—no es el final que esperaba, pero estuvo entretenido —confesé entretenida estirando los brazos mientras salíamos de la sala fría de cine en casa.
Apenas estoy en el pasillo y noto que el frio aquí es igual o aun peor.
Una señal de alerta se activa en mi mente y mi rostro escanea inconscientemente el pasillo.
Un zumbido desconocido retumbo no solo en las paredes sino en mi mente, atravesándola como una gran aguja.
—a-auch, ¿Qué es eso? —grito Jaqueline cubriéndose los oídos y la abrace, apenas pudiendo resistir el dolor.
—¿Qué sucede? —pregunto Donatello viéndonos confundidos, pero justo detrás de él, Federick venía con una expresión de incredulidad y esos ojos azules antinaturales brillaron con malicia.
—co-corre… —susurre a Jaqueline y ambas comenzamos a correr o en realidad a caminar intentando sujetar a Jaqueline haciéndola caminar.
—oh Grecia, Grecia, Grecia —mi nombre de sus labios fue tan lento y tan falso, no me iba a quedar a escucharlo. —pensé que realmente estabas confiando en mí.
…POV…
El asistente, Donatello camino sin comprender al lado de su jefe viendo como el rostro de este se tornaba pálido, sus ojos brillando de una manera para nada natural.
Siempre le había sido sospechoso desde que despertó que el azul pálido de su jefe hubiera cambiado a un azul tan intenso.
La casa completamente en silencio lo dejo completamente absorto a la actitud extraña de las mujeres, Jaqueline se quejaba y sujetaba las orejas como si hubiera algo dentro de su cabeza.
—¿señor? —pregunto con dudas Donatello viendo a su jefe.
—traelas aquí… esto va a ser divertido —la sonrisa llena de malicia en los labios de Federick le hizo sentir temor al hombre, pero obedeció, intento sujetar a ambas mujeres, hasta que de la boca de Grecia salieron unas palabras que él no comprendió, sabiendo tantos idiomas no logro entender aquello, solo el rostro lleno de aflicción de Jaqueline se había detenido.
—¿Cómo? —pregunto como si hubiera hecho alguna cosa el hombre. ¿su jefe habrá colocado algo en las bebidas? No, él lo hubiera sabido, el tambien bebió de lo mismo. —¿Cuándo despertaste? Bruja. —Donatello miro sin entender a su jefe.
—la piscina… —respondió Grecia respirando con dificultad.
—vaya…—su cara reflejaba pena —es una lástima. Hubiera sido más divertido —Federick se acercó tomando del cuello a Grecia, esta comenzó a luchar golpeándole la mano y el rostro logrando sacarle sangre.
—por favor… vámonos —susurro Jaqueline agarrándole el brazo a Donatello quien la miro sin entender. —puedo perdonarte que te hayas aliado con él, lo hare. —hablo con desespero, pero la mirada del Donatello, confundido, volvió para mirar a Grecia sin entender como de ver una película, reír y burlarse de él, ahora estaban en esa situación.
—¡Perra! —grito de dolor Federick soltando del cuello a Grecia para luego cubrirse la entrepierna.
Los cristales de la casa resonaron como si fueran simples hojas de papel.
La mirada perdida de Donatello fue más allá del cristal notando que afuera todos los hombres estaban tirados en el piso, sin entender que pasaba fue empujado por las manos de Grecia quien tomo a Jaqueline e intento ir hacia la puerta principal pero esta de alguna manera se prendió en llamas.
—¡DETENLAS! —grito lleno de ira Federick con el rostro completamente cambiado.
Cuando la mirada del asistente fue hacia las mujeres vio como Grecia colocaba a Jaqueline detrás de ella, protegiéndola.
—¡¿Por qué!? ¡¿Por qué haces todo esto?! —lágrimas de dolor rodaron por las mejillas de Grecia, mientras Donatello venia como un circulo ligeramente dorado rodeaba a Grecia y Jaqueline.
—¿no es obvio? ¡Acabaste con mi vida! ¿sabes que es renacer una y otra, y otra vez, y otra vez, solo para mirar a las mujeres que amas morir?! —su desespero era completamente claro al igual que su dolor.
—¿Qué está pasando? —por fin el hombre encontró las palabras en su boca, mirando a su jefe completamente confundido.
—pensé que realmente… no tenías nada que ver con esto —la risa malvada que salió de los labios de Federick le hizo erizar la piel a Donatello.
—oh no, esto, esto lo hago con todo el gusto del mundo —los ojos de Grecia se abrieron de asombro.
Donatello miraba a Grecia y luego a Federick quien con su traje de pijama de dinosaurio contrastaba mucho con la apariencia del Federick que el recordaba.
Los cristales vibraron aún más y estos comenzaron a resquebrajarse sorprendiendo a todos, hasta que estos explotaron en miles de pequeños fragmentos mandando a volar a Grecia, Jaqueline y Donatello hasta el otro extremo de la casa.
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Nota: Feliz dia de las madres!!, nos vemos el lunes!