Después de desayunar con Alex y no darle absolutamente ninguna explicación acerca de mi comportamiento, estoy sola en mi habitación sentada en esta cama tan enorme, aún no puedo distraer mis pensamientos sobre lo que está pasando, ¡vamos!, quien estaría tranquila después de enterarse de que el orgullo y la necedad son enemigos grandes de las chicas. Todo está dándome vueltas, estoy empezando a sentir pequeñas punzadas fuertes por detrás de mi cabeza, apenas puedo moverme porque eso provocaría sierra presión en ella.
— mierda, necesito una pastilla — musitó para mí misma.
¿Dónde conseguiré la pastilla?, llamaré a servicio al cuarto, espero me ayuden con eso, tomo el teléfono color beige que se encuentra en una de las mesas de noche y marco rápidamente a servicio.
— servicio, gusto en saludarlo, ¿necesita algo? — escucho una dulce voz.
— hola, sí, necesito una ibuprofeno o algo para quitar el dolor de cabeza — musitó, hago una pequeña mueca debido al dolor.
— no hay problema, ¿número de habitación? — pregunta cordial.
— Habitación R11, gracias — cuelgo la llamada.
Me recuesto un momento en la cama esperando que el dolor se apacigüe un poco, es algo que me suele pasar siempre y cuando hay algo martirizándome, en este caso es obvio, no puedo estar tranquila luego de la culpabilidad que hay en mis hombros. Escucho pequeños golpes desde la puerta y con cierta dificultad me pongo de pie y me dirijo hacia ella.
— servicio al cuarto — escucho detrás de la puerta, tiro de ella y veo a un joven vestido de una manera formal, lleva en sus manos un vaso con una jarra llena de agua de lado de la jarra se encuentra una tira de pastillas.
— Muchas gracias — llevo una de mis manos hacia mi cabeza.
Le abro espacio para que pueda dejar las cosas en la pequeña mesa que decora la pequeña sala de estar, toma su bandeja y con una sonrisa llena de cortesía se despide, sin antes recibir un nuevo gracias por parte mía. No pienso tanto y llevo una de las pastillas a mi boca ayudándome con el vaso de agua.
Camino directo hacia mi cama y me recuesto, lo mejor será tomar una siesta ello me ayudara con el proceso de sanación para mí aturdida y preocupada cabeza.
Logró abrir mis ojos con cierta dificultad, veo la habitación en completa oscuridad con la luz tenue de la luna desde la ventana, enciendo la lámpara que se encuentra en una de las mesitas blancas. Estoy sorprendida por lo tanto que dormí, estoy feliz de ya no sentir ese dolor tan molesto en mi cabeza pero ahora lo que está molestándome es mi estómago, no he almorzado es normal que despierte de esta manera. Lo mejor será bajar y comer algo leve en el restaurante, rápidamente me coloco mis zapatos y camino hacia la puerta sin antes tomar mi llave y meterla en mi pequeña bolsa en donde tengo dinero y mis identificaciones.
No tardó más de dos minutos en llegar al restaurante, para llevarme la terrible sorpresa de ver a Thiago junto a la inversionista Lourde Lambert tan sonrientes, están lo suficientemente lejos de la entrada para no darse cuenta de mi presencia. Pareciera como si mi cuerpo se hubiera paralizado al verlos cenar con tanta alegría, no puedo llegar a sentarme allí, no me sentiría cómoda en esa situación, me giro con cierta lentitud y salgo de ese lugar, lo mejor será pedir algo y comer la cena en la habitación, es algo que no acostumbro hacer, pero haré una excepción. Justo en el momento que entro a mi habitación tomo el teléfono para marcar a servicio al cuarto y pedir la cena del día, a los minutos llegan con mi comida y a pesar que el apetito no es tan grande no estoy dispuesta a desperdiciar la comida.
La soledad es una de las cosas a las cuales le he tenido miedo, se lo mucho que le he dicho a mi madre que jamás me casaré, pero esta vez, esa soledad es tan fuerte, triste y depresiva que lo único que puedo hacer es ahogarme en un vaso de agua y repetirme lo estúpida que fui al alejar a la persona que necesito en mi vida; es difícil no pensar en las sonrisas que esos dos se compartían, no puedo asegurar nada, pero tampoco puedo bajar la guardia, es increíble que esto esté pasando, el chico que hace unos meses se presentó ante mi puerta con una toalla puesta en su cintura pidiendo ayuda con el calentador resultó ser el chico que iba a cambiarme en tantos aspectos, el mundo no gira a mí al rededor y no puedo impedir que ciertas cosas ocurran y esta fue una de ellas, esto no está planeado para mi futuro y ¿qué es lo que quiero ahora?, lo quiero a él, quiero que el siga desordenando mi vida tal como lo ha hecho hasta ahora.
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Esta mañana vuelvo a sentir el mismo vacío que tuve la noche anterior, la vulnerabilidad y la desesperación por descubrir que me depara el futuro es abrumador y matador, el taladro del futuro golpea mis pensamiento a cada ciertas horas y estoy empezando a creer que estoy volviéndome loca, por otro lado, esta noche es la segunda reunión y no tengo idea si iré, no veo la necesidad de mi presencia, no siento que sea importante, aunque en este punto me pregunto si el señor Armitt hizo esto únicamente para atraer la atención del lugar como una especie de carnada para los peces que quieran unirse a la pecera, me siento como un anzuelo en estos momentos, no me quejo, he conocido a Alex el cual se me ha hecho una muy buena persona a parte de lo sexy y caballeroso que es, pero vamos, no quiero ser la causante de que los ratones pesquen el queso, se supone que es el prestigio de la empresa que provoca impresión en las personas y no las que trabajan dentro de ella, quiero seguir pensando que soy muy buena para los negocios.