Red de amor

Capítulo 3

— ¿crees que encontrarás a Thiago? — pregunta la señora Pops cerca de mi odio por la música

Nos encontrábamos ya adentro y estábamos paradas en medio sin saber qué hacer o a donde ir.

— si quiere iré yo, quédese sentada por allí ahora vuelvo — digo y me adentré más al apartamento, no me iba a perder porque todos los apartamentos son exactamente igual y no había pierde, decidí mejor preguntarle a un tipo que estaba hablando con una chica.

— oye disculpa, ¿sabes dónde está Thiago? — alzo mi voz para que logre escuchar.

— Se encuentra en su habitación — dice de igual manera y me voy de allí sin antes agradecerle.

Me fui directo al pasillo donde se encontraba la habitación y el baño, cuando empezaba a caminar más cerca escuche algo muy desagradable. Típico.

— ¡vamos Thiago! — escuchó y hace que me quede con mis ojos a punto de salir de sus cuencas oculares. — ¡dale duro, más duro! — escucho de nuevo abriendo mi boca de sorpresa.

¿Será prudente que toque la puerta? ,Realmente necesito que le baje a su música para poder entregar bien ese trabajo, no quiero entregar algo a medias y me decidí por tocar fuerte y eso hizo que los gritos se calmaran, pero nadie abría, ¡me importa una mierda! Abrí la puerta y ¿quién tiene la puerta sin seguro cuando tienes sexo en una fiesta?

— ¡ahhh! — grita la chica que está arriba de él y se quita rápidamente del cuerpo de Thiago. — ¡lo siento mucho, no tenía idea! — dice muy rápido y trata de colocarse un poco de ropa para irse muy avergonzada.

— ¡¿quién crees que eres para cagar mi sexo?! — dice molesto y se pone de pie sin ninguna pena de que yo estuviera allí, así que rápidamente volteo mi cuerpo y le doy la espalda

— ¿quién soy?, Soy tu vecina que ya está harta de tu música, tengo que terminar mi trabajo — espetó cruzando mi brazos.

— Voltea que ya termine — dice y en efecto ya estaba vestido, pero sin camisa y de nuevo esos tatuajes que no pude apreciar antes, solo sus jeans. — Creyó que éramos algo — sonríe pícaramente, me sorprendo por su cambio de humor.

— escucha no me importa que haya creído, ¡bájale a tu música! — bramó y el ríe.

— ¡Quédate!, No quise invitarte por lo que pasó ayer, pero estas invitada, disfruta — sonríe y sale de la habitación y como buena desafiante lo sigo por detrás.

— ¡te estoy hablando! ¡Vine aquí para que le bajes a tu música! ¡NO QUIERO QUEDARME EN TU ESTÚPIDA FIESTA! — grito para llamar su atención voltea de golpe provocando que choque con su torso desnudo, rápidamente coloca una de su mano en mi cintura, el alza una ceja y sonríe con picardía, estoy tan cerca de su torso y esta vez puedo apreciar una gran águila de espaldas con sus alas extendidas y una que otra frase por sus hombros y al constado de su cintura, mientras que en su brazo derecho estaba repleto de tatuajes que no puedo distinguir.

— ¿sabes cuál es mi don? — suena su voz ronca y áspera causando que desviara mi mirada de sus tatuajes. — Tengo el don de saber la talla exacta de lencería de una mujer, con tan solo pasar esto — levanta sus manos con una sonrisa triunfante.

— ¿qué estás tratando de decirme? — espetó con rabia.

— que si quieres... Que te regale algo especial solo dímelo — lanza con su mirada pícara, estoy harta de esa mirada y su estúpida forma de molestar, sin pensarlo dos veces como la primera vez, estalle mi mano contra su rostro.

— ¡ES UN ESTUPIDO PERVERTIDO!, ¡VÁYASE AL DIABLO! — grito molesta y me voy lejos de su presencia pero sin dar unos paso más él me detiene y agarra mi brazo rápidamente.

— ¿ahora me tratarás de usted? — pregunta descaradamente haciendo un pequeño puchero.

— No sé quién se cree para tener esa confianza conmigo — farfulló. — Venimos aquí con la señora Pops para tratar una arreglo por su música — me quito bruscamente de su agarre.

— ¿dices que la señora Pops vino también a pedir que se le bajara el volumen a la música? — dice frunciendo el ceño un tanto confundido.

— Sí, no entiendo su confusión — exclamó.

— digo, porque a la señora Pops parece no molestarle — dice sonriendo con ironía y señala atrás de mí, volteo para ver de qué se trata y mis ojos captan a la señora Pops bailando con dos tipos al lado de ella. — parece que ella no tiene ningún tipo de problema.

— váyase al diablo — bramó y me encamino a la puerta para poder tratar de seguir con mi trabajo e ignorar completamente la música.

— ¿ya te vas Beca? — pregunta la señora parando el baile que tenía

— Tengo que trabajar — anuncio para luego azotar la puerta con fuerza anunciando que me he ido.



#1886 en Otros
#497 en Humor
#4933 en Novela romántica
#1349 en Chick lit

En el texto hay: novela romántica, amistad, novelacontemporanea

Editado: 12.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.