Recuerdos Peligrosos | Libro 2

Interrogatorio

Los Poma estaban sentados en la mesa y Connor frente a ellos, estaba ojeroso, preocupado y para nada tranquilo.

― Yo no tengo nada con ella, se los juro ―exclamaba sudoroso.

El general en retiro enarcó una ceja no muy convencido.

― Bueno muchacho, entonces me dirás por qué ha venido sola y tan de repente.

Connor lo miró confundido.

― ¿Señor?

La señora Poma suspiró―. Entiende hijo, esa niña no vendría a nosotros luego de sufrir un secuestro, piensa que la encerraremos de por vida.

Su esposo asintió con la cabeza y Connor no supo cómo analizar aquello.

― Será que ha tenido algún pretendiente inoportuno. ―Propuso la pareja en perfecta sincronía.

―Esto...

―Querida, es posible que se sienta muy vulnerable con Bags en el hospital, la ha protegido tanto. ―Ambos asintieron con la cabeza.

Connor luchaba por meter la cuchara en el asunto.

―Eh, señores...

―Pero querido, quizás la niña terminó con algún triste pretendiente por todos estos infortunios, tener pegado a Connor es un problema muy serio ―Señaló a Connor―, mira su atractivo.

―Sí, espanta a cualquier muchacho que se le aparece ―agregó Jeremías convencido. No admitiría que estaba orgulloso.

―Pero, son órdenes de…  ―Connor trató de intervenir en vano.

―No olvides el último informe, traer tantas armas y dispositivos de seguridad como si este muchacho presintiera algo―. Connor no podía hablar, los Poma lo interrumpían con suposiciones y teorías muy descabelladas, para su mala suerte, la mayoría terminaba en ‘Connor es el culpable’.

«¡Pero Bags me lo ordenó todo!», pensó desdichado.

―Y nosotros pensando que quizás ya la habíamos perdido a manos de otro sobreprotector ―sentenció la madre.

― Con Connor que se ha adelantado tanto a las órdenes de Bastien, incluso traerla a casa ―Jeremías estuvo de acuerdo―. Es imposible que Margaret haya venido por su cuenta ―agregó.

La madura pareja asintió con una sonrisa zorruna.

― ¿EH? ―Connor amaba su soltería, salir con Eli era como tener un imán de chicas y solo por eso había aceptado el escabroso trabajo―. No, esperen…

 

―Tú le has propuesto algo a nuestra niña, de alguna manera has querido seducirla. Por eso ella ha vuelto a nosotros.

Connor dejó caer la mandíbula, no podía creer lo que escuchaba.

En ese desquiciante momento, la puerta se abrió dando paso a un encolerizado Merri Bastien, iba en muletas y parecía tener el rostro desfigurado por la última suposición del general en retiro.

― Debo asumir que esto es un interrogatorio.

Elías saludaba con la mano de lo más inocente desde atrás del aspirante a asesino serial.

Connor apretó el asterisco por puro instinto de supervivencia.

 

 

 




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