La primera en despertar fue Grecia, sintiendo su cuerpo adolorido y una mano sujetando su tobillo, apenas su vista se enfoto comenzó a patalear, golpeando con su pierna libre y lastimada la cara de Federick quien solo se quejó soltándola de un golpe.
—¡dejala! —un grito casi ahogado hizo que Grecia mirara de donde venía, Jaqueline, la mujer se veía severamente golpeada. En un intento de estirar su mano, Federick tomo de nuevo de la pierna de Grecia tirando de ella.
Apenas sus ojos se encontraron; los ojos de Grecia se llenaron de terror, un pánico que la paralizo por completo a pesar de escuchar la voz amortiguada de Jaqueline a lo lejos.
…en unas vidas atrás…
—vamos pequeña, no hay donde ir… —la voz provenía de cualquier parte del bosque, donde mirara la pequeña de cabellos cafés, podría venir esa voz. —te tengo! —susurro el hombre tomándola por la espalda y cargándola solo para poder tirarla en la tierra donde la pequeña grito de dolor, mientras sus piernas eran abiertas.
…
…
…en el presente…
—tu… —Grecia intento pelear de nuevo contra él, mientras este le rasgaba el pijama.
—¿lo recuerdas no? —sonrió con malicia sujetándola de las caderas.
—pensé que no serias así —lagrimas corriendo hacia sus cienes.
—ay lo siento, duendecillo
—¡no soy un duende! —grito lanzándole un golpe con la mano cerrada.
—¿a no? ¿entonces? ¿Qué eres? ¿un ángel? —Grecia miro confundido a Federick.
—¿Por qué lo ayudas? ¡¿Por qué!? —grito peleando con las manos de Federick que intento inmovilizarla.
—tu… tu arruinaste en mi vida. —la tomo del cuello cortándole la respiración.
Con el miedo reflejado en sus ojos, el terror de sus vidas pasadas volvió a tomarla por sorpresa cuando su entrepierna quedo al descubierto.
Coloco sus manos sobre la muñeca de Federick en su cuello apenas consiente, comenzando a absorber la energía vital de este que poco a poco comenzó a envejecer. Las alarmas de la casa sonaron indicando un cierre total para apagar el incendio.
El aire llego de nuevo a sus pulmones mientras se intentaba alejar del cuerpo de Federick.
—¿Qué-que me hiciste? —grito la versión más vieja de Federick mientras Jaqueline intentaba levantarla para salir de la casa antes de que se cerrara.
Mientras se acercaban con pasos torpes hacia la puerta que daba al jardín, Donatello tomo del hombro a Jaqueline sujetándola con fuerza.
—¿Qué son ustedes? —pregunto con la voz rasposa y quemaduras graves en el rostro.
—de-dejala ir, Don —Grecia estiro sus manos apenas poniéndose en pie apoyando todo su peso en una sola pierna.
—no. —Donatello miro a su jefe que se arrastraba mientras Grecia recuperaba el color de su rostro.
—Don, por favor… —Jaqueline con los ojos llenos de lágrimas sujeto el brazo de Donatello que apuntaba a su cuello, haciéndolo gritar, mientras este se quemaba con una esfera de luz brillante.
Una vez que estuvo libre dio tropezones hacia los brazos de Grecia saliendo de la casa.
Viendo solo el brazo de Federick antes de que la reja se cerrara por completo.
Los gritos de la versión vieja de Federick fue lo último que se escuchó, después de la voz mecánica avisando que los bomberos estarían por llegar en media hora.
—nunca te creí tan valiente… —la voz detrás de ella la hizo girar por instinto y colocarse delante de Jaqueline mientras el impacto llegaba directamente a ella.