---Dojo---
Splinter: (Tomando la foto de su familia) Tan Shen… No creí que… El pasado volviera de esa forma.
La rata, se encontraba suspirando de una forma melancólica, pensando en las situaciones que habían ocurrido y que sus presentimientos, eran ciertos.
El que su corazón e padre, por alguna razón no creyera en Karai, que tuviera esa duda que trato de negar y que al ver a la joven cazadora, se manifestaba con mayor fuerza. Todo había sido verdad, en lo sabía aun antes de que saliera a la luz.
Ahora quedaba la duda.
¿Cómo reaccionaría esa joven ante esto?
¿Cómo era posible que sobrevivirá?
¿Qué llegara hasta Remnant?
Todas esas y más preguntas surcaron su mente en más de una ocasión.
En ese momento quería ir hacia donde se encontraba la cazadora y decirle la verdad, contarle todo sobre su pasado, decirle que él era su padre. Pero al ver como su reacción fue, al enterarse temía que el rechazo fuera algo que sucediera.
Pero el corazón de la joven no podía ser así. Ella poseía uno tan valioso y puro, al igual que su difunta esposa.
Pensó cual era la forma correcta de abordar el tema, ante ella y los demás, que también tenían el derecho de saberlo.
Lo pensó cuidadosamente, pero una idea surco su cabeza. Lo primero era limpiar el nombre de su Tan Shen, decir la verdad. Lo que realidad había pasado entre Shen y Amaya. Ambas hermanas que fueron separadas por las antiguas y estúpidas normas de esa familia que ahora se había desmoronado.
Y que ahora, las dos hijas de ambas hermanas, se encontraban en una disputa de entre el odio y el amor.
Sus pensamientos se estaban acomodando en su lugar, mirando esa foto, le daba la tranquilidad que buscaba desde hace más de dieciséis años.
Un pensamiento vago, le hizo sonreír tenuemente, si en realidad Ruby es Miwa, su cumpleaños no es el veintitrés de marzo, si no el treinta y uno de octubre. Entonces ella cumpliría ese año diecisiete no dieciséis.
Dejo la imagen en su lugar, tomando un suspiro muy profundo, salió del dojo, listo y dispuesto a dirigirse a donde se encontraba su hija.
---El laboratorio de Donnie---
Yang: (Sonriendo) ¿Cómo quedo la comida?
Ruby: (Comiendo súper ansiosa) Está muy deliciosa.
Yang: (Satisfecha por eso) Que bueno, la hizo Raph y Leo.
Ruby: (Levanta su mirada para ver a su hermana) ¡¡¡¿ENSERIO?!!! ¡¡¡AMBOS COCINA MUY RICO!!!
Yang: (Le da un leve codazo en un costado) ¿Sabes lo que eso significa verdad?
Ruby: (Confundida, bebiendo lo último de la sopa) No, ¿Qué significa?
Yang: (Sonríe pícaramente) Bueno, que ya se pueden casar. Jajajajaja
Ruby: (Sonríe, negando con la cabeza, por las ocurrencias de la rubia) Jajajajaja.
Yang: (Se acerca a ella) Oye… ¿Desde cuándo tú y Leo son novios?
Ruby: (Se sonroja un poco y su nerviosismo comenzó) Bueno… Es que es reciente…
Yang: (Mirándola emocionada) En su salida ayer ¿Verdad?
Ruby: (Sonriendo) El momento se dio y no diré más… Además (Pone sus manos en sus caderas) Ustedes hicieron que el me distrajera por mi fiesta así que… Creo que fue planeado por todos ¿No es así?
Yang: (Sonríe, abrazándola emocionada) Me declaró culpable.
Ambas se quedaron riendo y divirtiéndose en ese abrazo. Que poco a poco se comenzó a sentir como un fuerte agarre de parte de la rubia, que sostenía el cuerpo de su hermana con mucha firmeza, como si en cualquier momento se la fueran a arrebatar.
Esto lo sintió la pelicastaña, lo cual le extraño mucho, pero no le dio mucha importancia, sintió la necesidad de corresponder ese abrazo con igual forma. Ahora ella se aferraba con temor de que su hermana mayor se fuera y la dejara sola.
Un sentimiento surgió en ella, recordando cuando había perdido a su madre, sabía que estaba despierta cuando se lo informaron, pero pensaba que tenían que estar mal, que era una broma, más no lo era, un sueño no pudo ser.
Lo único que hizo, fue ir con su hermana a abrazarla, pidiéndole que le dijera que era mentira todo eso. Pero igual la pequeña Yang, se encontraba en las mismas con un gran dolor.
Ambas siempre juntas, cuidándose y protegiéndose. Era al regazo que acudía cuando algo la preocupaba, eran los brazos que la cobijaron tantas veces al sentirse sola. Eran las palabras que siempre necesitaba para ser fuerte. Era su hermana que paso a ser como una madre para ella.
Ruby: (Limpiando una lagrima) Yang…
Yang: (Aun abrazándola, dejando escapar unas lágrimas) Si… ¿Qué pasa?
Ruby: (Suspira, apartándose del abrazo) Lo que dijo Karai y Destructor… ¿Es verdad?
Yang: (La mira con los ojos abiertos) Pensé que no lo recordabas… Habías dicho.
Ruby: (Suspira, desviando la mirada) Estaba algo confundida, era algo extraño las imágenes, pero al despertar y comer recordé todo lo de anoche… (La mira con preocupación) ¿Es verdad? ¿No somos hermanas?
Yang: (Baja la mirada y logra ver la marca que siempre creyó una cicatriz) Yo… No… Sabría que… (Unas lágrimas comienzan a surcar sus mejillas) Decirte… No… Me he atrevido hablarle.
Ruby: (Abraza con fuerza a la rubia, limpiando sus lágrimas) Tiene que ser una mentira, tu siempre has sido y seguirás siendo mi hermana, junto a nuestro padre y el tío Qrow, son mi única familia que tengo sanguínea.
Las palabras dichas por la pelicastaña, la hizo sentirse realmente tranquila, como si una paz interior la comenzara a inundar. Pero eso duro apenas unos segundos, pues unas palabras la asaltaron en su mente.
-Ella tiene derecho de conocer su origen-
Como odio en ese momento esas malditas palabras y a quien las dijo, pero era verdad… Si existía esa posibilidad aunque fuera mínima, Ruby tenía el derecho a saberlo, ya que por lo visto eso formaba ser parte de su pasado, de su origen, de ella.
Debía actuar como la hermana mayor, como la adulta y madura joven que debía ser, pero no podía, no aun… Temer era de humanos y ser cazadora no te cubre esa cuestión.