Recuerdos Peligrosos | Libro 2

Perdición

Merri fue tras los pasos del sujeto de mediana edad.

Era de su misma talla, pero no parecía haber reparado en el detective, habían llegado a la zona industrial de la ciudad. El sujeto iba a bordo de una motocicleta pistera, muy pocas personas transitaban por ahí a esas horas de la tarde, los nombres de las calles eran totalmente arbóreas, predominando los árboles frutales.

Merri comenzó a seguirlo a pie, cuando notó que el sujeto ingresaba por una pequeña puerta oxidada, la luz de la luna no ayudaba a reconocer sus facciones, por lo que el detective murmuró un par de palabrotas al notar que su teléfono no tenía señal, la poca iluminación de la pantalla le advirtió del reflejo de un rostro nuevo que iba tras su espalda, se giró con la taser para no llamar la atención con un disparo, y aunque logró inmovilizar al nuevo sujeto, un balazo le atravesó el hombro desde atrás.

Su arma eléctrica cayó al suelo.

―Bienvenido a nuestra humilde morada, detective Bags ―anunció el sujeto del mapa, ahora sonreía a su lado, tenía una glock apuntándole a la cabeza―. Como dije antes, es mejor cuando uno mismo hace las cosas.

Y desde un par de calles a la redonda, se logró escuchar un fuerte disparo que espantó a los perros guardianes de almacenes aledaños.




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