01/02/16
Hola, empecé a escribirte cartas desde el primer momento en el que te conocí en aquel parque ¿lo recuerdas? Me salvaste de ahogarme en el estanque de patos, después nos reímos por horas por mi torpeza, ese día me di cuenta que tenias una hermosa sonrisa, con tus hoyuelos en cada mejilla, con el brillo en tus ojos azules, con tus labios rosados y tu cabello rizado que tanto me volvía loca. Luego de eso iba casi todos los días al mismo parque, cerca del mismo estanque para esperar el volverte a ver, deseaba verte y saber tu nombre, pero no sólo eso, sino mucho más. Durante tres semanas completas fui y no te encontré en ninguna parte así que aborte esa misión y seguí con mi vida como la estaba llevando.
Imagina mi sorpresa cuando esa misma semana te encontré en la fiesta de compromiso de mi mejor amiga, fue una enorme sorpresa y sobre todo el que tú me hubieras reconocido, no me lo podía creer, pero allí estabas en carne y hueso enfrente de mí con tu traje negro que acentuaba cada musculo perfectamente... pero siempre en la vida hay tropiezo y esa noche no fuera excepción... fuiste con una mujer, tu novia, la señorita silicona. Como me caía mal esa chica, su cuerpo entero era de silicona y creo que en su cerebro hay más kilos de lo mismo. Esa chica era realmente torpe, y llamarse Candy ¿en serio? Eso es demasiado cliché, para eso se hubiera llamado Barbie y se hubiera unido al circo del condado haciéndose pasar por la Barbie humana.
En fin... días después de la fiesta te volví a encontrar o mejor dicho, mi perro te encontró, en el mismo parque en donde te conocí. Estabas sexy con tu ropa deportiva y todo sudado, y cuando te quitaste la franela te juro que mi corazón se detuvo por unos segundos, mis ojos no podían apartarse de tu perfecto abdomen y es que... eres todo un Adonis, sabes que siempre he sido muy honesta. Y lo peor es el hecho de que mi lengua no estuvo conectada a mi cerebro, así que sólo decía lo que pensaba en voz alta y luego venía mi cara sonrojada y mi tartamudez, lo cual sólo tú has logrado, deberías sentirte muy orgulloso.
Esa frase, la recuerdo como si fuera ayer "Que cuerpo más sexy tiene este hombre" y es que, lo recuerdo y mi cara se sonroja. Recuerdo tu sonrisa y como tu rostro también se colocó rojo, hasta te mordiste el labio, lo cual siempre se ha visto muy sexy en ti. Ese día salí huyendo, tenía demasiada vergüenza como para seguir viéndote a la cara, así que... solo corrí, muy lejos de ese lugar, lejos de ti. Y quizás así debió ser, sólo quedarme lejos de ti, pero la atracción que nos unía era tan fuerte que no podíamos ignorarla.
Unos días después de eso nos volvimos a encontrar en el cumpleaños de Brad, un amigo en común, obviamente no tenía ni la menor idea de que ustedes se conocían, ya que prácticamente él y yo éramos hermanos, yo conocía a todos sus amigos y él conocía a todos los míos, así que, sí, fue otra gran sorpresa que me lleve. Ese día Brad y su novia intentaban de cualquier forma emparejarnos, no es que a mí me molestara eso, pero tú tenías novia y algo que sí me enseñaron mis padres era a nunca involucrarme en medio de una relación, no importaba lo mucho que me gustara la persona, debía estar alejada. Ya que si esa persona engañó una vez, lo hará de nuevo. Así que a pesar de la tensión que existía entre nosotros, me aleje, traté con todas mis fuerzas estar lejos de ti. Aunque no me sirvio de mucho hacerme la dura cuando tan solo una semana después te apareciste enfrente de mi apartamento diciéndome que habías terminado con tu Candy. ¡Te salté encima como una desesperada! Ahora me rio de eso, pero después de que lo había hecho moría de la vergüenza, no quería que pensaras que era una chica fácil, aunque sí estaba bastante desesperada en aquel momento porque me hicieras tuya... y lo hiciste. Una, y otra y otra vez durante todo el día. Ese día fue maravilloso y jamás olvidaré nuestra primera vez.
Querido, con estas cartas intento derramar todos mis sentimientos hacia ti. Te amo demasiado, Malcolm, y creo que siempre te amare. Honestamente, fue mi primer amor real, la primera vez que me enamoré de alguien y no quería marcharme como lo hice, pero siento que a pesar de todo el dolor por el que te hice pasar, fue lo mejor para ti. Deseo que me recuerdes como era antes y no como estoy ahora.
Siempre tuya.
Nicole.
01/02/15
-¡Bronco! vuelve aquí. -Escucho un grito a lo lejos y vuelto justo en el momento en el que un gran danés se me lanza encima provocando que caiga al suelo y comienza a lamerme todo el rostro. -¡Lo siento! ¡Bronco, no, detente! -La persona que supongo es la dueña de este... perro o caballo, como sea, lo jala lejos de mi. Me levanto del césped y debo quitarme la franela para poder limpiarme el rostro lleno de la baba de aquél tal bronco.
Al levantar la vista puedo observar una chica delgada con el cabello castaño por lo hombros, piel aceitunada y ojos café. Sonrió de medio lado porque conozco a esta chica. Que suerte la mía de haberme topado de nuevo con ella.
-Hola, Nicole. Veo que le caigo bien a tu perro. -Le digo, ella mira a los ojos y su cara se pone totalmente roja.
-Hola... Malcolm. No sabia que eras tu. Lamento lo de mi perro, él normalmente no es tan descortés, lo siento. -Responde ella con un tono de voz tan dulce del cual me podría volver adicto.
-No te preocupes, en serio. Me gustan los perros. -Te respondo con una gran sonrisa, Nicole me regresa la sonrisa y sus vista va bajando hasta detenerse en mi abdomen, se me olvidaba que no tenía puesta la franela.
-Que cuerpo tan sexy tiene este hombre. -Susurra ella más para ella misma pero aún así la pude escuchar. Me río por aquel comentario para luego morderme el labio y hasta creo que me coloque rojo. -Ay, Dios, lo dije en voz alta ¿cierto? -Asiento con un poco de vergüenza y trato de ocultar mi sonrisa debido a que su cara se puso aún roja.