Recuperando a Emi

Capítulo 1

Dos años después. 

El reflejo que me muestra el espejo de mi baño ha cambiado mucho desde el día que deje mi casa hace dos años, mis cejas desaparecieron y también lo hizo mi pelo, ahora uso pelucas de colores como cuando estaba pequeña. Desde que deje mi familia y al hombre que amo he estado luchando sola contra el cáncer, si volvió. 

Después de casi 17 años, regreso para recordarme que siempre estuvo allí esperando por mí, solo buscaba el momento correcto para molestarme. Viaje a París, la ciudad donde siempre quise vivir, todo estuvo bien el primer año, pero desde hace unos meses las cosas no han sido fáciles para mí. 

Vivo con mi mejor amiga, Ana, ella está aquí hace un tiempo y me dio asilo cuando perdí el apartamento donde vivía porque quede sin trabajo. El cáncer era fuerte y me debilitaba muy seguido, eso no le gusto a mi jefe y me despidió, hoy tengo una entrevista después de seis meses y estoy nerviosa.

—¿De nuevo pensando en él? —sonrío viendo a Ana atreves del espejo parada en la puerta de mi baño.  

—Es inevitable no hacerlo, es el hombre que he amado siempre —digo recordando a Josh, a pesar del tiempo aún sigo amándolo como el primer día. 

—Deberías decirle la verdad nena, jamás he visto un hombre tan enamorado como loo está el de ti —niego sonriendo con tristeza. 

—No, Ana, no voy a atarlo a mí, estoy muriendo, no puedo dejar que este mis últimos días conmigo así, él merece ser feliz, y conmigo no lo estará. 

—A él eso no le importaría, no puedo comprender cómo estás pasando por esto, tu sola, tu familia tampoco lo sabe, cada vez que hablo con tu madre me siento mal por mentirle, no se merece eso —agacho la mirada porque me siento fatal, sé que no está bien lo que hago, pero como voy a permitir que mi madre viva el mismo sufrimiento que vivió en el pasado no lo merece.

—Ya no la necesito Ana, soy una adulta y como tal voy a lidiar con esto sola —asiente sabiendo que no me hará cambiar de parecer. 

—¿Estás lista para tu entrevista? 

—Sí, o eso creo, el cansancio por la quimio está haciendo estragos en mí —asiente dejando un beso en mi mejilla. 

—Todo saldrá bien, serás la mujer más hermosa y conseguirás ese trabajo —rio, porque ella siempre hace lo mismo, me alienta para hacerme sentir bella, algo que no siento, no me siento bella, pero ella dice lo contrario. 

—Por favor no me matachines, ¿sí? —asiente sonriendo como una verdadera loca y eso me da mucho miedo. 

 

****

Las manos me sudan y no dejo de mover mi pelo de un lado para el otro, estoy en el restaurante más famoso del país, fue fundado antes de que llegara aquí, el dueño es un enigma para muchos, siempre se habla de quien administra, pero no del dueño. 

La puerta del administrador se abre y un hermoso moreno me sonríe haciendo que me sonroje un poco.

—Linda, por favor, sigue —asiento levantándome para entrar en la oficina, es un lugar pequeño, pero con toques elegantes que lo hacen ver cómodo — Toma asiento Emilia.— hago lo que me dice sintiendo como las manos me sudan. 

—Gracias por la oportunidad, este es un sueño para mí —digo con la mirada en mis manos. 

—Eres una gran pastelera, Emilia, sería un error dejarte ir. ¿Estás lista para empezar ahora? —levanto la mirada rápido cuando lo escucho decir eso. 

—¿Ahora? —asiente sonriéndome. 

—Sí, el jefe necesita una repostera ahora mismo, hoy celebramos su compromiso, así que quiere todo lo mejor —asiento porque trabajar me hará bien. 

—Claro, solo tendría que ir por mis cosas —él niega. 

—No, puedes usar las del restaurante por ahora, no podemos perder más tiempo. 

—Está bien, ¿puedes decirme donde me podría cambiar? 

—Claro, al fondo a la derecha están los vestidores, tu casillero es el que tiene un pastel en su puerta —rio negando. 

—¿En serio? —asiente rodando los ojos. 

—Nuestro anterior repostero era muy gracioso. 

Me levanto de la silla en la que estaba y dándole un asentimiento de cabeza, salgo de la habitación para dirigirme hasta donde me dijo, me siento un poco cansada, pero no puedo dejar pasar esta oportunidad, si tengo que soportar los dolores y el cansancio por tener esto, lo voy a hacer. 

Cuando llego al lugar, abro el casillero y encuentro el hermoso uniforme, no sabía lo mucho que extrañaba hacer esto, el dulce es mi vida, no sé cómo logre pasar tanto tiempo sin hacerlo. Cuando estoy lista, salgo de la habitación y camino hasta la cocina de donde vienen todos los gritos del chef en jefe. El olor a deliciosa comida inunda mis fosas nasales y cuando entro en ella los ojos de todos en el lugar se posan en mí. 

—Hola — digo con una pequeña sonrisa —. Soy la nueva repostera.

—¡Ohhh por Dios! —dice un chico alto de piel trigueña que imagino es el chef —. Acabas de salvarnos la vida mujer, el jefe quiere un enorme pastel para la noche, ¿puedes hacerlo? —asiento. 

—Claro, empezaré ahora mismo. 

—¡Perfecto! —dice aplaudiendo y colocando la mirada de nuevo en las demás personas. 

Llevaba cinco horas haciendo un pastel de tres pisos para la ceremonia de compromiso de nuestro jefe, estaba cansada y la vista me pesaba, pero también era muy feliz, el cáncer me podía quitar todo, pero jamás me arrebataría el poder hacer lo que amo. Observo el último toque del pastel y sonrío cuando conseguí lo que buscaba. 




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