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Sakura caminaba con prisa por los pasillos de la universidad, esquivando a los estudiantes que conversaban animadamente sobre sus planes para el futuro. A pocos días de la graduación, el ambiente estaba cargado de expectativas y despedidas anticipadas. Ella los escuchaba en silencio, sin detenerse, hasta que finalmente llegó al aula donde la esperaban sus amigas.
—Sakura, buenos días —saludó Hinata con una sonrisa—. Eh… ¿Estás bien? Tu rostro luce cansado.
—Sakura, ¿qué pasó? Tienes los ojos hinchados. ¿Estuviste llorando? —preguntó Ino, preocupada—. Ayer estabas ilusionada por ver a Sasuke. ¿Ocurrió algo?
Sakura les relato en detalle todo lo que había sucedido el día anterior con Sasuke. Les explicó la razón de su inminente partida y también le confesó los momentos difíciles que había vivido en la universidad a raíz del malentendido con Ayame. Sus amigas la escucharon con atención, comprendiendo mejor el motivo de su decaimiento.
—Ya lo presentía —comentó Ino con un suspiro—. Sabíamos que él solo estaría un mes por trabajo, tenía la esperanza de que no fuera esa la razón. Lo siento, Sakura.
—Sakura, sé lo emocionada que estabas por verlo, es triste que no pueda quedarse hasta la graduación —agregó Hinata con tono melancólico—. El tiempo pasó muy rápido.
—Eso es lo que más me duele… —expreso Sakura, bajando la mirada—. Hoy en la tarde regresa a su país. Por eso, pensaba ir con ustedes a despedirme en el aeropuerto.
Ino y Hinata se miraron brevemente antes de hablar.
—No, Sakura —dijo Ino con firmeza—. Quien debe despedirse de él eres tú.
—¿Eh? No entiendo… ¿por qué no quieren venir conmigo?
—Porque tú eres quien más lo aprecia —intervino Hinata con dulzura—. Sabemos lo importante que es para ti. Quizá tengas cosas que quieras decirle a solas. No te preocupes por nosotras.
—Exacto —asintió Ino—. No veas esta despedida como un final triste. Recuerda que, a diferencia del pasado, ahora pueden mantenerse en contacto. Quién sabe si el destino los vuelva a reunir.
—Tienen razón —concordó Sakura, con los ojos brillantes—. Gracias por sus palabras. Que Sasuke se marche no significa que nuestra amistad termine.
El profesor ingresó y la clase comenzó. Sin embargo, para Sakura, aquella sesión se hizo eterna. Ni siquiera durante los días más difíciles había sentido tanta impaciencia. Su mente no dejaba de pensar en lo que diría, en cómo controlaría sus emociones frente a él.
Finalmente, el timbre sonó y el profesor se despidió de los estudiantes, recordándoles que la graduación sería en dos días. Las chicas salieron del aula con prisa.
—Sakura, debes ir al aeropuerto de inmediato —advirtió Hinata—. La clase tomó más tiempo del que esperábamos.
—Sí, dile a Sasuke que le deseamos un buen viaje —añadió Ino con una sonrisa—. Fue un gusto conocerlo.
—Y que ojalá regrese algún día —agregó Hinata, intentando animarla.
—Se lo diré. Gracias, chicas —respondió Sakura antes de despedirse.
Tomó un taxi rumbo al aeropuerto. Durante el trayecto, no dejaba de pensar en las palabras de sus amigas. “Dile que le deseamos lo mejor... que ojalá regrese algún día.”
Sabía que debía mantenerse firme, aunque por dentro el nerviosismo le oprimiera el pecho.
Mientras tanto, Sasuke ya había llegado al aeropuerto. Tras despedirse con cortesía del secretario de la empresa, ingresó solo al área de embarque. Miraba en todas direcciones, como si esperara ver un rostro conocido… hasta que una voz familiar lo llamó desde la distancia.
—¡Sasuke! Qué bueno que llegué a tiempo —exclamó Sakura, agitada.
—¿Estás bien? No debiste venir con tanta prisa… podrías haberte lastimado —dijo él, visiblemente preocupado.
—Estoy bien, no te preocupes. Hoy fue mi último día de clases, por eso me demoré más de lo previsto —explicó, aún algo sonrojada.
—Ya veo… pensé que vendrías con Ino y Hinata.
—Ellas me pidieron que viniera sola. Te envían sus mejores deseos… y esperan que algún día regreses.
—Dales las gracias de mi parte. Yo también espero volver, algún día.
Como aún quedaba algo de tiempo antes del vuelo, se dirigieron a una cafetería cercana. Conversaron como de costumbre, con naturalidad, intentando no pensar en la inminente despedida.
Sin embargo, el momento llegó más pronto de lo que esperaban: la voz por altavoz anunció el inicio del abordaje.
Ambos caminaron en silencio hasta la puerta de embarque.
—Supongo que… ya es hora —murmuró Sasuke, mirándola de reojo.
—Sí… llegó más rápido de lo que pensaba —respondió Sakura con una sonrisa leve.
—Lamento no poder estar en tu graduación. Me habría gustado quedarme, pero… ya sabes. No estaba en mis manos.
—Lo entiendo, Sasuke. Aun así, me hace feliz haberte encontrado otra vez. Pensé que algo así no volvería a pasar.
Ella alzó la mano y abrió la palma, mostrando una pequeña pulsera con un dije en forma de gato.
—¡Esa pulsera…! —exclamó Sasuke, sorprendido—. ¿Todavía la tienes?
—Claro. Fue el primer regalo que recibí de alguien que se convirtió en un amigo muy especial para mí. Siempre la guardé con mucho cariño.
Sasuke se acercó lentamente y la abrazó.