Siento la brisa del viento chocar con mi rostro despeinando uno que otro mechón de mi cabello, la tranquilidad es hermosa en este lugar es una lástima que se vaya a estropear ahora.
— ¡hijo mío! — exclama mi tía con una sonrisa para darle un beso tronador en la mejilla de Declan.
— ¿cómo estás, madre? — le sonríe.
— Muy bien hijo — dice mi tía sonriendo, sin duda alguna muy emocionada de verlo, veo cómo se encamina hacia su nuera y su nieta para poder saludarlas.
Me encamino a saludar a mi cuñada y a la pequeña Clere para luego hacerlo mi novio, finalizando con acercarme a mi primo para saludarlo como adultos.
— ¡Vaya Rebeca, parece que dejaste el trabajo en Nueva York! — dice con un tono burlón refiriéndose a mi vestimenta, es obvio, soy la única que vistió formal. — ¡olvídalo primita, ya lo traes aquí! — ve fijamente a Thiago que está un lado mío soltando una carcajada pero lo que me sorprende es escuchar pequeñas risas por parte de mi "novio", lo veo con desaprobación y rápidamente detiene su risa.
— Declan — regaña mi tía.
— por favor madre, es un gran chiste, hasta Thiago lo sabe — dice tratando de controlar su risa, suelto un suspiro de molestia y trato de tranquilizarme he ignorar completamente lo que ha dicho.
— Admiro mucho tu esfuerzo — siento un escalofrío al sentir su aliento chocar con mi oído.
— tu cállate y trato de hacerlo..., por mi tía — digo en un susurro y veo como aparece una sonrisa en el rostro de mi novio.
— lo siento debo admitir que estuvo muy bueno el chiste — vuelvo a fulminarlo nuevamente con la mirada — tranquila..., yo estoy contigo — siento sus brazos alrededor de mí, estaba un poco molesta por reírse pero no dudé en envolver mis brazos y hundir este bello abrazo.
— ¿díganme quieren jugar un rato, antes de empezar a comer? — sugiere Declan, al fin algo positivo dice de su boca.
— No es mala idea, al fin dices algo positivo — sonrío con ironía y el de inmediato me ve con desaprobación.
Sin más que hablar decidimos hacer un pequeño partido de futbol, decidimos que seriamos cuatro contra cuatro, seríamos Declan, Josh, Thiago y Elliot conformando el equipo de los "hombres peludos", mientras en el otro equipo estaríamos mi tía, Vanessa, Jonathan y yo conformando al equipo "los súper poderosos", a petición de Jonathan, la pequeña Clare estará con su mamá en la portería y en el otro equipo estará Josh.
Así es como arranca el partido del año para la familia, trato de trotar y no correr debido al atuendo que cargo puesto y no arruinarlo, le robó victoriosamente la pelota a Declan corriendo esta vez a toda velocidad hacia la portería, siento una mano rodear mi cintura atrayéndome aún más sintiendo ese aroma sin necesidad de adivinar de quién se trataba.
— Me llevaré la pelota, cariño — musita haciendo lo que acaba de afirmar, Thiago acaba de robarme la pelota haciendo lo mejor que puede hacer, intimidarme.
— Imbécil — susurro con una sonrisa.
Pero gloriosamente Jonathan le logra quitar la pelota a Thiago, gracias a lo pésimo que juega el futbol, pasándomela de nuevo y gracias a lo sola que estaba en nuestra pequeña cancha, corro esta vez un poco para poder anotar exitosamente, aunque mi tío haya hecho como que no la vio, pero al fin y al cabo anote. Escucho los gritos de felicidad de mi tía, Jonathan y Vanessa mientras que del otro lado escucho como Declan enojado le dicen unas que otras cosas a Josh.
— ¡Declan puedes calmarte por el amor de Dios! — grito molesta por la situación, maldición solo es un juego.
— ¡no te metas, Rebeca! — se acerca bruscamente hacia mí, rápidamente Thiago se acerca a mi lado al igual que Vanessa corre para tratar de tranquilizar a su esposo, mientras que mi tía exclama el nombre de mi primo muy preocupada.
— ¡me meto porque estás actuando como un completo imbécil! — digo exasperada veo como su respiración se vuelve más intensa y más rápida provocando que su pecho se infle con intensidad debido a la ira que se apodera de él, de repente veo como alza su mano al cielo apuntó de querer golpearme, me tenso al ver la situación en la que estoy pero no dejo mostrar ningún acto de debilidad y demostrando total enfrentamiento a lo que pueda venir, Thiago actúa rápidamente y se coloca enfrente mío evitando así una catástrofe.
— ¡DECLAN!, cariño — grita mi tía nuevamente muy preocupada y asustada por la situación de inmediato el baja la mano tratando de controlarse, tomo la mano de Thiago y lo jaló aún lado mío.
— ¡qué te valga una mierda!, ¡eres igual que tu madre!, ¡SON UNAS MALDITAS ENTROMETIDAS! — sin pensarlo dos veces y sin piedad alguna llevo mi mano con fuerza directo a su mejilla escuchando un fuerte estruendo unido junto un jadeo de sorpresa de mi tía.
Siento unas cálidas manos en mis brazos haciendo pequeñas caricias sintiendo la tranquilidad que él me trasmite, pero esta vez es inútil, pero su presencia me hace ser más fuerte al sentir su apoyo hacia mí.