--detente Claris... prometí protegerte y pienso cumplir mí, promesa. Lo haré aunque eso signifique sacrificar mi propia vida.
--¡Hayden! Que dices no pienso dejar que hagas esto.
--¿Confías en mi? Claris, dije, mirándola directamente a los ojos, manteniendo los dedos de nuestras manos entrelazadas.
Ella asintió positivamente con su cabeza.
--Escucha demonio; yo Hayden Kane te ofrezco mi alma, a cambio de la de ella.
--Humano por qué tengo que aceptar tu petición, el alma de esta mujer es muy valiosa para mi. --demonio si persistes continuar con esa actitud, las cosas se van a poner muy feas aquí. Y te diré que pienso pelear contigo por el alma de esta mujer. --Mírame vulnerable humano, no creo que quieras conocer mi lado oscuro. O harás que olvide los pactos que me impiden mostrar mi verdadero ser.
--Ningún hombre de los que viajan en este tren, están preparados para enfrentar la realidad terrorífica que yo, puedo mostrarles y hacerles vivir.
Claris permitirás que estas personas sufran por tus pecados.
La ira hizo que la voz del tahúr se transformara, no deje de mirarlo, en sus ojos, se reflejó la presencia de un ser bastante frío y oscuro, con una maldad destructiva pidiendo ser liberada. Afuera la luna se tornó de un color rojo sangre, las nubes comenzaron a ennegrecer, enjambres de aves negras revoloteaban inquietas en los árboles.
--No te tengo miedo y no me asustan tus palabras, servidor de las sombras.
Claris no temas, no escuches nada, de lo que este sombrío este demonio diga, trata de jugar con tu mente y confundirte.
--La vida es como un juego Sr. Kane, sólo debes jugar para tener una de las dos opciones; ganar o perder de eso se trata.
--Para seres como tú, Es fácil decirlo pues te conoces todas las reglas de tu juego y eso te da las ventajas.
Bien veamos adonde nos lleva esto; de nuevo vuelvo a enfrentar la muerte de frente.
--Morirás por tu insolencia, ahora te voy mostrar porque, no debes retar fuerzas que no puedes controlar. --Claris cierras tus ojos y recuerda todo lo que te dije. Musite soltando la mano de la mujer.
--el demonio retrocedió, por cada paso que se alejaba, la luz desaparecía con él; el entorno se lleno de oscuridad y aterradores susurros. El sonido de garras rasgando metal y pesadas alas revoloteando, venían a mis oídos. Sabía que una presencia pesada y abominable había hecho una transgresión, había pasado a nuestro plano y ahora se encontraba en el tren.
--¡Hayden! Tengo mucho miedo no me puedo mover.
--Resiste Claris, mientras tengas contigo el crucifijo no te va a pasar nada...
tomé mi rifle, cerré mis ojos, hice un rezo prohibido que, agudizó mis sentidos extrasensoriales. Cuando enfrentas fuerzas oscuras tienes que prepararte para cosas aterradoras e inesperadas, debes prepararte mentalmente; para poder ver con otros ojos su realidad macabra. Los demonios mantienen un odio arraigado en su podrida esencia; por el hombre que, harán todo por despedazarlo…
--Dime tu nombre hijo del mal, tu existencia aquí no tiene cabida.
Éste es el mundo de los hombres, los demonios, no deben transgredir las barreras que los confinan a su mundo oscuro.
--¿Quién te crees que eres? Para hablarme así de esa manera tan descarada. Obligame a decirte mi nombre; no tienes autoridad ante mi; no m más que polvo y a él té, haré retornar…
La realidad del entorno se torno como un reflejo inverso oscuro de espejo.
--Sabía que, lo que veía frente de mi, en realidad se encontraba a mis espaldas. Entonces, vi venir una abominable criatura con intenciones hostiles; la deje creer que me había engañado y cuando avanzó lo suficiente hacia mi, gire velozmente mi cuerpo. Tire del gatillo, Ensordecedores fogonazos salieron certeramente.