Recuerdos de ti.

Capítulo 2 : Un Beso Roto entre Gotas

Las luces de la ciudad parpadeaban al otro lado de la ventana del hospital. Adrián observaba el reflejo de su propio rostro en el vidrio.
“Ese soy yo… ¿verdad?”, pensó.
Por

Solo una cosa se sentía real.
Lucía.

Desde que despertó, ella había estado allí. Sonreía aunque sus ojos se llenaran de lágrimas. Le hablaba como si cada palabra fuera un hilo que intentara tejer lo que el olvido había roto.

Esa noche, ella llegó con una bufanda gris.
—Era tu favorita —dijo mientras se la extendía—. La usabas incluso cuando hacía calor.

Adrián sonrió débilmente.
—Entonces, debí ser un tipo raro.
—Un poco —rió ella—, pero eras mi tipo de raro.

Él la miró, y durante un segundo algo dentro de él se encendió: un destello, una imagen fugaz.
Lucía corriendo bajo la lluvia, su bufanda ondeando detrás.
Él alcanzándola, riendo.
Un beso rápido entre gotas de agua.

El recuerdo lo golpeó con fuerza. Se llevó una mano a la sien, respirando agitado.
—Lucía… te vi. En la lluvia. Corrías… y yo… te besé.

Ella lo observó, inmóvil.
—¿Lo recordaste?

Él asintió.
Lucía se cubrió la boca y sus ojos brillaron.
—Ese fue el día en que me dijiste que querías pasar el resto de tu vida conmigo.

Al día siguiente, lo dieron de alta.
Lucía lo llevó a un pequeño departamento en el centro.
—Vivías aquí—

El lugar olía a madera y café. En una esquina, una estantería llena de libros. En la pared, un cuadro a medio terminar.
Y sobre la mesa, una foto: él y Lucía riendo en una feria.

Adrián la tomó entre sus manos.
—Parecemos felices.
—Lo éramos.

Hubo un silencio largo.
—¿Qué pasó… antes del accidente? —preguntó él.

Lucía bajó la mirada.
—Tuvimos una pelea. Dijiste que necesitabas tiempo. Saliste en tu moto esa noche… y no volviste.

Adrián la miró, sintiendo un peso en el pecho.
—Así que me fui…
—Sí —dijo ella con voz baja—. Pero nunca dejé de esperarte.

Esa noche, mientras intentaba dormir en su cama, un sueño lo visitó.
Una carretera oscura.
Lunes
Una voz que gritaba su nombre:
“¡

Despertó sobresaltado, con el corazón acelerado.
Y por primera vez, tuvo miedo de recordar.

Porque algo en su interior le decía que el pasado no solo estaba lleno de amor…
sino también de culpa.

Aun así, cuando Lucía entró en la habitación con una taza de café y esa sonrisa suave, todo miedo se desvaneció.
Ella era su ancla, su faro, su verdad.

Y aunque no recordara todo todavía, una cosa era clara:
quería volver a enamorarse de ella, paso a paso.



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En el texto hay: romace, confuciones

Editado: 09.11.2025

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