Recuerdos de una pandemia

Capitulo 13

Bailamos hasta que la siguiente canción no nos gustó a ninguno, Cenzo respeta mucho mi espacio personal a diferencia de Marcela, ella y yo estuvimos haciendo muchos movimientos sugestivos que hacían abrir los ojos en sorpresa a más de uno que nos mirara.

—ops, creo que ya nos vieron —me gire a donde ella miraba e incluso Cenzo tambien miro, Matteo y sus otros dos amigos nos miraban desde la parte alta, sus amigos con sonrisas llegas de complicidad, Matteo… el solo nos miró como si pudiera matarnos con ello.

—ya no puedes ocultarte más —su voz fue alta pero no un grito, yo asentí y tome de la mano a Marcela y luego tome la mano de Cenzo que nos guio entre el mar de personas hasta la parte alta de la fiesta.

Es un espacio al aire libre cerca de la playa, todo está iluminado hasta cerca de la orilla del mar, aunque no hay nadie tan tonto ni tan ebrio para entrar al agua, aun así, hay socorristas.

Antes de llegar pude ver un par de ojos azules sentado junto a una pelinegra, mi sangre se congelo al instante y solté la mano de Vincenzo y de Marcela, ellos al ver mi reacción brusca solo atinaron a seguir mi mirada.

Yo tan preocupada por él… y él… él solo…

Me acerque a la zona VIP sin importarme que el guardia viniera detrás de mi queriendo sacarme, tome un vaso con un líquido marrón y se lo arroje a la cara.

—qué bonito ¿no? Diciendo que querías cuidarme, pedazo de mierda —no tenía que levantar la voz aquí la música es lo suficientemente baja para platicar.

Lo vi cerrar los ojos por la sorpresa de ser mojado y luego sus ojos fueron directo a mí, esa expresión de sorpresa paso a una de confusión y luego enojo.

—¡¿Qué demonios te pasa?! —me grito levantándose solo para sacudirse la ropa mojada.

—¡¿Qué mierda te pasa a ti?! Estuve preocupada de que te pasara algo, pero simplemente ¡ignoraste! —grité dándole una patada antes de que Marcela se interpusiera. El guardia solo nos miró intentando disculparse.

—ay niña, no sabes lo que es un ghosteo? —la mujer se rio y quise golpearla, pero el guardia ahora estaba en medio, miré a Federick y este solo me miraba con odio ¿Por qué?

Me quite el collar que el tanto insistía en que usara, ese solo acto hizo que entrara en una especie de trance.

—no quiero volver a verte en mi maldita vida —le arroje el collar y empuje al guardia saliendo de allí, Cenzo miro todo desde afuera.

Apenas llegue a sus brazos el me abrazo y me volvió a guiar escaleras arriba. Quería llorar.

¿iba a hacerlo? No. No le daría el gusto de verme sufrir por él.

Con un nudo en la garganta llegamos con los amigos de Cenzo e ignoré la presencia de Matteo al saludar a todos.

—¿qué tal si nos sentamos un rato? —propuso Vincenzo mientras me llevaba mientras sujetaba su brazo, una rubia nos miró con sospecha, pero no dijo nada.

Tome asiento en un sofá largo con Marcela a mi lado.

—¿todo bien? Si quieres volvemos a bajo —susurro en mi oreja Marce mientras su mano sobaba mi espalda con cuidado.

—no, está bien —murmure dándole palmaditas en la cabeza.

—¿Qué tal si bebemos? —propuso Enzo, el rubio más natural del lugar, tenía cierto carisma para hacer reír a todos a voluntad, además de ser solo un par de años mayor que no, nada tan serio como los dos ancianos amigos suyo.

Acepte los tragos y al poco tiempo Enzo se llevó a Marcela y no paraban de reírse de cualquier tontería que este le dijera. Cenzo se quedó con la rubia que se veía en kilómetros que buscaba cualquier excusa para retenerlo y Vincenzo solo sonríe con cortesía, esas mismas sonrisas que estudiaba y aplicaba con sus fans, interesado sin parecer demasiado entusiasmado.

—vaya, pero miren que ven mis ojos —Matteo se dejó caer en el sofá a mi lado y solo me gire esperando que entendiera.

Simplemente se acercó más.

—oye, ¿tan mal me comporte? —su tono de voz seductor que intento aplicar me hizo querer vomitar.

—no lo sé, tu dime —lo mire con seriedad, pero el solo sonrió intentando hacerse el infantil.

—¿Por qué no dejamos eso en el pasado? —intento poner su mano sobre mi pierna como solía hacerlo y esta vez la aparte de un golpe.

—lo siento, pero no me acuesto con mis malas experiencias —bajé mi mirada a su entrepierna y luego moví mi dedo meñique sobre mi nariz ¿la reacción?

Matteo me miro con el mismo enojo que aquella vez, se acomodó el suéter y se levantó luciendo ofendido.

Sé que es un golpe duro, pero se lo merecía.

Sonreí abiertamente, Vincenzo me miro preocupado, tal vez vio mi pequeña charla con Matteo y sus cejas casi se unieron. Negué varias veces y el solo asintió.

—¡pequeño saltamontes! —alguien se sentó de golpe de mi otro lado y me sobresalte comenzando a reírme después al ver a Diego.

—parkour —conteste el saludo recuperando la compostura.

—que no te intimide el viejo, no caigas en las tentaciones. —me rei por su susurro mientras se escondía detrás de mi cabello.




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