El cuervo se ha convertido en mi animal favorito.
Mucho se habla de los cuervos y sus oscuros significados. Supersticiones y mitos acompañan su figura, llegando a decir que son aves de mal agüero. Que anuncian la muerte o que roban las almas. Juzgan su color y no su inteligencia.
Cierto día tomando el sol, observé como una paloma pasaba por ahí y se posó sobre una palmera. Al primer movimiento del viento se marchó. Estaba cansada, pude notarlo. No le quedó de otra que bajar al suelo y posarse ahí. Para su desgracia el gato estaba cerca, camuflado entre las piedras la tomó por sorpresa y la mató.
No me entrometí, soy fiel creyente que la naturaleza se resuelve a sí misma.
Alrededor de media hora después vi un cuervo. Se posó también en la palmera y ésta empezó a moverse con fuerza. Había más viento que hace rato y el cuervo parecía indiferente.
Pensé que luego de un rato se marcharía tal como lo hizo la paloma.
Pero no, el cuervo no iba a dejarse vencer tan fácilmente. Asombrada tomé el teléfono, tenía que fotografiar ese momento. Una lástima que el viento no me permitiera una toma perfecta, pero ahí estaba el cuervo graznando y luchando contra el viento permaneciendo en la palmera. Estaba incrédula.
Entonces pensé, ¿Por qué le temen a un ave inteligente? Porque los cuervos son listos, eso está comprobado. ¿Por qué les han dado la fama de malo? ¿De qué sirve que un ave sea bella si es estúpida?
Esa noche, todo eso le pregunté a mi padre, su respuesta fue desperdicio puro. Me dijo que dejara de pensar en cuervos y descartara la idea de tener alguno. Pronunció la típica frase de "Cría cuervos y te sacarán los ojos".
Tenía que defenderlos, mi respuesta fue la siguiente:
Muchas mujeres le han entregado su corazón, cuerpo, alma y confianza a los hombres. Resultaron infieles.
El cuervo es fiel a su pareja hasta la muerte.
¿Por qué no le confiaría mis ojos?