Recuerdos de una pandemia

Capitulo 42

—no en mi turno —grito alguien desde la ventana haciendo que una cantidad de luz hiciera gritar a la sirvienta volviéndola cenizas en segundos, dejando solo un pequeño charco de cenizas.

Grecia y su Madre se levantaron solo para ver a Jaqueline quien vestía la misma ropa y los lentes hacia arriba.

—¿Jaqueline? —pregunto aun con dudas al ver a su amiga rodeada de pequeñas esferas blancas los ojos de esta brillando de una manera particular.

—bueno, es mejor tarde que nunca —dijo con una sonrisa haciendo que desaparecieran las esferas y sus ojos volvieron a su color original.

Grecia se levantó junto a su madre y la puerta entonces se abrió dejando ver a un hombre preocupado que observo la habitación.

—¿Qué paso? —pregunto preocupado.

—una ninfa oscura estaba en nuestra casa —el hombre abrazo con fuerza a su esposa examinándola.

—¿una ninfa? —pregunto Grecia echándole una mirada a Jaqueline.

—bueno, iba a decírtelo pero- —el hombre lucia preocupado intentando explicarse, pero su esposa dio un paso hacia atrás claramente afectada por descubrir la mentira de su esposo.

—¿eres una ninfa? —Grecia pregunto entrecerrando los ojos haciendo que Jaqueline sonriera colocando sus manos en su espalda.

—protegemos el bosque, para ser exactos este bosque —señalo el suelo de la casa con una sonrisa llena de orgullo.

—¿Por qué una ninfa del bosque protegería- —las palabras murieron en la boca de su esposa viendo con culpabilidad al hombre. —me prometiste que- —intento golpearlo en el brazo, pero este se cubrió como pudo.

—woh.woh. ¿Qué me estoy perdiendo? —Grecia se quedó pensando en las implicaciones de todo lo que estaban hablando a medias frente a ella, haciendo que las piezas encajaran en su mente.

—tu padre- —dijo la mujer con desconfianza.

—mi madre es la reina del bosque. —Grecia casi se cae, tambaleándose hasta que Jaqueline la sostuvo.

—si eres hijo de una reina del bosque eso te vuelve… —el cerebro de Grecia trabajo con rapidez.

—me prometiste que ellos no interferirían —se quejó la mujer señalándolo con el dedo índice.

—pero luces como humano —murmuro Grecia con incredulidad, mirando al hombre frente a él que no tenía orejas puntiagudas.

—mi padre- tu abuelo era humano. —respondió soltando un suspiro pesado, como si fuera algo difícil de digerir.

—a… —fue todo lo que recibió como respuesta por parte de Grecia, quien miro a Jaqueline, esta le tomaba del brazo frotándolo en consuelo.

—ahora lo que nos preocupa es… —antes de que pudiera terminar de hablar, una leve honda de energía los sacudió a los cuatro.

—¿Qué fue eso? —la pareja se abrazó mientras las chicas solo separaron un poco las piernas para no caerse por el mareo que había ocasionado la ola.

—por eso llegue, hay fisuras espacio-temporales, Max tal vez intente sacarnos de aquí —la mención del hombre la hizo llegar a una conclusión, Max estaba más informado de todo esto de lo que ella pensaba.

—espera. ¿¡Maxwell no es humano?! —pregunto con horror.

—no, todos lo somos, solo que, en lugares con tanta magia podemos romper ciertas reglas —Grecia intento asentir, pero en su mente comenzaba a pensar las probabilidades de lo que acababan de sentir.

—si hay fisuras, hay algún bloqueo, debemos encontrarlo —estaba a punto de salir cuando su madre estiro el brazo interponiéndose.

—si alguien las ve así vestidas —no se atrevió a terminar de hablar cuando ambas asintieron.

—de acuerdo, hay que cambiarnos. —cuando por fin Grecia se quitó la chaqueta ambos adultos la miraron con horror.

—¿Qué rayos es eso? —el hombre miro con horror el cuerpo de Grecia quien se abrazó a su chaqueta como si así pudiera sentirse protegida de la mirada de su padre.

—oh… mis tatuajes. —respondió con vergüenza a sabiendas de que incluso en su época su madre tampoco la había apoyado.

—será mejor que busque el vestido más cubierto que tenga —se apresuró a decir Jaqueline empujando suavemente a la mujer para sacarla de su estado de shock.

Cuando terminaron de vestir a las chicas el cuarteto salió de la habitación rápidamente encontrándose con una de sus hijas mayores.

—Mamá, Papá ¿sintieron eso? —la joven miro a sus padres sin percatarse de que Grecia había dado un paso hacia atrás apretando con fuerza la mano de Jaqueline a su lado quien solo miro a la joven, rezando porque esta no las notara.

—sí, mantén a tus hermanas dentro de la casa y- —fue demasiado tarde, la chica miro con sospecha a ambas; sus ojos se posaron en Grecia quien tenía los ojos de nuevo cristalinos y el corazón de la joven se encogió al verla.

—¿Quiénes son ellas? —pregunto como si el rostro de Grecia le resultara demasiado familiar.




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