Es un restaurante muy bello y elegante, esa luz tenue que se presenta en el lugar es muy agradable al igual que la música que se escucha al fondo, el lugar estaba muy enfocado en la noche y el hecho de que tuviera en techo una simulación de estrellas y una luna hizo que me enamorara del el lugar.
El chico de la entrada me acompañaba debido a que él me llevaría a la mesa, es un lugar no tan grande.
— esta es su mesa señorita — no estábamos muy cerca de la mesa él únicamente me la señaló y me señaló la mesa en donde estaba un hombre de espaldas, esta se encontraba en medio de tres filas.
— Gracias — musitó, lo nervios son muy notorios y aún me decido si ir hacia la persona o regresar con chico que deje en una banca. — Buenas noches — saludo cordialmente.
El cuándo me ve se pone de pie y me sonríe de oreja a oreja, me ayuda para sentarme y le agradezco con una sonrisa, él regresa a su asiento.
— Mucho gusto soy Rebeca Moore y tengo 27 años — sonrío tímidamente, había perdido la memoria de cómo eran estas citas de incómodas.
— un placer, mi nombre es Robert Morelli y tengo 29 años — dice copiando mi acción. — Debo admitir que eres muy hermosa — dice repitiendo esa frase tan típica de un hombre.
— Muchas gracias — agradezco.
— quiero saber más de ti, ¿de que trabajas? — comenta acomodándose en su lugar.
— Trabajo en una de las empresas Armitt — comentó y al momento el agranda los ojos.
— es muy buena esa empresa he escuchado muy buena referencia, ¿es la que se encuentra por World Trade Center? — pregunta. — ¿cuál es tu puesto allí?
— Si exacto allí está, soy parte de la administración del lugar — le comentó con orgullo, en realidad está muy sorprendido y lo entiendo, antes de entrar a trabajar a la empresa me comentaron que era muy difícil poder optar por un trabajo allí que eran muy estrictos a la hora de reclutar empleados.
— vaya, sí que tienes un gran trabajo — sonríe, debo admitir que me agrada el hombre que tengo enfrente, no es estúpido o no ha empezado con bromas absurdas, ahora será mi turno de indagar a este chico.
— ¿tú a que te dedicas? — pregunto con curiosidad.
— Soy un nutriólogo — comenta con una sonrisa, esto es genial, jamás había salido con un doctor y eso me hace interesarme aún más.
— Es increíble — sonrío, es muy guapo aparte de todo, sus ojos son verdes azulados parecido a los míos, es de tez blanca y su cabello color castaño oscuro, y debo admitir que su barba hace verlo más varonil y más formal, hace marcar más sus facciones. Veo que tenemos un poco de parecido en cuanto a los ojos y en el cabello aunque el mío en un tono un poco más claro y mi tez es morena clara.
— eres muy interesante Rebeca y muy hermosa — me ve a los ojos, eso causa un poco de nerviosismo de mi parte, trato de no mantener ese contacto con sus ojos y volteo hacia el lado derecho, pero, algo llamo mi atención en la fila derecha, un persona con la carta de menús enfrente de él tratando de ocultar su rostro, pero créanme que no me hace falta averiguar quién es, porque ese reloj del lado izquierdo lo conozco muy bien.
— ¿sucede algo? — pregunta el chico que tengo enfrente.
— no pasa nada — comentó quitando la mirada de Thiago, trato de olvidar que ese estúpido está allí para espiarme y me enfoco en mi cita, el camarero se acerca hacia nosotros y está listo para escuchar nuestra orden.
— me gustaría un plato de Paella y una botella de vino — indica Robert.
— ¿y a la señorita? — dice el chico de la orden.
— Me gustaría pedir una lasaña, por favor — le comentó viendo el menú.
— ¿normal o grande? — he escuchado mucho eso que le dicen "ir cuando hay comida gratis", pues bueno el hecho de aprovecharse no me gusta, pero siempre hay que cambiar la opción cuando es gratis.
— Grande — le sonrió, el hace sus anotaciones y se retira del lugar.
— no crees que es mucho para ti — comenta mi cita, ¿qué es lo que está tratando de decirme?
— ¿disculpa? — pregunto con incredulidad. El camarero se acerca para dejar nuestros alimentos en la mesa, sin antes irse le susurramos un gracias.
— Sí, es decir, no es que estés gorda, pero la pasta en aumento es un poco pesado... — mi asombro se hace notar, trato de cerrar la boca que está se abrió por inercia debido a la sorpresa de lo que él estaba diciendo. — sabias que la pasta contiene 350 calorías que equivales a 100 gramos. — estoy fastidiada en estos momentos.
— No veo nada de malo — es lo único que comentó.
— ¡oh claro que sí, mujer!, ¡Te pondrás más gorda!, Y es mejor evitar todo eso, haciendo ejercicio, yo me mantengo en forma — acaso... El me acaba de llamar gorda, ¿me dijo gorda?, quiero estamparle mi puño contra su bello rostro y aventarle la lasaña directo a su bellísima vestimenta.