Recuerdos de una pandemia

Capitulo 3

El sonido que llego a mis oídos fue el de mis manos y rodilla golpeando el capo del auto para luego caer al suelo. Me quede allí intentando alejarme del camino del auto mientras veo algo de sangre salir de mi rodilla y deslizarse rápidamente por mi pierna hasta mi zapato.

—oh dios mío ¿estás bien? Realmente no te vi —se disculpó una voz masculina mientras se acercaba a mí. No me atreví a levantar la mirada.

Yo tampoco había escuchado al auto acercarse, debía ser de esos nuevos que el motor es tan sigiloso que apenas notas que pase.

Levante ligeramente la mirada solo para darme cuenta que es un auto deportivo, no se mucho de autos, pero solo con ver lo limpio que esta se nota que es costoso, en esta parte de la ciudad abundan esta clase de autos.

Matteo no tiene uno.

—estas sangrando mucho, dejame ayudarte —la voz es profunda y preocupada, negué varias veces sin querer aun mirarlo.

—es mi culpa… siempre miro… y… —mis palabras apenas salían en un susurro lastimero y mis lágrimas comenzaron a salir sin mi permiso.

Contuve un par de sollozos, limpiando rápidamente mis lágrimas.

Primero Matteo, ahora me golpea un auto ¿Qué más sigue?

—ven, dejame ayudarte —el sin mi permiso comenzó a pasar sus brazos debajo de mis piernas intentando cargarme.

Mis lágrimas y sollozos siguieron tan rápido que no sabía porque realmente estoy llorando, si por mi corazón roto o por el golpe y susto de que casi me atropellara un auto caro.

Comencé a llorar con más fuerza hasta que el aire comenzó a faltarme, esta vez este hombre si me levanto con rapidez y solo sentí el cuero del asiento del auto unos segundos después. Intente limpiar el rastro de mis lágrimas con rapidez, pero parezco una tubería rota; lagrima tras lagrima rueden por mis mejillas.

—lo siento… lo siento mucho —pero no escuche nada venir del dueño de este auto, apenas puedo percatarme de que el auto está avanzando porque no tengo el cinturón de seguridad y mi cuerpo se va de un lado al otro mientras el auto hace algunas curvas.

—bien, llegamos, tranquila ¿sí? —levanté la mirada para ver al hombre que me traía a la clínica, pero solo pude ver su gabardina y su rostro de perfil apenas, es bastante alto.

Bajo la mirada intentando mirar si mi sangre no ha manchado la tapicería, pero no, incluso hay un lado que parece haberse quitado ¿le abre manchado la ropa? Y con ese pensamiento cuando la puerta a mi lado se abrió y el rostro preocupado de un hombre me mira directamente a los ojos.

Mis lágrimas y dolor se congelan unos segundos tras reconocer el rostro frente a mí.

Hubiera preferido no recordarlo, pero lo hago, recuerdo todo desde ese día encerrada por la pandemia.

*cuatro años y medio atrás*

—… shiiifting. —teclee con curiosidad mirando la pantalla como aparecían muchas entradas sobre esa palabra. Me ajuste los lentes y acomode mi postura solo para comenzar a leer este pequeño concepto —es una técnica de desplazamiento de conciencia… a una realidad deseada —murmure haciendo una pequeña mueca —esto debe ser una broma estúpida. No puedo creer que haya gente que lo crea.

Me burle porque incluso yo misma encontré esta clase de videos entre el mar de videos que miraba en línea; pero no deje de pensar en ello.

Solté un suspiro y tome una libreta haciendo pequeñas anotaciones sobre el tema, se supone que para crear la realidad deseada solo tengo que escribir lo que deseo, meditar sobre ello hasta que se vuelva “real”.

—la meditación no es lo mío —digo rendida sobre la cama sin poder contener un bostezo.

Me dejo ganar por el sueño con la libreta aun lado de mi cama hasta que algo me toma del hombro y me sacude con suavidad.

—oye… oye… ¿estas bien? —abro los ojos con sorpresa.

¿Cómo llegue aquí?

Es un jardín enorme, hay tantos colores que parece que estoy en una película con algún efecto de iluminación; el hombre que me despertó me mira preocupado.

—lo… lo siento… ¿me quede dormida? —pregunto intentando no entrar en pánico, es obvio que esto no es mi casa ni mucho menos, el hombre frente a mi es demasiado guapo para su propio bien, pero la gentileza con la que me mira me hace sentir segura.

—sip, va a anochecer, no se vería bien de mi parte dejarte dormir aquí —su tono juguetón me hizo reír; el tomo mi mano y me levante, solo para darme cuenta que estaban en una silla como si estuviéramos en la hora del té y lo más sorprendente es que la ropa que tengo puesta es la misma ropa que describí en mi “realidad ideal”, se suponía que debía ser con algún actor o cantante famoso, pero el hombre frente a mi es mucho más guapo que cualquiera que mi mente pudiera crear.

Tenía esos ojos tan azules que hacía que todo siguiera viéndose irreal, a pesar de que el tacto de su mano con la mía es cálido.

Caminamos hasta dentro de una pequeña cabaña desconocida para mi hasta cierto punto, pues todo lo que hay dentro se ve exactamente como lo quería imaginar, así deseaba que estuviera mi casa.

Eche una rápida mirada al hombre a mi lado quien sonreía admirando cada detalle del lugar hasta llegar a la sala.




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