Recuerdos Peligrosos | Libro 2

10

Desperté con el ringtone de mi celular.

‘Storm’ interpretado por Vanessa Mae con su delicioso violín era lo único que podía indicarme que la llamada de mamá era algo positivo; la habitación estaba a oscuras y alguien respiraba a mi lado, iluminé la cara de Bags con el brillo de la pantalla.

― Se supone que el medicamento te haría dormir a ti, no a mí ―Bags no contestó―. Sé que estás despierto ―Le pellizqué la mejilla con mi dedo.

―Margot, solo dormitamos unos minutos, el viaje ha sido largo ―Se quejó en un susurro y cerró con fuerza los ojos.

Oh por supuesto que había sido largo, pero para mí.

Rodé los ojos―. En serio tío, nadie te dijo que vinieras. ―Las tres cuartas partes debían haber sido en avión, así que quince minutos en auto no ameritaba tanta agitación para él.

―A Eli se le ocurrió alquilar un auto ―me recordó.

Fue suficiente para querer asesinar a Eli mientras dormía. ¿Es que no suponía por qué me largué en primer lugar?

―Vamos a cenar ―cedí pensando en dónde tirar el cadáver después.

Mamá seguiría llamando por teléfono hasta que bajara o decidiera contestar, admito que no quería hacer ninguna de las dos cosas; sin embargo, estar a solas con este sujeto me ponía de los nervios, si conocía de mi punto débil estaría perdida.

Bajamos lentamente, en verdad que el psicópata había estado grave, lo suficiente como para requerir más medicación y andar como un zombi en proceso de transformación.

―Que linda es mi hijita, ayudando a su valiente héroe ―exclamó mamá conmovida.

Ambos la miramos, yo sabía qué podría responder, aunque supongo que Bags también lo intuía por su rigidez; por el bien de ambos, ninguno dijo nada.

―Bags se irá a donde sea que vaya a pasar sus últimos días, así que no habrá problemas de acomodación, incluso Connor se le colará y yo estaré en el cuarto libre.

Le sonreí a mi madre pidiendo apoyo, usaba ‘la mueca’, incluso el sofá de la sala de sonidos raros era mejor que seguir cerca del psicópata.

Mi madre no captó mi pedido de auxilio―. Querida, ya te dijeron que no hay espacio, además, será constructivo y aliviará los nervios de este encantador muchacho.

Pellizcó las mejillas de Bags con tanta ternura que hasta él se sintió aterrado.

«Ya sé tu punto débil», me dije con mucha perversidad.

No puedo creer la facilidad con la que me desterraron de la casa―. Oh vamos, no te preocupes, Eli, Connor y Bags cuidarán de ti muy bien. ―Papá miró a Bags―. Bueno, también cuidarás de él.

Lo palmeó en el hombro ileso y él se estremeció de nuevo, según el chismoso de Eli, con sus padres no había ese acercamiento cariñoso, excepto con la segunda esposa del teniente Bastien, la pobre mujer no había logrado acercarse tanto a los hijos mayores y podía entenderla.

Ayudé a subir al ogro sobre el asiento trasero del auto, Eli tomó posesión del volante.

― Si la casa en cuestión está a un par de metros. ¿Por qué usamos el auto? ―Eli me miró emocionado.

―Nunca me dejará usar el auto de nuevo ―dijo excitado.

Comprendía el por qué.

―No es por nada Eli, pero hasta los abuelitos de la esquina te han pasado y ellos van a pie ―dije. Bags apoyó la cabeza contra el respaldar sin decir nada, esto era preocupante―. Ya no tienes fiebre, si descansas lo suficiente procuraré usar la almohada, de esas antialérgicas.

Eli se giró hacia mí muy preocupado.

―Son planas Eli, sabes cómo las detesto―. La respuesta de Bags me antojó una sonrisa perversa en los labios.

Por lo que decidí animar las cosas un poquito.

― Ya sabes Eli, en el Bondage es solo cuestión de técnica.

Eli casi choca contra el poste al confundir el freno con el acelerador.

 




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