ARTHUR
Cargo a Victoria en hombros y la llevo rápidamente hasta el ascensor mientras ella maldice y patalea golpeándome en la espalda con los puños mientras que yo le devuelvo el golpe en una fuerte nalgada que la hace chillar.
—¡Me diste una nalgada!
Reclama indignada, mientras yo la sostengo con fuerza.
—Debería darte muchas a ver si dejas de ser tan malcriada y te comportas como una adulta.
Respondo exasperado por su comportamiento, al abrirse las puertas, entro y oprimo el botón de la planta donde está mi oficina y me paro erguido sin sentir ni un poco de vergüenza por las personas que nos miran sorprendidas desde fuera por llevarla de esta manera. Las puertas se cierran y ella trata de hacer que la baje.
—Bájame, Arthur, se me van a salir las tetas.
Insiste dándome una palmada en la espalda, gimo molesto imaginando sus maravillosas tetas y como deseo poner las manos y mi boca sobre ellas.
—Entonces deberías usar las manos para sostenerlas en su sitio en lugar de estar golpeandome.
Gruñe un poco, pero se queda quieta.
—¿A donde me llevas?
Pregunta en un tono mas calmado, al parecer ya se resignó al hecho de que no pienso bajarla.
—Querías hablar, bien, vamos a hablar.
Respondo muy serio, el ascensor se abre de nuevo y camino resuelto hacia mi oficina, al llegar empujo la puerta del despacho y cuando estamos dentro cierro con seguro y la voy bajando con suavidad hasta qué queda de pie frente a mi; siento tantas cosas, la odio, la amo, quiero echarla fuera y también arrancarle el vestido y hundirme en su cuerpo hasta perder el conocimiento, estoy tan jodido, pero al final, por mucho que trate no logro resistirme y hago lo que mi cuerpo me pide.
Pongo mi boca sobre la suya y la beso duro, ella trata de resistirse así que la agarro de la cabeza con ambas manos para que no pueda apartarse de mi, mientras la empujo hasta que estamos junto a mi escritorio, me separo de ella con la respiración acelerada por el deseo y con una mano tiro todo lo que hay encima al piso y luego la tomo de la cintura y la siento sobre mi mesa de trabajo, es difícil acomodarnos por el vestido que lleva puesto así que se lo subo hasta la cintura y me meto entre sus piernas.
—Estoy muy enojado porque me dejaste.
Digo dolido y excitado por partes iguales.
—Lo siento, lo siento mucho, amor.
Sus palabras me quiebran y vuelvo a besarla, ¡Dios! la extrañé tanto que el corazón quiere salírseme del pecho de felicidad por tenerla de nuevo conmigo, introduzco la mano entre sus piernas y sin ninguna contemplación rompo su ropa interior, ella abre mucho los ojos y la boca asombrada, pero no me rechaza, luego con rapidez desabotono mi pantalón, lo bajo con ropa interior incluida y sin aviso me introduzco en ella bruscamente, la muy sin vergüenza está tan húmeda que me facilita el acceso, ambos géminos de placer y nos besamos con furia mientras entro y salgo de ella que me clava las uñas en la espalda mientras pide mas, ¡Dios, como la extrañé! No hay nadie que me haga sentir esto, soy su maldito esclavo, no hay sensación mas perfecta que su calor envolviendo mi hombría. Me introduzco en ella una y otra vez mientras beso, muerdo y chupo cada parte de su piel que tengo a mi alcance, estoy como poseído y la castigo estocada tras estocada hasta que no lo soporto mas y exploto en su interior llenándola de mi, deseando fundirme en ella para siempre. Se que la tomé de forma egoísta sin importarme sus sentimientos, pero ella me convierte en un animal en celo. Apoyo mi cabeza un su hombro sin salir de su interior tratando de recuperar la calma, mientras ella me apacigua acariciandome la espalda con sus dedos.
—¿Te sientes mejor?
Pregunta luego de unos minutos, estoy semierecto aun dentro de ella, desorientado y todavía con la frente descansando sobre su hombro.
—No, ¿donde diablos estabas?, ¿en que mierda estabas pensando?, estoy muy enojado contigo.
Reclamo acariciando su cuello con la nariz, huele muy bien, no quiero apartarme de su cuerpo.
—Pensaba que te estaba haciendo un favor, porque estar a mi lado iba a traerte mala suerte.
Salgo de su interior porque necesitamos tener un larga charla y necesito tomar un poco de distancia así que me aparto y comienzo a acomodarme la ropa.
—También era mi hijo, también lo perdí, ¿alguna vez te detuviste a pensar en lo que yo estaba sintiendo?
Nadie sabe, cuanto dolor tuve que soportar cuando nuestro hijo murió, aprendí a controlar mis emociones y fingir desde que era un niño, pero eso no quiere decir que no haya estado roto por dentro.
—Lo se y lo siento, pero necesitaba un poco de distancia.
—¿Para qué? ¿Para buscarte otro?
Tiene mucho que aclarar, me tiene que dar muchas explicaciones antes de reconciliarnos del todo, porque ¿para que nos engañamos? estaba cantado que habría reconciliación ni bien estuviéramos a menos de cien metros el uno del otro.
—Necesitaba alejarme de ti, no era una buena compañía, iba a hundirte conmigo si me quedaba.
Entiendo que estaba mal y sufriendo, pero yo habría entendido y le habría dado un poco de espacio hasta que se sintiera mejor, esas no son excusas.
—Fue muy injusto, Victoria.
—Ahora lo se.
—¿De verdad estuviste con alguien mas?
Aunque no me importa lo que haya hecho mientras no estuvo conmigo, de igual forma quiero saberlo.
—Me acosté con medio Miami.
Quiero desaparecer a cualquiera que se haya atrevido a tocarla, pero ni para que me desgasto pensando en el pasado, lo hecho, hecho está.
—Ahí era donde estabas… — de haberlo sabido habría ido a buscarla o tal vez solo habría ido a cerciorarme de que estuviera bien. —Espero que te hayas cuidado y no me contagies nada.
—¿No te importa que haya ahogado las penas en el cuerpo de otros hombres?