

—Bueno… —ella sonrió, un poco nerviosa— he estado estudiando. Terminé la escuela sin contratiempos, por suerte. Estuve algo enferma durante un tiempo, pero ya estoy bien. Ahora estoy en mi último ciclo de la universidad —agregó antes de darle un sorbo a su bebida.

Sasuke asintió con atención, notoriamente interesado.

—¿Enferma…? —repitió él con un tono de preocupación—. Recuerdo que cuando nos conocimos mencionaste que no te sentías bien en esos días. ¿Ya estás completamente recuperada?

Ella lo miró, sorprendida por la precisión de sus palabras.

—¿Aún recuerdas eso? —preguntó, un poco incrédula—. Pensé que ya lo habrías olvidado, después de tantos años… —lo miró directamente, un tanto conmovida.

Sasuke sostuvo su mirada, con una expresión serena.

—Lo recuerdo todo muy bien —dijo él con una leve sonrisa—. Aunque solo nos vimos un par de veces, no olvidé ninguna de nuestras conversaciones.

Ella bajó la mirada, sonrojada.

—Gracias, Sasuke. Es lindo saber que no olvidaste esos pequeños detalles…

Siguieron conversando por un buen rato, compartiendo recuerdos de la infancia y anécdotas sobre sus vidas. El tiempo pareció esfumarse entre palabras y risas. Cuando Sakura notó la hora, ya comenzaba a oscurecer.

—Gracias por todo, Sasuke. Fue muy agradable encontrarte hoy, de verdad —dijo al levantarse—. Pero ya se está haciendo tarde, debo irme a casa.

—Déjame llevarte —respondió él sin dudar—. No me sentiría bien dejando que camines sola.

—No hace falta, en serio… No quiero molestarte —Sakura alzó las manos en señal de negación, visiblemente apenada.

Sasuke negó con la cabeza, sereno.

—No es ninguna molestia. No podría dejar que una amiga tan valiosa se vaya sola a estas horas.

Sakura asintió, aún algo sonrojada.

—Gracias, Sasuke…

Él le abrió la puerta del copiloto con naturalidad. Durante el trayecto, la conversación no se detuvo. Se reían, recordaban cosas del pasado, compartían detalles del presente. Para Sakura, era como si el tiempo no hubiera pasado, y por un momento, volvió a sentirse como aquella niña que lo conoció hace tantos años.

Al llegar frente a su casa, Sasuke se bajó del auto para abrirle la puerta. El gesto hizo que ella se sintiera aún más abrumada por la atención que él le dedicaba.

—Casi lo olvido… Sasuke, ¿te quedarás mucho tiempo en Japón? Mencionaste que viniste por trabajo —preguntó curiosa, justo antes de despedirse.

Él se apoyó levemente en el auto.

—Solo estaré un mes. Después debo regresar a Nueva York.

—¿Un mes…? —repitió en voz baja, bajando la mirada. Pero enseguida, recordó algo—. Dentro de un mes me gradúo de la universidad. Ojalá podamos vernos otra vez antes de que te vayas. Si no estás muy ocupado, claro…

Sasuke sonrió.

—Haré lo posible para que eso ocurra. Un mes pasa volando. Al menos, me gustaría seguir conversando contigo. No conozco a nadie más aquí… ¿Puedo pedirte tu número?

—Claro —respondió enseguida, dictándole su número con una leve sonrisa.

—Cuídate, Sakura —dijo al despedirse.

—Tú también, Sasuke. Y maneja con cuidado —respondió ella, moviendo la mano en un gesto de adiós antes de entrar a casa.

Ya en su habitación, tras entregarle a su madre el yogur que le había pedido, Sakura se tumbó sobre la cama, exhausta pero feliz. Había sido un día largo, lleno de emociones inesperadas. No podía dejar de pensar en él… en aquel niño que ahora era un hombre, y que seguía ocupando un lugar especial en su corazón.

Un leve zumbido interrumpió sus pensamientos. Había recibido un mensaje.

Sakura, fue muy grato encontrarnos después de tanto tiempo. Espero que podamos vernos más seguido. Cuídate. Buenas noches.
—Sasuke

Ella no pudo evitar sonreír mientras leía. Sin pensarlo demasiado, le respondió:

Gracias por traerme a casa, Sasuke. Para mí también fue muy especial volver a verte. Ojalá podamos seguir viéndonos. Buenas noches.

La felicidad era tanta que, sin darse cuenta, se quedó dormida con el móvil aún en la mano.

A la mañana siguiente, Sakura se levantó temprano, se duchó y bajó a saludar a sus padres, con una energía inusual.

—Buenos días, mamá, papá —saludó con una sonrisa amplia.

—Buenos días, hija —respondió su madre, sorprendida—. Parece que amaneciste de muy buen humor. ¿Pasó algo ayer?

—¿Eh? N-no… nada especial —dijo nerviosa—. Es solo que… por fin encontré el libro que quería leer. Eso es todo.




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