Recuerdos de un Amigo Imaginario

Recuerdos V

–¡Katy, suéltame ya! –gritaba con todas mis fuerzas mientras una chica pelinegra me tiraba del brazo casi arrancándomelo en el intento.

–¡NO!, ¡Nunca!, lo pagarás muy caro Jack

El pánico se apoderó de mí, haciéndome caer ante la ira de la chica.

Lo único que pude hacer fue cerrar los ojos y esperar lo peor.

*Hace 20 minutos*

Bajar y subir escaleras no era algo muy divertido para hacer en esos días, pero era la único que yo podía hacer en estos momentos, independientemente de que me encontrara solo en mi casa ante la salida de mis padres.

No había prácticamente nada entretenido que hacer.

*Ding-Dong*

Que extraño, no recuerdo haber invitado a alguien en ese día, y no tenía conocimiento de que mis padres hubieran invitado a alguien, Pero de todos modos avancé cauteloso hacia la puerta.

Al mirar por la ventana, mi corazón dio un vuelco y casi se sale de su lugar.

Parada afuera de mi casa, desprendiendo un aura de furia, estaba Katy, que por alguna razón se enteró que estaba solo, pero, ¿porqué venía hecha una furia?, no lo sé, y creo que es mejor no intentar averiguarlo por el momento, ya que, si lo hago, probablemente desbocaría su furia contra mí, y eso no era muy lindo que digamos, era mucho peor que cualquier cosa.

En silencio, abrí la puerta y la dejé pasar, evitando verla a los ojos.

Al entrar sentí como su aura de ira se iba desvaneciendo lentamente

—Uff, un problema menos por el qué preocuparme.

Pero, aún seguía molesta por algún motivo.

Katy se sentó en un sillón de la sala, fui a la cocina y le invité algo para tomar, intentando aplacar su ira.

Serví dos vasos de jugo de frutas y le llevé uno a Katy, mientras yo degustaba el otro.

–Toma Katy.

Le ofrecí el vaso con una pequeña sonrisa en mi rostro.

Katy lo tomó y lo bebió de un solo trago, algo que me dejo estupefacto ante tal reacción.

Me senté en el sillón contiguo a el que ella estaba ocupando.

Traté de entablar una conversación con ella, pero al parecer no dio resultados, así que intenté persuadirla de forma discreta, pero ella no reaccionaba, ya que estaba centrada en el suelo bajo sus pies, ignorando cualquier tipo de persuasión por parte de otros.

Como ella seguía perdida, me acerqué suavemente a ella, pero de repente, ella hizo un movimiento abrupto lo cual obligó a retroceder ante el susto, pero no me acordaba que aún conservaba el vaso con jugo hasta la mitad en mi mano, de tal manera que, al retroceder, el contenido del vaso fue derramado en el lugar menos deseado en la ropa de Katy.

–Rayos… esto pinta mal –me dije a mi mismo.

Intenté retroceder lo más rápido posible.

Volteé a ver la cara de Katy y vi como su angelical rostro se volvía demoniaco en lo absoluto.

Su cuerpo emanaba ahora una nueva aura de odio.

Lo primero que hice al percatarme de esto, fue empezar a correr por la casa, una gran mala idea.

Katy se levantó como impulsada con resortes e inició una persecución.

Al tener una pequeña ventaja en la edad y fuerza, Katy rápidamente me estaba alcanzando, ya que, nunca había sido bueno para correr, lo cual era otra desventaja en mi contra.

A los pocos minutos, Katy me había alcanzado y ahora me tiraba de un brazo violentamente.

–¡Katy, suéltame ya! –gritaba con todas mis fuerzas mientras una chica pelinegra me tiraba del brazo casi arrancándomelo en el intento.

–¡NO!, ¡Nunca!, lo pagarás muy caro Jack

El pánico se apoderó de mí, haciéndome caer ante la ira de la chica.

Lo único que pude hacer fue cerrar los ojos y esperar lo peor.

Pero de repente, Katy fue arrancada de sobre mí y se encontraba luchando contra el aire, suspiré aliviado, ya había acabado.

En cuanto levanté la vista, distinguí la silueta de una persona desconocida para mí.

Él sostenía a Katy en el aire, frustrando cualquier tipo de escape de parte de ella.

Aquella persona era uno de mis vecinos, el cual, al escuchar los gritos y sonidos que provenían de mi casa, decidió actuar antes que algo más pudiera suceder.

Una vez que todo estuvo arreglado, Katy se devolvió a su casa, mientras yo me encargaba de limpiar el jugo del sillón y del piso, para que, al llegar mis padres, estuviera todo limpio.

–Otro día más, eh –suspiré aliviado.

Había logrado sobrevivir otro día.

Todavía tenía tiempo antes de la llegada de mis padres, así que me puse a hablar con Mike, para ponerlo al día con lo ocurrido ese día y conversar amenamente.

Las horas transcurren rápidamente, mientras estábamos inmersos en la plática, que ni nos percatamos que había caído la noche y la luna bañaba el cielo con una luz plateada, me dirigí a mi habitación para dormir, aunque mis padres todavía no llegaban.



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En el texto hay: recuerdos, amistades, recuerdosdelavida

Editado: 03.04.2020

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