—¿¡Raquel!? —grito Maxwell ante la creciente brisa dentro de la casa y las siluetas de ambas mujeres luchando contra algo.
El grito desgarrador de Grecia se escuchó de ambos lados hasta que Jaqueline pudo ver la figura borrosa de Maxwell en el suelo pudo mirar intento estirar su mano para tomarlo.
—¡allí viene! —grito el hombre aun sujetando la mano de Grecia casi por fin uniendo sus manos.
El rastro de los sellos comenzó a romperse, resquebrajándose como cristal, hasta que un sonido similar hizo que todo explotara y se expandiera como una ola, dejando a ambas realidades en oscuridad en el sótano.
Las llamas del circulo llegaron al techo antes de apagarse rápidamente mientras que la voz de alguien tosiendo despertó a Grecia quien se levantaba del suelo.
—¿Jaqueline? ¿Grecia? —la voz masculina de alguien no muy lejos de ella la hizo buscar por toda la habitación, haciendo que sintiera unos brazos en su torso.
La luz comenzó a venir de toda la habitación. Grecia comenzó a adaptarse a la luz notando que eran pequeñas esferas de luz que venían desde la puerta logro ver las manos en su abdomen; dedos largos y pálidos.
—¿estás bien? —la voz de Samuel llego desde atrás de su oreja.
Grecia se terminó de levantar tosiendo un poco.
—¿Raquel?... ¡Raquel! —grito una mujer de cabellos rubios y ropa completamente blanca emanando una luz desde todo su cuerpo.
Se acercó a Jaqueline intentando que se levantara, pero el cuerpo se mantenía inconsciente y las manos se le notaban quemadas.
Grecia se soltó del agarre de Samuel yendo directamente hacia Jaqueline observando el cuerpo inerte y sin vida de la mujer.
—no… no… mi niña —la mujer lloro desconsolada colocando entre sus muslos el rostro de Jaqueline bajo la atenta mirada de Grecia que no entendía como la mujer si hace un momento la había estado ayudando ahora perdía todo color de su cuerpo, incluso su cabello perdía brillo y sus orejas delataban lo puntiagudas de estas.
Grecia tomo las manos de la chica y cerró los ojos.
—Ahmed. No lo hagas —le advirtió Samuel notando como desde los pies la mujer tenía un aura transparente.
—¿Qué? —pregunto sin entender la reina.
—es mi culpa, los arrastre a todos a esto. —hablo con dientes apretados mientras buscaba la energía necesaria para sanar las heridas de Jaqueline.
Todos guardaron silencio durante unos segundos que le parecieron eternos, hasta que la leve tos de los labios de Jaqueline hizo soltar un sollozo esta vez de alivio a la reina.
—gracias… gracias —Jaqueline miro aturdida a sus alrededores y luego a Grecia quien sujetaba su mano.
Ambas estaban cubiertas de tierra.
—¿regresamos? —pregunto mirando con sorpresa a la reina quien solo le sonrió.
—bienvenida de vuelta —dijo Maxwell con una leve sonrisa, claramente tenía la cara llena de tierra y los cabellos parados por la estática.
—¿Qué paso? —pregunto de nuevo sentándose haciendo muecas de dolor, sorprendiéndose que no le dolía nada.
—solo… es mejor salir de aquí. —sentencio mientras la casa comenzaba a vibrar de una manera extraña.
—¿colapsara? —aunque preguntaron solo comenzaron a salir rápido sin esperar una respuesta real, cuando estuvieron en el jardín, la casa comenzó a caerse trozo por trozo, haciendo que toda la estructura luciera descuidada y maltratada en segundos.
—¿Qué… lo mantenía en pie? —murmuro Grecia mientras miraba como ahora la casa solo era eso, una casa en ruinas.
—bueno, el hechizo mantenía la estructura, los Quilan siempre se preguntaron cómo jamás se caía, ahora ya lo sabemos —soltó un suspiro largo Jaqueline viendo como el bosque comenzaba a avanzar rápido hacia la casa.
Enredaderas envolvieron algunas pequeñas estructuras y la tierra se hizo presente, volviéndose arenas movedizas donde comenzó a sumergir la casa.
—¿las demás casas se la ciudad se sumergió igual? —pregunto con duda Grecia sintiendo que la respuesta seria afirmativa.
—hay algunas cosas que este pueblo hizo que… no son perdonadas —las palabras duras de la reina haciendo que la piel de Grecia se erizara.
Ahora comprendiendo mejor como una ciudad entera desapareció sin dejar un rastro incluso histórico, una ciudad completamente olvidada. Grecia no pudo evitar sonreír de forma disimulada, habían asesinado a sus padres y cazado a ellas como si fueran brujas.
—debemos regresar a casa —propuso Maxwell y todos se vieron de pies a cabeza.
—mejor a mi casa familiar —propuso Jaqueline viendo como el auto donde habían llego se había cubierto de una capa de polvo.