Este sábado se siente muy extraño y como no va estar después de esa confesión caótica que me dio Thiago ayer, por otro lado hoy tenía mi cita y él se ofreció a llevarme, haré lo mejor que puedo para no sentirme incómoda, es una situación desmesurada; me encuentro sentada en mi comedor, desayunando un poco de yogurt con cereal y un vaso de jugo de naranja, el sonido de la puerta hace que me acerqué a ella, temiendo de que no fuera al que espero ver y gracias a Dios no lo es, un milagro, tengo enfrente a la señora Pops, es cierto había olvidado que teníamos una charla pendiente.
— Buenos días beca — sonríe, le hago un pequeño espacio para que pueda pasar y al instante lo hace, ella toma asiento en lo sofá y yo me limito hacer lo mismo. — Necesito explicaciones beca — eleva una ceja.
— No entiendo su pregunta señora Pops — sonrío, tenía hambre y me puse de pie para poder traer mi yogurt y volver en donde estaba.
— Beca — regaña. — ¿qué está pasando con Thiago eh? — en estos momentos estoy en decirle la verdad o mentirle.
— Solo nos volvimos amigos — le hago saber, ella no me cree y su expresión me lo hace saber.
— ¿Los amigos salen a menudo y la mayoría del tiempo pasan juntos?— me pregunta.
— Si — digo con obviedad. — No le veo lo malo señora Pops, sabe que no tengo tiempo para perder mi tiempo en muchachos — pauso. — ya lo intente y no funcionó.
— ¿lo dices por el último chico que te amarro?, ¿el que fue tu novio? — me pregunta, de nuevo este tipo hace presencia.
— Lo que pasó con William fue una gran estupidez y de allí he aprendo mi lección — le comentó. — el tipo ya salió de la cárcel. — abre los ojos a causa de la sorpresa de que este tipo puede venir a buscarme.
— En el juicio fue muy directo y muy intimidante cuando dijo eso con odio — llevo una cucharada de Yogurt a mi boca, saboreo y siento como una explosión de fresa está en mi boca — ten cuidado Rebeca
— no quiero hablar de ello, pero, tendré cuidado — le hago saber, ella está más alterada que yo en cuanto a la noticia.
Ella se despide de mí y del impacto de la noticia ya no pregunto nada más sobre Thiago y eso está perfecto porque en realidad nada está pasando, solo que él es mi cupido pero allí nada más; me dedique a lavar los pocos platos que estaban en el lavavajillas no eran muchas y termine luego, después de unos 30 minutos de hacer un poco de orden en mi casa me encuentro leyendo el Diario de Anna Frank que debido a tanto trabajo no he podido terminarlo como estoy acostumbrada, normalmente acabo un libro en dos días pero ya llevo como cuatro con este libro, el trabajo me mata pero no me voy a quejar porque es algo que me gusta hacer.
Escucho nuevamente la puerta, ¿cuándo será el día que tendré un fin de semana como antes?
Me pongo de pie para abrir la puerta y veo a Thiago del otro lado, el pobre tenía la vista al suelo pero en cuanto vio que estaba enfrente a él su vista se dirigió a mí, llevaba una mano en su cabeza y no hay que ser tan inteligente como para saber que está muriendo por la resaca que tiene.
— siento mi cabeza como una licuadora — comenta, lo dejo entrar y al instante se sienta en el sofá y trata de recostarse un poco.
Yo sé que no tiene memoria de lo que ocurrió ayer y eso es un punto a mi favor y dejando de un lado esa situación se viene a mi mente la escena en donde casi el me besa.
— No entiendo cuál era tu gana de emborracharte — el gruñe porque sabe que le estoy dando un sermón.
— Tengo mis motivos Beca — me dirijo al baño y como buena chica prevenida tengo un botiquín con varios medicamentos, agarro unas aspirinas para el dolor de cabeza y le llevo un vaso con agua para que se las pueda tomar.
— Toma — le extiendo el vaso y la patilla, el de inmediato se la toma y me susurra gracias. — y tú vienes aquí, ¿para? — el me mira con desapruebo por a ver dicho eso, pueda que le di a entender que no lo quería aquí, aunque no era la intención.
— ya me largo no te preocupes — espeta, suelto una pequeña risa y es por la razón de que extrañamente es el, el que ahora tienen un humor de amargado. — ¿de qué te ríes?
— de que parece que tenemos un cambio de roles — le digo y el trata de sonreír.
— lo siento — suelta. — No quise responderte así, pero necesitaba a alguien que me ayudara con esta estúpida resaca, por eso vine — comenta, siento un poco de lastima al verlo así, muy vulnerable y empiezo a extrañar sus estúpidos comentarios. — además vine porque quería disculparme contigo
— ¿de qué hablas? — frunzo el ceño, me imagino que habla de él pleito que tuvimos en la oficina el día de ayer.
— No somos niños beca, aunque yo lo aparento — trata de sonreír. — No debí acercarme así — dice acomodándose bien al sofá.
— Tranquilo, no hay ningún problema por eso — le sonrió, en realidad no tiene por qué preocuparse por esa situación, aunque comprendo muy bien su punto de vista.
— Es decir que puedo acercarme cuando quiera — vuelve su tono pervertido, ese comentario causó una pequeña carcajada.
— No exageres — medio río.
— ¿lista para tu cita? — sonríe, ¿estaba lista para mi cita?, no en realidad estoy muy nerviosa y no quiero encontrarme con otro William.
— Tal vez — le sonrió. — Estoy nerviosa — él sonríe por mi actitud.
— Cuando sea hora yo vendré por ti, seré tu chofer — comenta. — para ello tengo que ir a dormir y tratar que me baje esta resaca — se pone de pie y copio su acción.
— está bien señor Armitt — suena mi voz de ironía, el sale de mi casa y me deja completamente sola, decidí que lo mejor es ir a buscar el atuendo que me pondré en esta cita, me hace recordar mucho en años pasados cuando me arreglaba paran esto, pero esta vez era con ayuda de alguien, me refiero a que antes yo conseguía mis citas, que por cierto salieron mal, quiero saber qué tan acertadas son las decisiones de Thiago para que yo salga con este chico; estoy dándole mis últimos retoques a mi maquillaje básico y como último movimiento es verme al espejo, visto en estos momentos como en el trabajo, un pantalón formal negro, una blusa con eso te "V" color blanca y un saco morado, acompañando este atuendo con una Zapatos de tacón altos color negro, lo sé, hubiera preferido un vestido y claro que los uso, es decir a veces en el trabajo llevo mis vestidos formales cortos, ni tan cortos, pero por extraña razón escogí esto.