Recuerdo... Nuestro amor

11 FUE ÉL

NARRADOR

Alcides intentaba que Dana retome sus estudios, y ella se negaba porque no estaba segura de que eso fuese lo correcto; ella pensaba que debía dedicarse a sus hermanos.

-. Vamos – repitió él – debes también cumplir tus sueños

-. Debemos enfocarnos en las empresas – ella tomó su bolso y miró si él al iba a acompañar o debería irse sola porque no estaba dispuesta a discutir un tema que para ella ya estaba cerrado

-. De acuerdo – él quería darle su espacio y fueron a la otra cede de la empresa de transportes en cuanto Dana bajo de la moto sintió un raro escalofrío que le recorrió la espalda.

-. Buenas tardes – ella saludo al entrar en la oficina del gerente, este dio vuelta a su silla y le sonrió de una manera siniestra

-. Buenas tardes señorita Dana – su voz le causaba repulsión y no entendía bien porque

-. Señora – se atrevió a corregir Alcides

-. Lo había olvidado – dijo el gerente sin prestar mayor atención, ya que él seguía mirando el cuerpo de Dana y tenía una mirada lasciva que incomodaba demasiado a Dana y ella tan solo quería salir corriendo.

-. Bien, vengo a revisar los libros contables de la empresa – Dana tomo la mano de su esposo y eso basto para que una seguridad invadiera su cuerpo, el gerente se acomodó en su asiento ya que no esperaba eso

-. Me temo que el contador no se encuentra – ahora era él quien estaba incomodo

-. Al parecer se les olvida su horario laboral - Dana lo miró desafiante – le queda muy grande esa silla – giro y fue a la oficina contable en donde solo había una persona que se quedó congelada al verla

-. Buenas tardes – fue lo único que atino a decir

-. Necesito revisar los libros contables – el joven asintió y estaba por decir algo – el gerente no tiene mayor autoridad que el dueño

-. Si señorita – Alcides de nuevo quiso aclararlo, pero el muchacho ni siquiera tenía otra intención – es solo que yo empecé ayer y estoy tratando de encontrar algo aquí – señalo todo el alrededor – ya que no puedo encontrar nada – se notaba que estaba frustrado

-. Bien, lo ayudaremos – Alcides fue a informarle al gerente que estaba despedido y este simplemente le sonrió y se fue como si nada, después llamó al equipo de seguridad para que estuviera alerta con los niños en la casa y ellos se pasaron horas de horas entre documentos intentando ordenar todo.

-. Lo mejor será continuar mañana – Alcides dijo al notar que ya había anochecido, Dana estuvo de acuerdo al igual que el muchacho

-. Olvide preguntar tu nombre – Dana se disculpaba por su falta tan grave

-. Manuel – respondió el joven con algo de cansancio

-. Bien – se estrecharon la mano – nos vemos mañana a las 8 y marca tu tarjeta se te pagará por las horas extra

-. Gracias – Manuel sonrió ya que creyó que no le pagarían por ser un empleado nuevo – hasta mañana.

Alcides la llevo a la moto y le dio su casaca porque ya estaba helando, condujo notando que había un coche que los seguí por lo que llevo a Dana por un restaurante de paso que llevaban comida para cenar y veía si aun después de eso los seguían.

Lo evadió en un semáforo que él logró pasar y solo así estuvo tranquilo. Llegaron a casa y cenaron, y luego a descansar en medio de la noche Dana tuvo otra pesadilla; pero esta vez simplemente fue a la sala porque en su sueño estaba el gerente quien la intentaba tocar de maneras que no eran apropiadas….

“Alcides también estaba ahí, estoy muy segura; pero él a cuidado de mí y de mi familia…. ¿Por qué carajos no puedo recordar todo? Acaso fue él quien me secuestró”

Volvió a su cuarto y se acostó al lado de Alcides, por el momento no diría lo que sabía



#10063 en Novela romántica

En el texto hay: secuestro, guardaespaldas

Editado: 16.06.2024

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