Me encuentro hablando con Thiago acerca de los planes que haremos en esta convención de empresarios, la idea es que él hable con algunos de los más poderosos de Londres mientras que yo me encargo de otros, es un plan muy ingenioso y podremos brindarle un gran apoyo a la empresa.
— ¿entramos? — asiento ante su pregunta y vemos el salón respeto de personas muy elegante, hombre muy importantes con su respectiva esposa o novia.
— Thiago Armitt, ¿cómo estás? — se acerca un hombre no mayor de los 43 años de la mano con su bella esposa.
— ¿cómo esta, señor Pointer? — responde con una bella sonrisa.
— muy bien, te presento a mi hermosa esposa Karla Pointer. — la mujer de ojos miel le sonríe y le extiende saludándolo, repitiendo el saludo hacia mi dirección.
— es un placer conocerla, les presento a mi bella novia, Rebeca Moore — les extiendo mi mano y les regalo una sonrisa. — además de eso es nuestra administradora. — me mira con una sonrisa de orgullo.
— Es un placer conocerla y saber qué hace muy feliz a este hombre de aquí — bromea, suelto una pequeña risita.
— créame que es lo que más me importa en esta vida, hacerlo muy feliz — musitó, viendo a Thiago con ternura mientras él me sonríe, el celular de Thiago empieza a sonar.
— Disculpen — se aleja un poco para contestar la llamada.
— ¿cuánto llevan de estar junto? — pregunta el señor Pointer.
— Llevamos ya dos meses de estar juntos, fuimos amigos al principio — sonrió — ya saben "amigos" — hago comillas con mis dedos, ellos ríen sabiendo a lo que me refiero con que éramos amigos.
— Nos disculpan unos minutos — pide los Pointer con una sonrisa amable asienten sin ningún problema, siento la mano de Thiago tomarme por el ante brazo alejándome un poco de ellos. — sucedió algo. — pronuncia muy preocupado, el miedo se está apoderando de mi aún si entender que es lo que está pasando.
— ¿qué ocurre? — musitó frunciendo el ceño, al ver como su rostro refleja temor y desesperación.
— El avión de la señora Pops está desaparecido — contesta débilmente, la desesperación se apodera de mi cuerpo, mi cuerpo empieza a temblar sintiendo como me a balanceo por un lado, gracias a Thiago no hubo una caída mayor.
— ¿qué? — digo con dificultad. — No, no, no me digas esto — mis ojos empiezan a llenarse de lágrimas. — la señora Pops no. — empiezo a sollozar y siento los brazos de Thiago envolverme con un cálido y fuerte abrazo.
— cálmate, amor. — susurra dejando un beso en mi cabeza.
Me levanto de golpe desde el hombro de Thiago con cierta agitación en mi reparación noto que mis mejillas esta humedad, el de inmediato me lana una mirada llena de preocupación al ver que me he levantado de esa manera y deja su libro aún lado.
— ¿estás bien? — musita, no puedo hablar, los nervios no me están dejando y no puedo controlar mi respiración. — cálmate, beca. — lleva una de sus manos hacia mi mejilla derecha dejando leves caricias con la intención de tranquilizarme. — Háblame Rebeca, dime algo — su voz está llena de preocupación y desesperación al no obtener respuesta por parte mía.
— Tuve una pesadilla — digo entre balbuceos.
Es allí cuando el piloto habla por los ínter comunicadores pidiendo por favor abrochar los cinturones porque estaremos a punto de aterrizar de inmediato hago caso a su petición y abrocho mi cinturón.
— ¿qué ocurrió?, ¿dime qué soñaste? — su tono de voz es un poco autoritaria pero a la vez su preocupación es muy notoria.
— soñé que el avión de la señora Pops..., — suelto un suspiro muy profundo — había desaparecido... — me mira con asombro al escuchar eso y sin permiso alguno con ayuda de sus manos me lleva en dirección a su pecho para poder abrazarme.
Por otro lado no puedo creer que haya soñado que Thiago y yo éramos pareja, de donde me sale tanta idea estúpida en mi cabeza para soñar semejante idiotez. Me acomodo a su lado sin tener la voluntad propia de sepárame de él, hasta que el avión aterrizó.
Luego de salir del avión fuimos en busca de nuestras maletas y gracias a la emoción que estoy sintiendo por estar en este lugar hace que me olvide por completo de la mala pesadilla que tuve, la emoción y la adrenalina se están haciendo presentes y mi emoción de conocer este lugar es increíble.
Al darnos cuenta de las maletas, tomamos rápidamente de ella y caminamos directo hacia la salida.
— estará un conductor del hotel con uña cartel con mi apellido — anuncia el chico que tengo al lado.
Siento el frío intenso chocar me mi rostro, es de noche y la temperatura es muy baja, no está lloviendo como en Nueva York y eso es genial, lo primero que hacemos es buscar con al mirada al hombre que dice Thiago, hasta que lo logró visualizar en la parte de atrás.