—va a ser una puta locura —el mejor amigo de mi jefe golpeo sus hombros repetidas veces con emoción haciéndome girar los ojos, eso es un asco.
Mi tobillo se recuperó gracias a este hombre, Fererick, no dejo de escribirme durante todos los días a cada hora del día con el mismo mensaje “¿estas descansando?”, era como si tuviera ojos mirándome por toda la casa, mis respuestas se habían mantenido breves hasta que al tercer día no lo soporte y comencé a contestarle con fotografías de mi pie cubierto por una media o incluso con papelitos con algunas respuestas de “fui al baño, estoy viva”, solo un par de horas después llego el mensaje de las siete de la tarde y respondí con la misma pregunta y no esperaba la foto siguiente, una foto de un monitor de computadora apagado y un papel adhesivo con la frase “termine de trabajar”, casi me lesiono el tobillo riéndome de su fotografía, tarde más de diez minutos en contestar.
Ahora esto se había vuelto algo nuestro, responder mensajes con fotografías no de nosotros, sino de cualquier cosa que tuviéramos a la mano; me vi a mi misma guardando todos los papeles con fechas y horas en una pequeña caja.
—no te pongas de aguafiestas —escuché la voz de Leonard a mi costado con su tono desdeñoso de siempre; solo me detuve un poco para mirarlo de reojo con todo el odio que mi rostro podía reflejar en ese momento.
—ya, basta ustedes dos. —mi jefe solo miraba a su amigo cuando lo regaño.
Nos separamos un poco ya que las presentaciones habían sido muy temprano, ahora de noche, ellos se iban a “divertir” mientras yo lucho con el mar de personas que rodean una gran piscina llena de luces y algunas flores flotando en ella, incluso en medio de la piscina hay una fuente con luces.
Las personas vienen y van, me trato de mantener lejos de cualquier persona que intente coquetear conmigo.
Aburrida con las manos apoyadas en una de estas mesas sin ninguna silla, suelto mi quinto suspiro de la noche, no puedo huir aun a mi habitación pues mi jefe me tiene como si “salvavidas”, el tambien quiere escapar de su amigo y este no lo suelta ni un segundo, parece su sombra y de alguna manera me da pena ese gran hombre allí.
Intento disimular mi risa mirando el celular por quinta vez en menos de un minuto y allí esta, un mensaje extraño de mi extraño nuevo amigo, Federick.
F: descansando?
G:no exactamente
F: es muy tarde
G: me estas regañando? Mi tobillo ya está bien
F: te están explotando
G: me da pena por él.
F: pena?
G: el no quería venir, pero su amigo no lo deja en paz.
F: y eso que tiene que ver contigo?
G: puedo conseguir un bono si lo saco de aquí antes de media noche
F: es cenicienta?
Levanto la vista para ver a mi jefe y es exactamente una cenicienta, solo que con dinero. Me vuelvo a reír intentando esconderme detrás del celular.
G: tal vez
F: espero tu no seas su príncipe
G: soy uno de los ratones parlantes, el más glotón.
F: porque?
G: por glotona
Envió varios emojis de risa y recibo uno a cambio con una ceja levantada, me reí tan fuerte que atraje en mal momento la mirada de todos, incluyendo a mi jefe y a su amigo.
F: no es gracioso?
Iba a responderle cuando una voz femenina delante de mí me hizo levantar la vista olvidando momentáneamente a Federick.
—vaya… ¿qué es tan gracioso? —su tono dulce me hizo poner alerta en cuestión de segundo.
Su vestido corto completamente apegado a su cuerpo me hizo reconocerla rápidamente, esa chica había estado pegada a mi jefe y este no le prestaba atención.
Ay no… ¿pensara que yo…?
—oh, lo siento, solo fueron algunos videos —respondí agitando mi celular levemente con la pantalla apagada y manteniendo una sonrisa con labios apretados.
—pues no lo parece, estabas mirándonos todo el tiempo ¿quieres acercarte a mi Mario? —iba a intentar negar lo que esta lunática oxigenada está pensando.
—lo siento, pero no tengo que explicarte la relación que tengo con el Sr. Sabatini —me arrepentí al segundo de decirlo, pero es obvio que mi jefe desde la distancia no para de mirarme cada dos pestañeos.
Esta mujer de cabellos rubios falsos y extensión no le estaba agradando a mi jefe, no tuvo ningún efecto positivo en el ¿Por qué debo siquiera explicar mi existencia?
—¿te crees mejor que yo? ¿acaso saber quién soy? —iba a responderle, pero a la distancia vi la cara de mi jefe haciéndome señas de que saliera de allí.
—¿sabes qué? Me importa una mierda quien eres, tampoco eres la novia de “Mario” —hice señas con los dedos y estaba por alejarme rápido de allí hasta que las amigas de ella me taparon el paso.
Me estoy comenzando a replantear tener que arrancarles las extensiones a todas estas mujeres rubias a la fuerza (sus raíces oscuras puedo verlas desde aquí).