Recuerdos de una pandemia

Capitulo 15

Nota: sigue picante... mucho, perdon, ayer enferme y no pude seguir escribiendo.

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POV GRECIA

—Cenzo —mi cuerpo se llenó de alivio al verlo a mi lado en mi cama. —Gracias —lo abrace por el cuello sin poder evitar llorar.

Todo mi cuerpo duele, pero no un dolor cruel, simplemente el dolor de tener sexo, ese que te deja semi entumecida y con algo de dolor por el tiempo que no dejas que nada entre allí.

Para mí, mi vagina es algo preciado y al menos durante estos meses por más que quise entregarme al primer idiota que se me cruzara, no podía muy en el fondo me dolía saber que ara Matteo fue solo alguien con quien se acostaba cada vez que quería, ahora…

Vincenzo…

—¿Por qué me agradeces? —murmuro el confundido mientras yo no me le despego de cuello.

Me veo fatal llorando y ahora estoy aquí, con quien menos esperaba, pero con quien me sentía segura.

No puedo recordar nada de lo que paso anoche, intento esforzarme por recordar algo y el ultimo, recuerdo solo es la voz de Matteo; de solo recordarlo me lleno de asco.

Ahora que desperté y mire el cuerpo de Cenzo, puedo notar marcas muy rojas en su pecho y cuello ¿Qué mierda hice años?

—no… no sé qué paso, pero… que hubieras sido tú, me deja un poco más tranquila —me aleje de él cubriendo mi cuerpo como si él no lo hubiera visto antes, y mis ojos se dirigen justo a su entrepierna donde se puede ver claramente al sospechoso de mi dolor.

¿Cómo puede tener eso entre las piernas?

Él se cubrió rápidamente, su amigo estaba algo despierto ¿a pesar de toda la actividad anoche? ¿en serio?

Lo mire a los ojos tímidamente después de haber limpiado mis lágrimas.

—¿Cómo te sientes? —su mano fue directo a mi cabello, tal vez parecía un nido de pájaros.

Es tan vergonzoso.

—me duele un poco… allí abajo, pero estoy bien —intente mantenerme sentada y es meramente imposible seguir así, me arde un poco y siento algo salir sin mi permiso de mi vagina.

—lo siento yo… —lo vi pasar saliva con dificultad y negué varias veces.

—estoy bien, aunque…

—¿aunque? —el elevo una ceja.

—¿no usaste condón? —su rostro lleno de culpa lo decía todo.

—no… no encontré ninguno y … tuve que bañarte en la tina para despertarte —toque mi cabello y lo sentí, mi cabello es algo rebelde y mojarlo y no secarlo bien hace que se ponga rígido.

—entiendo aun así… gracias por salvarme de Matteo —me recosté en la cama incapaz de seguir sentada.

Quiero ir al baño y sé que mis piernas no van a colaborar.

—¿en serio? ¿no vas a … enojarte? —se veía confundido y frustrado.

—¿Por qué debería? —pregunte con calma.

¿esperaba que lo golpeara? Esto básicamente fue mi culpa en primer lugar, baje la guardia con personas que no conozco del todo y tome un trago que claramente estuvo sin supervisión.

—estuviste inconsciente mientras paso yo —él se detuvo mirando mi cuerpo bajo la sabana —¿y si fui yo quien te drogo para llevarte a la cama? —lo mire incrédula ¿en serio el sería capaz de algo así?

Ahora que lo pienso, si él me hubiera insinuado el tener sexo yo me hubiera negado, solo por la amistad que quería conservar, mi cerebro tercermundista aun no separa el sexo de la amistad como lo hacen de este lado del mundo.

—¿serias capaz de eso? —mire esos ojos verdes que siempre idolatre y ellos me regresaron una mirada llena de dudas.

No, el no sería capaz.

Y aun así quiere que dude de él.

—eres una mujer hermosa, Grecia. ¿Por qué no querría? —su brazo tomo el mío y lo pego a la cama, sus ojos no dejaron de mirarme con desafío, su cuerpo está casi sobre mí y puedo sentir algo duro en mi muslo.

—porque hubieras preguntado primero, pero jamás lo hiciste. No eres esa clase de hombre —respondí con firmeza y sus ojos solo se quedaron allí, esperando a que dudara.

Me sentí en confianza a pesar de todo, lo estoy apostando toda mi confianza en que él no sería así. Mire deliberadamente sus labios notando una marca roja en la comisura de su labio inferior.

Es mía.

¿Cómo estoy segura?

Solía hacer lo mismo con Matteo, mis mordidas no le sacaban sangre, pero sus labios siempre se quedaban algo hinchados.

Él me atrapo mirando sus labios con demasiada atención y fue directamente a ellos. Me beso tan suave que solo pude corresponder.

Imágenes de él en el piso del baño vinieron a mí y apenas soltó mi muñeca mis manos fueron a su rostro tomándolo con firmeza y sus manos grandes directamente a mi cintura descendiendo a mi trasero mientras me giraba para quedar encima de su cuerpo.

Solté una risita contra sus labios y esos lindos ojos verdes me miraban tan cristalinos y dilatados que algo en mi interior comenzó a picar y esta vez quería combatir el ardor inicial.




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