Recuerdos de una pandemia

Capitulo 22

—¿esta es tu casa? —mire desde la ventana sujetándome con fuerza del asiento.

No sé cómo tuve el valor de subirme en un helicóptero y menos como este hombre tiene uno. El lugar estaba demasiado lejos de cualquier lugar, parece casi inaccesible, rodeado por la naturaleza esta un castillo de piedra blanca que hace resaltar entre tanto verde, al estar tan al norte seguramente en invierno es completamente invisible. Apenas pisamos tierra mis piernas temblaron, jamás había subido a uno.

Me aleje lo suficiente tomando la mano de uno de los guardias que se detuvo abruptamente lejos del ruido ensordecedor y el viento del helicóptero. Solo me giré para ver que como entre varios hombres bajaban a Federick en una silla de ruedas, cuando pasaron por mi lado los seguí en silencio hasta entrar a la casa quedándome completamente sorprendida de ver las paredes completamente altas, se veía que tenía grandes ventanales, pero otra cosa es estar dentro y darse cuenta de la cantidad de luz que podía entrar a la casa.

—wow. —dije sin poder cerrar mi boca de la sorpresa.

—Grecia, no te quedes atrás —escuche la voz casi con un pequeño eco en ella haciéndome sobresaltar al darme cuenta que me había quedado muy atrás.

El suelo reluciente en color blanco pulido me casi me hacían ver mi propio reflejo, en el techo del salón principal tenía un estilo de pintura que simulaba un cielo nocturno, nada pareció al pasillo que acabo de cruzar.

El centro del lugar con la cantidad de luz que refleja es un completo contraste con la estancia en color negro mate en todas las paredes y verde esmeralda en las cortinas con color dorado en los detalles de las paredes y la lámpara de telaraña; sus cristales reflejados en las paredes casi ni me dejaron respirar.

¿esto es una casa?

¿a qué se dedica Federick?

—¿te gusta? —la sonrisa que vi en su rostro es de genuina alegría.

—jamás había visto algo así —respondí con sinceridad mirando alrededor y luego de nuevo a Federick en la silla.

—señor, deberá descansar. —le recordó su asistente con un semblante casi de fastidio.

—espera Don, llama a todos —yo me quede allí con las manos juntas intentando no sentirme peor.

Me habían dado un vestido y zapatos sencillos para no llegar con la ropa sucia de la noche anterior, no sé cómo convenció a los doctores de salir del hospital en esas condiciones y me imagino que esta calmado por la cantidad de drogas que tiene en el sistema, su herida es profunda y perdió mucha sangre, su asistente tiene razón en quererlo llevar directamente a la habitación.

No paso mucho tiempo cuando muchas personas llenaron la habitación, mujeres con trajes de mucamas y hombres de traje, todos del mismo color y con la misma expresión tensa en sus rostros.

Mire a Federick que me extendió la mano y luego miro a todos en la habitación con un semblante serio.

—ella será nuestra invitada, trátenla como si estuvieran tratando conmigo ¿entendido? Lo que ella quiera, deberán dárselo —yo me tense en mi lugar con los ojos muy abiertos y más cuando todos respondieron afirmativamente.

Podía sentir los ojos de todos atravesarme la piel, el silencio en la habitación se prolongó demasiado e incluso mis ojos miraron al asistente que a regañadientes tambien dijo que sí.

—ammm… hola… mi nombre es Grecia Ma-Martínez, no les causare muchos problemas —vi a algunos sorprendidos y otros se quedaron mucho más atrás se miraban entre sí.

—tranquilo duendecillo, ellos estarán aquí protegiéndote y cuidándote —acaricio mi mano en forma de consuelo, manteniendo esa sonrisa cálida en los labios.

—Federick yo…

—quedate hasta que sepa quién fue el organizador del atentado ¿sí? —mordí la carne interna de mi labio inferior frunciendo los labios ¿en que líos me mete este hombre?

—bien, ahora hay que subirlo a su habitación, señor —dos hombres se acercaron tomando por los lados la silla de Federick y los vi subirlo con lentitud por las escaleras y yo fui detrás de ellos.

Me sorprende la cantidad de cuadros antiguos colgados en las paredes, algunos son de paisajes otros similares a algunos que he visto en museos o internet, algunos ni los reconozco, pero los paisajes que pinta son hermosos.

—bien, su habitación esta de este lado, señorita —la voz del asistente de Federick me sobresalta un poco y acabo por asentir viéndolo abrir la puerta grande de madera oscura, incluso el pasillo y la alfombra de la escalera es del mismo color verde oscuro, aunque las paredes aquí ya no son negras mate, son más bien un tono gris que no termina de llegar a negro, pero los bordados dorados de los detalles de las paredes casi como oro siguen allí.

Entro a la habitación quedándome boquiabierta por el tamaño tanto de la habitación como de la cama y … ¿el closet? Tiene un toque antiguo pero moderno.

Todo aquí dentro es con color beige con marrón oscuro, el techo tiene una gran lámpara circular con varios cristales cayendo, se puede ver que no está encendido y la ventana es más bien una vista panorámica, es completamente abierto con una vista increíble hacia el bosque, la cama no se queda atrás, es mucho más grande que una cama matrimonial promedio. Me acerque tocando las sabanas quedando impresionada por la seda de color blanco.




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