Recuerdo... Nuestro amor

8 UNA RESPONSABILIDAD MUY GRANDE

DANA

Tengo la pesadilla recurrente nuevamente, y me despierto viendo que aun llevo el vestido, estoy en mi cama y no recuerdo como llegue aquí; voy a la cocina por un vaso de agua porque siento mi garganta seca como si hubiese caminado por el desierto.

Al pasar por la sala me doy cuenta que alguien está en el sillón, me acercó y veo a Alcides dormido; en este momento no puedo dejar de apreciar su rostro tan varonil con una barba incipiente que lo hace ver tan guapo

“Que carajos estoy pensando no puedo tener ningún tipo de sentimiento por alguien tan mayor y guapo como él”

Me doy una cachetada mental porque él simplemente me está haciendo un favor, de pronto él se mueve y yo dejo de respirar lo que menos quiero es que me encuentre a su lado; la colcha se cae al piso y deja al descubierto su abdomen tan bien trabajado y los músculos están tan bien definidos que inconscientemente me muerdo el labio, recojo la colcha y lo tapó para regresar a mi habitación algo acalorada.

A las 4 me levanto para hacer el desayunó sin mucho ruido porque no deseo molestar el descanso de Alcides, estaba a punto de terminar y justo cuando voy a ver si el pollo ya está hecho el vapor me quema y suelto la tapa lo cual hace un sonido ensordecedor que en unos segundo Alcides está a mi lado preocupado y yo me cubro los ojos.

-. ¿Estás bien? – él se acerca y puedo sentirme muy avergonzada porque siento el calor en mis mejillas y mi corazón acelerado

-. Solo fue una pequeña quemada – sigo cubriendo mis ojos

-. ¿Por qué no me miras? – él me dice algo molesto

-. Porque te falta algo de ropa – señalo hacia abajo y escucho que sale corriendo, estaba en ropa interior y eso no era justo para mí

-. Lo siento – se disculpa cuando regresa con una crema y un pedazo de gasa, y y acon el pantalón puesto

-. ¿De dónde sacaste eso? – no teníamos botiquín

-. Digamos que siempre estoy preparado – él cura mi herida y se ocupa de servir el desayuno casi listo, pero mis ojos no se apartan de su hermoso torso desnudo

Voy a ver a mis hermanos que siguen dormidos a pesar del ruido, aunque para ser sincera así empieza la tercera guerra mundial, ellos no se despertarían. Aprovecho para ir a cambiarme ya que ellos están dormidos

-. Dana – Alcides se voltea y yo busco algo con que cubrirme – lo lamento, yo…

-. Espérame en la cocina – de verdad que este día no podía empezar peor, en la cocina lo veo con un polo que solo Dios sabe de dónde sacó

-. Yo lo lamento, no era mi intención – levanto la mano para que se calle

-. Solo debías haber tocado la puerta – es mi único comentario

-. Anotado – le doy una sonrisa tímida – despertare a esos dormilones o se harán tarde – él asiente y voy cuarto por cuarto para que ellos desayunen y puedan ir a sus respectivas actividades escolares

-. ¿No irás a clases? – pregunta mi hermana pequeña

-. Hoy me tomaré un día libre – ellos sonríen

-. ¿Él vivirá con nosotros? – pregunta mi hermanito más pequeño

-. Si – lo miró esperando su aprobación y el mueve la cabeza para darla – porque ahora es mi esposo

-. O sea que es mi nuevo hermano – yo asiento ante la inocencia de mi pequeño hermano

Cundo ellos se han ido solo queda esperar la llegada del abogado, limpiamos todo juntos y de alguna manera me siento segura y protegida a su lado; no puedo explicar esta paz y calma que siento cuando él está a mi lado

-. Creo que llegó – él va a abrir la puerta y pasamos al despacho que era de mi padre

-. Señorita Dana – detestaba ese trato formal

-. Por favor Augusto – él me conocía desde pañales – eres mi padrino ahorremos ese trato

-. Bien hija – ese trato familiar era lo que extrañaba – debo decir que aún estoy en shock con la noticia de tu impetuoso matrimonio – instintivamente tomo la mano de Alcides – pero me alegar que vayas a solicitar la tutela de tus hermanos los papeles están listos solo se necesita tu firma y ubicar a tu madre – tomé los papeles los leí rápidamente y firmé

-. Haz lo que sea necesario – él asiente y me despido con un abrazo

-. Gracias – Alcides me mira extrañado

-. ¿Por qué? -  ruedo los ojos

-. Sé que tú lo pediste ayer porque yo no recuerdo nada – Alcides se pone nervioso y lo tomó de la mano para llevarlo de nuevo a la sala - ¿Qué más paso durante mi estado de inconciencia?

-. Por favor solo tómalo con tranquilidad – la toma de las manos – tu madre a sacado lo que ha podido de dinero de la empresa, y es posible que no puedan cumplir las responsabilidades con sus empleados – estoy a punto entrar en una crisis nerviosa – pero tranquila ya lo solucione mientras desayunábamos

-. Te devolveré el dinero de a pocos – él niega

-. Solo seré tu apoyo y no espero que me devuelvas o me pagues nada – lo abrazo porque de verdad que él está solucionando estos momentos tan escabrosos para mí, no voy a negar que mi piel siente un extraño calor cada vez que su mano toca una parte de ella; me alejo y quedamos muy cerca veo sus labios y tengo el deseo de sentirlos sobre los míos.

El timbre suena y Alcides es quien va abrir, escucho los gritos inconfundibles de mi madre, bien es momento de terminar este asunto de una vez por todas, llamo a Augusto para que de una vez ella firme todos los documentos pertinentes.

-. Eres una maldita malagradecida – el olor a licor es inconfundible y demasiado fuerte para estas horas

-. Lo único que debo agradecerte es el que me hayas dado la vida – ya ni siquiera me duele o me mortifica lo que ella intenté hacer

-. Te parece poco el que me hayas dañado la figura que tenía simplemente porque tu estés en este mundo – quería reírme, pero era un momento serio

-. Pero que figura si volviste a la misma después de unas cuantas cirugías que te pago mi padre – veo que abre los ojos sorprendida porque ella pensaba que me iba a dejar como antes



#10063 en Novela romántica

En el texto hay: secuestro, guardaespaldas

Editado: 16.06.2024

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