Recuerdos Peligrosos | Libro 2

Proposición

En alguna parte de la ciudad.

― Ese detective está muy cerca de nuestras narices ―susurró un hombre por teléfono. Se encontraba en un viejo almacén examinando unas cajas viejas, la poca iluminación no permitía ver su rostro con claridad―. Si no haces algo ahora, arruinará todo ―soltó un improperio al escuchar la respuesta a sus exigencias―. Te juro que si no está muerto y en una caja a fin de mes... ―Se interrumpió por una nueva sugerencia― ¿Una hija dices?

«Siempre hay sorpresas, dulces y exóticas sorpresas», pensó saboreando esa noticia.

―Será la cereza del pastel, pero no te librarás por mucho, si fallas, iré por ese premio y tu cabeza ―colgó.




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