---En las alcantarillas---
Mikey: (Caminando pesadamente, algo empapado) Sí que estoy cansado… Raph nos trajo dando muchas vueltas…
Leo: (Dejándose caer fuertemente en el sillón) Es verdad… Se supone que ya tenías una idea y luego… (Hace un sonido de dolor) Auch… Nos haces correr hasta el otro extremo de la ciudad… Buscando sabré que cosa. (Frunciendo el ceño).
Raphael: (Rodando los ojos, con brazos cruzados con su típico mal humor) No tenían que acompañarme si no querían.
Donnie: (Molesto) Literalmente, nos arrastraste a todo eso, solo para preparar una forma de hacer que Yang, y tú se arreglen.
Mikey: (Sentándose en el suelo, dejando caer su peso para tras) Y… ¿Qué vas a hacer?
Raphael: (Camina hacia su habitación) No se los diré… ni donde, ni cuando, para que nadie valla a entrometerse.
Mikey: (Levantando la cabeza, con una mueca de molestia) Oye… ¿Entonces cómo crees que vamos a espiarte? (Abre los ojos como platos y sonríe nerviosamente) Digo… Ayudarse jajaja.
Raphael: (Con la mirada seria, y aun brazos cruzados por enfrente de su pecho) Por esta razón, no se los diré.
Leo: (Volteando a ver a su hermano de badana roja) Ok… Entiendo.
Donnie: (Suspira, sentándose) Tienes un buen punto.
Mikey: (Voltea a ver a sus hermanos) Vamos chicos, no era el único que quería ver a nuestro hermano Raph, declarara su amor y podernos ver su lado tierno.
Raph: (Ya algo molesto, con una pequeña venita punzando en su cabeza) muy bien, le enseñare esa foto a Blake.
La tortuga con ceño fruncido se fue a su habitación, donde tenía el objeto de las preocupaciones del más joven de los hermanos. A lo cual este se alarmo en gran medida, no quería que su hermosa novia, viera una feseta de el en donde se veía mucho más raro y perturbador de lo que el a veces creía que era, así que salió corriendo detrás del mayor, importándole un comino lo cansado que decía sentirse.
Leo: (Solo rio un poco) Jajajaja… Pobre Mikey.
Donnie: (Comenzó a observar el lugar con sumo detalle, sentía que algo faltaba desde el momento que se sentó) Leo… Algo no va bien aquí…
Leo: (Se gira mirando confundido a su hermano) ¿A qué te refieres?
Donnie: (Mira hacia un lado el sillón) No están las cosas del equipo RWBY.
Leo: (Se levanta, abriendo los ojos como platos, algo agitado y asustado) ¡¡¡¿QUÉ DICES?!!! ¡¡¡¿CÓMO QUE NO ESTÁN?!!! ¡¡¡¿DÓNDE PUDIERON IR?!!!
Donnie: (Se levantó de su asiento algo aturdido) ¿Se abran ido? (Niega con la cabeza) ¿Por qué? Esto no tiene sentido.
Leo: (Comienza a buscar por todas partes, algo alterado) Pero es verdad… No están sus cosas, no puede ser.
Ambos hermanos se quedan mirándose uno al otro sin entender que estaba pasando, ¿Dónde se encontraban las chicas que ellos amaban?, ¿Porque sus objetos personales no estaban en donde debía…? ¿Acaso algo malo había pasado mientras no estaban?
La única persona que podría responderles esa pregunta, era el Sensei, era el otro que vivía allí, su padre y que casi nunca salía.
Se dirigieron directamente a la habitación de este, se encontraba meditando con suma concentración, algunos pensamientos, tratando de encontrar la paz que lo había abandonado hace tantos años.
Antes de entrar por respeto tocaron la puerta, con algo de desesperación, esperando a respuesta que les llego de inmediato confirmando que podían pasar.
Leo: (Entrando a la habitación de su padre, con el rostro algo mortificado) Sensei…
Splinter: (Mirándolo con serenidad, notando la preocupación en el joven) ¿Qué sucede hijos míos? ¿Por qué se encuentran tan mal?
Donnie: (Acercándose al mutante rata) Sensei… ¿Sabe por qué las cosas de ellas no están?
Splinter: (Confundido, cerrando los ojos) ¿A qué se refieren?
Leo: (Preocupado y algo agitado) Sus pertenencias, no están en la sala, es como si hubieran desaparecido de la nada. ¿Algo malo ocurrió? O ¿Qué pudo haber sucedido?
Splinter: (El hombre se quedó completamente pensativo) Hijos míos… No entiendo que fue lo que ocurrió, no escuche nada fuera de lo normal (Se levanta de su postura de loto) ¿Acaso hay signos de alguna batalla?
Leo: (Niega con la cabeza) No, eso es lo que más preocupa. (Baja la mirada) No encuentro ninguna razón, para que no estén aquí…
En ese instante, el mutante más joven de banana naranja, entro sin permiso, con un rostro que reflejaba una gran pena, y lágrimas que empapaban esos hermosos ojos azules, sosteniendo en sus manos un papel, que tenía la marca de la tristeza impresa por todos lados.
Mikey: (Corriendo, sin importarle lo que piensen de él) Ellas, se fueron… (Con una voz entrecortada) Decidieron… Irse a combatir solas al Krang.
Donnie: (Sorprendido, girándose a su hermano) ¿De que estas hablando?
Mikey: (Su rostro contraído, dejando escapar las lágrimas de forma torrencial) Blake… Me lo dice en esta carta. (Sosteniéndola con la mano derecha, apretándola por completo).
Leo, le arrebata la carta de forma desesperada, queriendo comprobar con sus propios ojos lo que acaba de decir su hermano menor o bueno… Tratará de saber por qué se fueron.
El líder abrió la carta, la cual contenía tinta negra con letra muy bien legible y elegante, aunque tenían manchas de lágrimas… Se preguntó para sí mismo ¿Qué era lo que trataba de trasmitir, para que el pequeño que siempre poseía una sonrisa, sin importar la situación, se quebrara?
Y en unos segundos, comprendió todo... El contenido de la carta decía lo siguiente…