Llegamos a aquel lugar donde tiempo atrás te había traído, tan buenos y felices recuerdos. Como tu sonrisa iluminaba por completo tu hermoso rostro, tu risa que me daba tanta alegría, como el viento ondeaba tu cabello y yo te lo apartaba del rostro para poder besarte.
Ahora, volvimos... te llevo cargada en mis brazos, cubierta con tantas mantas para que no tengas tanto frío, tu hermana va a nuestro lado procurando que todo vaya bien, nos acercamos hasta la playa y con cuidado me siento en la arena contigo encima de mi, tu cabeza apoyada en mi pecho, y yo aferrándome con todas mis fuerzas a ti.
Viéndote así, entiendo que no querías que sufría por tu dolor, pero no comparto tu decisión de alejarme causándome aun mas daño y culpa. Justo ahora cuando ya estaba mejorando, justo cuando estaba volviendo a sonreír... tranquila, amor, nunca te olvidé, pero si necesitaba seguir adelante. Pero... ¿y ahora? ¿como haré para seguir adelante después de esto? No es justo, la vida no es justa, no fue justo tu decisión que me alejaras, que me apartaras de tu vida, de tu lado y solo me permitirías estar junto a ti en tus ultimas horas de vida.
-Nicole, despierta. Hemos llegado. -te digo, tragándome mi rabia. Hoy no se trata de mi, sino de ti.
Tus ojos antes azules brillantes, ahora se ven tan apagados y hundidos, me miran con cariño y aunque trato con todas mis fuerzas ser fuerte me es tan difícil, que las lagrimas caen por mis mejillas.
-No llores, amor mío. Quiero verte sonreír y ser feliz. -me rio por lo bajo, que descaro pedirme eso.
-¿Como podría hacer eso si me alejaste por tanto tiempo, sabiendo lo mucho que te amaba? -le reclamo entre sollozos. Ella levanta su delgada y fría mano para tocar con sutileza mi rostro, por inercia apoyo mi rostro en su mano como en los viejos tiempos.
-Lo siento... lo siento mucho, Malcolm. Me equivoque, fui una tonta, nunca debí alejarme de ti, te amo tanto que pensé que te haría menos daño de esa forma, pero... no quiero que me odies, no quiero morir sabiendo que me odias por lo que hice.
-Jamás podría odiarte, Nicky. Te amo tanto como para poder odiarte, aunque si estoy molesto contigo, jamás te voy a odiar. -tu débil sonrisa me parece tan tierna y sin pensarlo dos veces junto mis labios con los tuyos. Ese beso esta lleno de nuestro dolor, nuestras esperanzas, nuestros recuerdos y sobre todo lleno de nuestro amor. Un amor que va a transcender en los tiempos, un amor tan puro y real que nadie podrá nunca desafiar.
Al separarnos, nos regalamos una sonrisa llena de amor, le hago señas con la cabeza para que pueda ver el atardecer, con aquellos colores rojizos y naranjas tan hermosos que solo se pueden ver en esta playa.
Nos quedamos sentados, Nicole encima de mi, Cristina, tu hermana a su lado sujetando su mano y apoyada en mi hombro. Nos quedamos lo que parecen horas, un dolor comienza a crecer en mi pecho y un nudo en mi garganta me impide respirar bien, sin mirarla se que ya mi amada, se ha ido para siempre, Cristina comienza a sollozar con fuerza, aferrándote a ti y maldiciendo al universo por alejarte tan pronto.
Ya cuando todo esta oscuro y nos hemos calmado un poco, nos levantamos y vamos hasta mi auto, coloco tu cuerpo inerte con sumo cuidado en la parte de atrás y tu hermana se instala a tu lado. Trato de mantenerme fuerte, pero la verdad es que solo deseo salir corriendo y buscarte... buscarte en donde sea que estes para poder estar siempre a tu lado, ya sea en el infierno, en el cielo o en el limbo, no me importa... siempre y cuando este a tu lado.
Por fin subo al carro y comienzo a manejar hasta el hospital, al llegar vuelvo a cargar tu cuerpo y a llevarte por los pasillos, las enfermeras y doctores nos ven con clara señal en sus rostros de entendimiento. Al final del pasillo de oncología, tu doctor nos ve y se acerca hacia nosotros, te revisa y les hace señas a un enfermero para que traiga una camilla.
-Lamento mucho su perdida. Pero estoy seguro que Nicoles se fue feliz por estar junto a sus personas favoritas y en su lugar favorito. -nos dijo aquel Doctor antes de llevarte lejos de nosotros.
Y justo en ese momento lo solté... solté todo lo que tenía guardado... y grité... grité con tanta fuerza que todos se me quedaban viendo, pero no me importó. Solo te quería de vuelta conmigo, quería despertar de esta pesadilla y verte a mi lado, con vida. Cristina me abrazó con fuerza y caímos al suelo, aferrándonos el uno al otro.
La vida es una porquería... ¿por qué te presentan al amor de tu vida para luego arrebatártelo de una manera tan cruel?
Nunca lo entenderé.
.........
Ha pasado una semana desde tu parte, ahora nos encontramos en el cementerio, viendo como van bajando tu ataúd a la fosa, ya vas a poder descansar junto a tus padres como siempre deseaste. Tu hermana se encuentra a mi lado, ella también ha sufrido mucho por tu partida aunque tiene un temple de acero, eso me recuerda mucho a ti, a tu voluntad de siempre parecer fuerte aunque por dentro eras tan solo un pollito queriendo amor.
Tus amigos se encuentran también aquí, aquellos pocos que realmente te amaban y valoraban tu vida. Aún me cuesta creer lo que esta pasando, según mi madre se debe a los siete etapas del duelo:
1.- Negación
2.- Confusión
3.- Ira
4.- Culpa
5.- Tristeza
6.- Aceptación
7.- Restablecimiento
Yo me encontraba todavía en el primero, en la negación.
Cuando ya tu ataúd se encuentra dentro de la fosa, la gente se iba acercando para lanzar rosas amarillas (tus favoritas) y como siempre te pareció triste que la gente vistiera de negro en los funerales, acá nos encontrábamos todos, vistiendo blanco, celebrando tu vida.
Cristina se acerca y lanza un rosa junto a una foto de ustedes abrazadas. Luego me toca a mi acercarme, parece tan irreal pensar que tu cuerpo ya se encuentra debajo de tierra, que ya no podré volver a verte ni tocarte, ni escuchar tu voz o fingir reírme por tus malos chistes. Dejo caer un girasol, porque mi amada Nicole, tu eres mi sol y yo siempre seré ese girasol gira hacia ti, buscándote.