Cada persona es dueña de sus recuerdos. Y cada persona decide que hacer con ellos. Los recuerdos pueden obligarnos a vivir en el pasado, llenos de arrepentimiento y frustración o, pueden llenarnos de valor, impulsarnos a hacer las cosas mejor, enseñarnos lecciones. Todo lo que es digno de recordar con una sonrisa es digno de ser vivido, sin arrepentimientos y con la convicción de haber sido felices y de haber aprendido de cada decisión. Los recuerdos pueden invadir cada espacio de nuestra mente y corazón, tienen el poder de acabar con nosotros o salvarnos la vida obsequiándonos una nueva razón.
Esta historia tiene un poco de ambos casos. Es una historia de amor y amistad, porque si hay algo que siempre recordaremos serán los sentimientos, las emociones, los errores, las lagrimas quizá y de eso se trata de la vida, de sonrisas, de amores, posibles o imposibles, de riesgos y de nuevas opotunidades.
Vivamos esta historia juntos.
Editado: 15.02.2019