Recuerdos de una pandemia

Capitulo 18

—¡Ah! —me despierto con el peso ligero de algo cubriéndome el cuerpo, me lo quito rápido solo para descubrir que estoy en una cama en una habitación gigante completamente a oscuras.

La luz comienza a filtrarse por el movimiento de una tela en la distancia, froto mis ojos con fuerza observando que es una cortina y la luz que se filtra es del exterior, la luna brilla tan fuerte que puedo mirarla. Con temor me levanto de la cama examinando mi ropa, aún sigo con vestido de la fiesta, pero la máscara no está en mi rostro, con calma camino hacia la luz tomando la tela de la cortina moviéndola hacia un lado dejando que la luz me deje ver mejor el interior de la habitación.

—esto es… —la habitación está en tonos oscuros y gastados, pero la cama se ve incluso limpia, miro mejor la cama donde estaba y en una mesa de noche esta mi mascara y mi celular; dejo la cortina rápidamente y corro hacia la cama tomando mi celular encendiendo la linterna.

La habitación está completamente vacía, busco por el suelo mis tacones y al encontrarlos juntos dudo un momento antes de colocármelos, voy hacia la ventana aun con dudas y noto que afuera esta es un balcón, uno muy grande con la vista de los árboles y en una esquina esta una figura alta, echando humo por la boca.

—despertaste —su voz me deja helada, lo vi tirar algo al suelo y luego pisarlo, estaba fumando.

—Fede —me cubrí la boca por el miedo cuando él se giró y esos ojos azules parecían cobrar vida con solo el reflejo de la luna.

Choque contra el marco del ventanal, dándome cuenta que este lugar tiene las ventanas más altas de toda la casa.

Es la habitación principal.

—sé que… no querías verme más —la sonrisa de medio lado que me dedico me hizo sentir incomoda.

Recordando la última vez que lo vi.

—y lo mantengo. —respondí tan brusco que hasta yo misma me sorprendí.

—si… eso… —el sonido de una explosión me hizo sobresaltar ¿fue un disparo?

No pude analizarlo demasiado cuando los gritos desde abajo comenzaron y luego más sonidos de disparos.

¿estaban atacando al mafioso?

¡¿y mi jefe?!

Me fui directo a la puerta de la habitación esperando que esta no tuviera seguro. El pasillo estaba despejado así que mire dos veces por donde irme.

—Grecia, Espera —la voz de Federick a mis espaldas me hizo avanzar sin siquiera mirar atrás.

Me fui directo a la izquierda casi corriendo con mi celular en mano. El pasillo es completamente largo y a pesar de las vistas en la planta baja aquí arriba el lugar se mantiene un poco más humilde, la pintura y el tapizado de las paredes se nota que no ha sido movido, esos detalles solo se ven muy de cerca.

Cuando encontré las escaleras noté que al final de estas había una señal de “acceso restringido”. Federick se atrevió a traerme hasta aquí ¿Qué pensaba hacerme?

Mire hacia atrás viéndolo casi a un metro de distancia, comienzo a bajar las escaleras tan rápido que en los últimos escalones mis tobillos se vuelven gelatina y estoy a punto de caer con el rostro directo hacia el suelo, pero un brazo me rodea justo debajo de mis senos y algo firme y cálido en mi espalda me recibe.

—te tengo —escuche su voz detrás de mí y justo abajo los pasos apresurados y el sonido de disparos.

—¡señor! —alguien grito desde abajo y segundo después cayó al suelo después de recibir varios disparos.

Hombres aparecieron y nos apuntaron rápidamente con rifles largos. Mis ojos se abrieron tan rápido que todo comenzó a correr en cámara lenta. Los sonidos de disparos y balas en la pared me hicieron gritar e intentar cubrir mi rostro con mis manos, mis pies ni siquiera llegaban al suelo y Federick se movió rápido hacia la pared y conmigo aun abrazada subió escaleras arriba.

Uno de mis tacones se quedó unos escalones abajo mientras el comenzó a correr conmigo como si yo fuera un peso muerto encima, nos metimos en otra habitación tan rápido que mis piernas temblaron cuando toque el suelo mirando hacia la puerta.

—escondete —me dijo sacando un arma de detrás de su cintura.

—¡¿Por qué tienes un arma?! —dije en grito contenido en susurro yéndome hasta una esquina de la habitación.

El estudio.

Miré los detalles y sentí de nuevo el mismo mareo que había sentido antes de desmallarme. Mi quede mirando el lugar, la habitación tenia las mismas luces, aunque faltaban los adornos, cuadros y tonos de cortinas; mi respiración se volvió irregular, presa del pánico.

—busca donde esconderte, no tardaran en encontrarnos. —se acercó a pasos largos tomándome de las mejillas para que lo viera a los ojos. —Grecia, por favor, te explicare todo —su mirada triste me tranquilizo, trayéndome a la realidad.

Hay hombres con armas allá afuera.

—ellos… ellos están buscando al anfitrión de la fiesta ¿Por qué vienen por nosotros? —más allá de pensar que somos testigos, esos hombres apenas lo vieron nos dispararon.

Y ese pobre sujeto…

La imagen de ese hombre recibiendo los disparos de bala se quedaron grabados bajo mis pestañas.




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