— ¿DONDE DIABLOS ESTA TU MALDITO TELÉFONO? — escucho a Lizzy gritar en cuanto se abren las puertas del elevador, visualizo del mismo modo a Thiago y a la señora Pops, veo que camina a paso rápido a mí.
— Se me descargo el teléfono, no grites — bufó, es estresante cada que se pone así.
— ¡cómo mierda no se te va a descargar, si tienes un dinosaurio de teléfono!, ¡esa mierda no sirve! — no sé porque se está comportando de era manera, no tengo 9 años para que me controle y que alerte a todo mundo aquí.
— ¡ya basta! ¡No tengo 9 años Lizzy! — me adelanto en caminar y la dejo con la palabra en la boca.
— ¿ahora tú te molestas? — dice exasperada. Ruedo los ojos por su pregunta, no entiendo en realidad que está pasando aquí, pero quiero irme a dormir.
— ¡claro que sí, no entiendo porque tú y él me estaban buscando! — Señaló a Thiago — ¡ahh y todavía buscas a la señora Pops! — farfulló, veo de reojo como las dos personas que están allí tratan de no sentirse incómodas con la situación.
— Estábamos preocupados — dice tratando de sonar tranquila. Suelto un suspiro viendo hacia arriba tratando de buscar una respuesta.
— estoy bien, salí, punto. — le digo de manera desapacible. — me encontré a Charlie, ¿lo recuerdas?
— ¿el nerd? — asiento con una sonrisa. — tienes que contarme. — le doy un abrazo y ella me lo regresa, no entiendo porque peleamos y es muy extraño que nos encuentren peleadas pero tenemos ese don de reconciliarnos tan rápido.
Empezamos a caminar lo poco que quedaba para llegar a mi apartamento ignorando completamente quienes estaban en el lugar.
— ¿beca? — llama mi atención el chico de ojos verdes. — tenemos que hablar.
Lizzy me observa y me dice con la mirada que vaya y que ella estará en mi apartamento, le entregó la llave y ella entra. En cuanto a la señora Pops seguía allí viendo detenidamente el espectáculo.
— Estoy bien señora Pops, ya puede ir a descansar — le lanzó una sonrisa haciéndola reaccionar.
— Me alegro que estés bien, avisa antes — me sonríe de vuelta. — buenas noches.
— Buenas noches — decimos al unísono.
Ahora sí, me encuentro sola con el chico con el que he tenido más drama que el show de las Kardashians.
— ¿y bien? — digo rompiendo el hielo, me cruzo de brazos para tratar de ocultar los nervios.
Me toma del brazo y veo como abre su apartamento entrando en un abrir y cerrar de ojos de repente siento como sus brazos me acorralan en la puerta haciendo que me alarma por su reacción, siento su respiración pesada en mi rostro, veo sus ojos con dificultad pero gracias a la tenue luz de la luna puedo ver la intensidad que tiene en ellos.
— Thiago... — advierto.
— no tienes idea como me dejaste ayer..., y puedo cobrármelas si yo quiero... — veo como se acerca a mi rostro y roza nuestras narices lentamente. Trató de controlar mi respiración, los nervios que causa este hombre en mí en estos momentos es un cambio muy abrupto, acabo de sentir felicidad y ahora siento una explosión de emociones, ¡qué demonios es esto!
— No estés jugando conmigo, Armitt — digo tratando de sonar lo más estable posible ante la situación. Me gustaría saber qué es lo que se cruza por su mente en estos momentos
— Suenas como si fueras mi jefa... — suelta una risa ronca proveniente de su garganta. — Pero no lo eres Rebeca... — veo como se dibuja una sonrisa torcida en su rostro. — el que debe darte órdenes soy yo..., ¿No? , por algo soy tu jefe — susurra en mi oreja, no me pude percatar que ya se había acercado aún más. Estoy muy estática ante su acercamiento, siento que, es muy aparte que yo lo hubiera hecho con unas copas de más, ¿pero él?
— Ya basta, Thiago — digo colocando mi mano en su pecho para poder detenerlo y alejarlo, de repente siento una humedad en el lóbulo de mi oreja, ¡no puede ser!
— Jugaste con fuego... — vuelve a susurrar y a devorar mi oreja derecha; mi respiración se vuelve más acelerada, la falta de pensar con claridad se está haciendo presente y no puedo llegar a una solución cuando tu jefe está besándote en el cuello. — Alégrate que no hay público... — ladeo mi cabeza intencionalmente para que tenga aún más espacio y poder seguir sintiendo sus labios pegados en mi cuello. Siento una de sus manos en mi cintura y cada movimiento que hace en ella. Logró morder mi labio inferior tratando de evitar que un gemido salga y no dejarle al descubierto lo que hace en mí, es increíble el placer que siento al tener a este hombre besándome...
— pero venimos hablar..., tranquila que no haría algo que no quisieras, aunque siento que si lo deseas — dice viéndome directamente a los ojos con una sonrisa traviesa, se aleja un poco y me deja completamente excitada con la situación.
— ¡vete al diablo! — tomo el pomo de la puerta pero antes de abrirla completamente, en la cierra de golpe.